En cada torneo, los tenistas están obligados a adaptarse a dos cosas básicas para poder jugar bien: la pista y las pelotas. La pista mide siempre lo mismo, 23.77 m de largo por 8.23 m de ancho (traslación métrica del sistema británico), pero las pelotas... Son un tema a tener más en cuenta de lo que parece a primera vista.

Antes de pasar a las bolas, volvamos a la pista para hablar de la superficie sobre la que se juega, que ya es otra cosa. Antes se dividían en lentas y rápidas, desde la tierra batida de este Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó al puro cemento neoyorkino, pasando por la sesgada hierba de Wimbledon. Con el tiempo, las pistas rápidas han admitido todo tipo de mezclas -para hacerlas más o menos lentas-, mientras que el polvo de arcilla y la yerba apenas admiten modificaciones, más allá de su propia naturaleza.

¿Y las pelotas, qué pintan en todo esto? Más de lo que pudiera creerse, porque también tienen su manera de ser, y los tenistas están obligados a adaptarse a bolas diferentes.

Con permiso de la Federación Internacional de Tenis, cada torneo propone una marca de bola. Y no es cosa baladí, ya que varían las medidas, el peso (lo normal es 60 gramos), el pelaje y, sobre todo, las condiciones en las que son golpeadas por las raquetas. No es lo mismo jugar a 667 metros de altitud como en Madrid que casi a nivel de mar, como aquí en Barcelona. Así que los tenistas se ven obligados a entrenarse mucho con las 'nuevas' bolas antes de estrenarse en un torneo.

AMARILLAS Y PELUDAS

Desde que se descubrió que las bolas amarillas se veían mejor, tanto en la pista como por televisión, ya no hay torneo en el que se juegue con las tradicionales bolas blancas, que acababan tornándose marrones conforme se rebozaban en la tierra. Así que amarillas, y cuanto más peludas -para que no pierdan su consistencia dentro del bote, y cuando boten- mejor.

¿Cuántas bolas se utilizan en un torneo de tenis? Depende. En un Grand Slam (sólo hay cuatro) se juegan cuadro masculino y femenino durante dos semanas. Total: 48.000 pelotas. En un Masters 1000 (hay nueve al año) se juega una semana y se gastan 20.000 pelotas. Por último, en un ATP 500, como es el caso del Godó que nos ocupa (una semana de juego, pero sólo hombres), el número de pelotas es de 8.000, bola arriba, bola abajo.

En cuanto a las marcas, es como con las raquetas. En los cuatro Grand Slam se usan tres diferentes: en los Open de Australia y USA, ambos de pista rápida, el modelo es la norteamericana Wilson. En la tierra parisina de Roland Garros se juega con la francesa Babolat, mientras que sobre la hierba de Wimbledon se pelotea con la británica Slazenger.

En los nueve torneos Masters 1000 y en muchos de los ATP 500 manda la también británica Dunlop, la misma firma que ha puesto las 8.000 pelotas que se van a utilizar hasta el domingo en Barcelona. ¿El precio? Un bote de 4 pelotas del modelo Performance Tour sale por unos 6 euros en cualquier tienda de deportes.

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