Costas a Colau: “No concibo una sociedad dinámica sin crecimiento económico”
El economista cree que se deben combinar los objetivos para preservar el medio ambiente con la eficacia empresarial en vísperas del IV Foro La Toja
10 septiembre, 2022 14:33Noticias relacionadas
La coyuntura económica exige medidas concretas por parte de los gobernantes, pero con el horizonte también del medio y del largo plazo. Y en ese contexto se debe abordar, también, el cambio climático y el alza del precio de las energías. Los expertos se debaten en las medidas que se deberían aplicar, con el objetivo de atajar la inflación, pero sin “destrozar la sociedad”. Y con ese cometido, el economista Antón Costas, miembro del comité organizador del IV Foro La Toja –que se celebrará del 29 de septiembre al 1 de octubre—considera que las teorías del decrecimiento económico que defiende la alcaldesa Ada Colau no son las más idóneas: “No concibo una sociedad dinámica sin crecimiento económico”, señala.
En la presentación del foro económico de La Toja, que impulsó el empresario hotelero Amancio López, --presidente de Hotusa--, Costas y Jordi Alberich, también miembro del comité organizador, han reflexionado sobre qué se puede hacer en el contexto europeo. “Hay que medir y calibrar bien, porque podría suceder que asistamos a una recesión económica que nos autoinfligimos, y la economía irá mal si hacemos las cosas mal, pero no como si fuera algo automático”, ha señalado.
En una entrevista en el programa Converses de la Cadena Cope, López, Costas y Alberich, con la presencia de Metrópoli, han analizado la situación económica. La tesis de la izquierda alternativa, la que representa Ada Colau y los comunes, se basa en la necesidad de decrecer, repartiendo la riqueza, con el convencimiento de que los nuevos retos mundiales obligarán a adquirir nuevos hábitos en la forma de vivir. Es la teoría del decrecimiento que defienden autores como Serge Latouche.
Para Antón Costas, en cambio, y también para Alberich, de lo que se trata es de combinar objetivos. “Está claro que el horizonte del máximo beneficio y de la eficacia empresarial no puede ser lo único que importe”, señala Alberich, pero sin olvidar “el crecimiento” para que esa riqueza se pueda mantener y repartir.
El economista se acoge a los postulados de San Agustín, cuando le pide a Dios que le conceda la castidad, “pero no ahora”. Aplicado a la economía, Costas cree que se debe combinar el respeto por el medio ambiente con las necesidades urgentes. Y en eso destaca cómo Alemania o Francia están recuperando ahora la producción de carbón o la energía nuclear para compensar el precio tan alto del gas, producto de la guerra en Ucrania, tras la declaración de guerra de Rusia.
En esa misma línea, Costas recrimina a los bancos centrales el aumento de los tipos de interés. “Se puede destrozar la economía y hay que saber cómo ponderar todos los instrumentos que se tienen al alcance para reducir la inflación sin poner el peligro el crecimiento”, asevera.
UN REFERENTE ECONÓMICO
Antón Costas pide “no caer en el fatalismo casi apocalíptico que se ha instalado en ciertas élites europeas después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia”. Para Costas, “no hay nada que lleve a pensar que las cosas han de ir mal”. Sin embargo, sí que señala la importancia de cuál sea la gestión: “Irá mal si lo hacemos mal”, ha insistido.
La IV edición del Foro La Toja-Vinculo Atlántico volverá a congregar, del 29 de septiembre al 1 de octubre, a decenas de mandatarios y exresponsables públicos autonómicos, españoles e internacionales para analizar el escenario geopolítico mundial abierto tras la invasión rusa de Ucrania y sus consecuencias. En su IV edición, abordará el nuevo panorama surgido con la guerra en Ucrania y sus efectos, entre ellos la autonomía y seguridad energéticas de Europa, así como la subida de la inflación.
El promotor del evento y presidente del grupo hotelero Hotusa, Amancio López, ha explicado que el Foro “ha conseguido consolidarse como un referente inexcusable de la conversación pública en España”. Además, sitúa a Galicia en el mapa político y económico internacional, porque “no todos los grandes eventos tienen que concentrarse en Madrid o Barcelona”.