El sector turístico catalán da por perdido este año en Barcelona, dado el gran peso del turismo extranjero en la ciudad, mientras que los hoteleros de la costa esperan poder compensar una parte de lo perdido si la gente opta por el turismo de proximidad y la crisis del coronavirus acaba pronto.



El presidente de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur), Enrique Alcántara, ha afirmado con contundencia que "el año está turísticamente perdido para Barcelona" dada la gran dependencia que la ciudad tiene del turismo internacional.

APARTAMENTOS TURÍSTICOS

En declaraciones a EFE, Alcántara cree que lo más lógico sería que los apartamentos turísticos evolucionasen hacia un tipo de alojamiento de temporada. Las fuentes consultadas coinciden en que el turismo es el sector más perjudicado económicamente por esta crisis del coronavirus y también el que más tardará en recuperar la normalidad.



Según Alcántara, la ciudad podría empezar a recibir turistas a partir del verano, pero la actividad no se recuperará hasta febrero o marzo del año que viene. Opinión que también comparte el director general de Gremio de Hoteles de Barcelona, Manel Casals, que ha explicado a la agencia que hasta dentro de unos doce meses no volverá "cierta normalidad al sector".

DUDA QUE HAYA MOVIMIENTO

Aunque cree que los hoteles se podrían volver a abrir en julio o agosto, si todo va bien, duda que "haya mucho movimiento de gente" con lo que, si no sale rentable, muchos establecimientos no abrirán sus puertas.



Para Casals, más allá de lo que ocurra en España, en qué momento se termine el confinamiento y cuándo se pueda volver a hacer vida normal, habrá muchos países que tengan cerradas sus fronteras porque estarán pasando lo mismo que nosotros sufrimos ahora, el transporte aéreo estará muy restringido y la confianza en viajar puede quedar muy deteriorada.

NO COMPENSARÁ

Aunque Barcelona buscará atraer a turistas de proximidad, estos no compensarán ni mucho menos la falta de visitantes extranjeros, ya que "la competencia será muy grande" y no hay mercado para todos. Por ello, considera indispensable que se tomen medidas, como que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) se puedan seguir manteniendo por fuerza mayor 3 o 4 meses más, una moratoria en el pago de impuestos y créditos para que los establecimientos que lo necesitan puedan aguantar un tiempo sin clientes.



Otra de las esperanzas del sector es que, a partir de septiembre, se puedan empezar a celebrar los congresos y convenciones que se han aplazado estos últimos meses. No obstante, Casals advierte que al final "no dependerá tanto de nosotros como de que la gente pueda volar, las empresas tengan dinero para participar en estos eventos y los congresistas dispongan de la confianza necesaria para viajar". 

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