La pandemia, con todo lo que ha supuesto para el sector turístico, comienza a ofrecer algunos patrones o lecciones que los hoteleros asumen a marchas forzadas. En Barcelona se había dejado a un lado el turismo nacional, en gran medida por la dinámica del propio mercado. El hecho de ser una ciudad de referencia para el turismo internacional, con turistas de gran capacidad adquisitiva, había elevado el precio de las pernoctaciones en la capital catalana. En los últimos meses, y a falta de ese flujo procedente de Estados Unidos o de los países asiáticos –Japón, China y Corea del Sur—los hoteles han logrado una notable ocupación gracias al turismo nacional, con un descenso en los precios. Pero en los próximos meses, como apuntan fuentes del sector hotelero, esos precios podrían subir en Barcelona y en todas las grandes ciudades españolas, porque ese turismo nacional también ha adquirido “un nuevo hábito y otras referencias y es consciente de las diferencias entre los distintos establecimientos hoteleros”.

El sector hotelero en Barcelona hace previsiones que cambian constantemente, porque la realidad oscila a partir de las aperturas y restricciones de los distintos países por la pandemia. Para finales de año, se apuntaba que el 85% de los hoteles de la ciudad estarían abiertos. Ahora esa previsión se ha reducido al 75%, desde los datos de este mes de noviembre: el 67%. Y la ocupación ha sido “notable en septiembre, octubre y lo que se lleva del mes de noviembre”, se explica, gracias a ese turismo nacional que antes de la pandemia solo representaba el 15%, por el 85% de los turistas internacionales.

DIFERENCIAS NOTABLES DE PRECIOS

Es un turista que acude a la ciudad de Barcelona procedente de muchas comunidades autónomas. No hay un turista principalmente de Madrid o del País Vasco. “Es muy plural, procede de todos los puntos de España”, se insiste. Pero la facturación no es la misma. Se ha pasado de cobrar 280 euros por noche a unos 150 en hoteles de cinco estrellas, con distintas ofertas, además, para mantener una buena ocupación. Y la pregunta que surge en el sector es si ese fenómeno puede ser estructural. “Se verá a partir de primavera y de cómo el turista internacional vuelve a recuperar los vuelos intercontinentales”, se asegura, pero con la idea también de que el turista nacional podrá pagar más por los servicios de hoteles de calidad alta.

El Hotel Vela, en el barrio de la Barceloneta, uno de los hoteles con pérdida de pernoctaciones / CG

Se trata de cambios en los hábitos y en la forma de entender cómo se visita una ciudad que es, precisamente, la que quería el sector hotelero en Barcelona, que lleva años reclamando a las administraciones que fomente un turismo sostenible, lo que implica, en realidad, un turismo de mayor poder adquisitivo.

Los hoteleros de Barcelona son conscientes de una realidad que puede salvar el turismo a medio plazo y la viabilidad económica de todo el sector. Barcelona queda justo por debajo de la división de las grandes ciudades europeas e internacionales. Puede ser cara para el turista nacional –y por ello el porcentaje ha sido bajo en los últimos años, también porque al sector ya le iba muy bien con el turismo internacional—pero es asequible para el turista europeo, norteamericano y asiático, para el turista del norte de Europa que vive en capitales como Oslo, Estocolmo, Copenhague. Esa condición es la que debe mantener en los próximos años, según apuntan las fuentes del sector.

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