Cataluña registró en el pandémico 2020 casi 80.000 defunciones, un 23% más que el año anterior. La escalada se debe casi en su totalidad al brutal impacto del coronavirus, sobre todo entre los ancianos que estaban alojados en las residencias. Por otro lado, uno de los gremios directamente más beneficiados por el siniestro virus es el de las pompas fúnebres.
El mayor consorcio de su género en esta región con gran diferencia es Áltima, cuyos orígenes se remontan a cuatro siglos atrás. Su sede central se encuentra en Sant Boi de Llobregat (Barcelona). La compañía gestiona 37 tanatorios, entre ellos uno muy concurrido en la ronda de Dalt de Barcelona, además de los ubicados en L'Hospitalet de Llobregat, Cornellà de Llobregat, Terrassa y Sant Joan Despí, entre otros muchos.
La empresa también es propietaria de siete crematorios de cadáveres. Los más relevantes son los de l'Hospitalet, Viladecans, Sitges y Figueres.
INGRESOS RÉCORD
Áltima posee tres cementerios, situados en Vilanova i la Geltrú, Ripoll y Parc Roques Blanques, y se encarga de los servicios de mantenimiento, limpieza, inhumación y exhumación de sepulturas en otra quincena de camposantos catalanes.
Áltima vivió en 2020 el mejor ejercicio de su larga existencia. Todas sus magnitudes económicas subieron como la espuma y alcanzaron sumas récord en los anales de un grupo con 334 años de historia.
El giro se incrementó un 13% y alcanzó 57 millones de euros. Al margen del elevado número de fallecimientos también contribuyó a la progresión el importe de las abultadas tarifas que cobra por la prestación de sus servicios funerarios. De ello puede dar fe la multitud de familias que se han visto en el trance de abonar los elevados costes de un sepelio.
RESULTADOS EXUBERANTES
La ascensión de los beneficios brutos fue impresionante. Crecieron un 49% hasta los casi 9 millones de euros. En mayor proporción se dispararon las ganancias finales después de impuestos. Un meteórico 56%, de 2,5 a 3,9 millones de euros.
Los socios del grupo celebraron ese histórico éxito recaudatorio con el reparto de un jugoso dividendo de 3 millones de euros.
PROPIETARIOS
Áltima pertenece a tres sagas catalanas. Una es Ventura, que se dedica a la misma actividad desde nada menos que 1687. En esa lejana fecha el iniciador de la dinastía de enterradores abrió un modesto local en Hospitalet de Llobregat que a la sazón albergaba poco más de un millar de habitantes.
El segundo socio es el linaje Fenés, presente en el sector desde el siglo XIX. Su ámbito de actuaciones radicaba en la zona del bajo Llobregat. El último socio pertenece a la estirpe Viñas. Es la más reciente de las tres casas de sepultureros, pues entró en el negocio en 1990.
GESTORES
El consejo de administración de Áltima está formado por los tres grupos citados. Lo preside Josep Maria Fenés Vendrell. Son consejeros delegados su hermana María Victoria Fenés Vendrell, Nuria Ventura Ustrell más Jorge Viñas Costa. De vocales ejercen Josep Vendrell Ustrell, Nuria Ustrell Mestres, Joan Ventura Ustrell, Josep Fenés Rollán y Marta Viñas Costa.
LIQUIDEZ
El balance contable de Grupo Áltima goza de una robusta salud. Sus rúbricas son tan relevantes que le garantizan una larga vida. Así, el valor en libros de sus inmuebles, esto es, los tanatorios, los crematorios y los cementerios, rebasa los 100 millones de euros.
La entidad escritura unos fondos propios de casi 50 millones. La caja rebosa de efectivo contante y sonante, con 14 millones.