Barcelona afronta un verano con grandes perspectivas turísticas. La capital catalana, cuyos hoteles han contado con más de un 75% de ocupación en los primeros cinco meses del año, se encuentra en los primeros compases de una temporada estival completamente libre de las restricciones de la pandemia, ya olvidada por la industria turística. Ahora el sector se frota las manos ante una llegada masiva de turistas internacionales, que aspira a alcanzar las cifras de 2019.
No obstante, lo que ha cambiado respecto a años anteriores son los impuestos que deberán abonar los turistas que deseen visitar Barcelona. La tasa ha aumentado y lo seguirá haciendo, aunque los afectados por las externalidades negativas del turismo siguen considerando insuficientes los impuestos que pagan los visitantes por quedarse en la ciudad. Sin embargo, Barcelona es una de las urbes pioneras en toda España en el cobro de tasas a turistas; un modelo de tributos que pocas ciudades del país aplican o incluso de Catalunya.
A MAYOR LUJO, MAYORES SON LOS IMPUESTOS
En función del alojamiento escogido, los turistas deberán pagar una mayor o menor cuantía por persona y noche que dista notablemente del impuesto a costear en el resto de municipios catalanes, ya que Barcelona cuenta con un recargo municipal aprobado a finales de 2021 que encarece la factura final de los viajeros.
Entre el pasado mes de abril y marzo del próximo año, los turistas que se alojan en la ciudad cuentan con un recargo impositivo de 2,75 euros que se añade a la tasa marcada por la Generalitat, que varía en función de la categoría y tipología del establecimiento. Aquellos que opten por un hotel de cinco estrellas o un camping de lujo, deben abonar 6,25 euros por noche en concepto de tributo turísticos, una cuantía que se reduce a 4,45 euros en caso de tratarse de un hospedaje con una estrella menos.
Quienes se alojen en pisos turísticos tienen que afrontar un pago diario de cinco euros, mientras que el resto de establecimientos conllevan una carga de 3,75 euros. En el caso de los cruceros, la tasa oscila entre 4,75 y 5,75 euros, en función de si la estancia es superior o inferior a las 12 horas.
El recargo municipal se refleja en una ordenanza fiscal aprobada por el gobierno barcelonés en diciembre de 2021, que ha supuesto un incremento progresivo de este concepto en los últimos años. Entre junio y marzo de 2021, el importe fue de 0,75 euros, una cuantía que ha crecido en un euro de forma anual. A partir de abril de 2024, la suma impuesta por el Ayuntamiento se establecerá en 3,25 euros.
PREVISIÓN PARA 2023
El total ingresado en el último año con el recargo alcanzó los 30 millones de euros. Con este aumento en el recargo municipal hasta los 2,75 euros, la recaudación prevista para 2023 se eleva cerca de los 52 millones de euros. Una parte se destina a promoción de turismo de calidad, pero la mayor parte se dedica a proyectos de ciudad que compensen las externalidades negativas del turismo en algunas zonas saturadas, o que propicien la descentralización.
Al recargo barcelonés se le debe sumar la parte del impuesto turístico ordinario que aplica la Generalitat y del que cada municipio se lleva una parte. En el caso de Barcelona es un 50%, de modo que serán otros 20 millones este 2023. En total, la llegada de turistas a la capital catalana insuflará 72 millones de euros a la capital catalana.
EVOLUCIÓN
Desde la entrada en vigor del recargo municipal en 2021, el precio de la tasa turística ha ido in crescendo año tras año. En el periodo de 2021 - 2022, el recargo se situaba a 0,75 euros. Por aquel entonces, aquellos que se alojaban en hoteles de lujo de cinco estrellas pagaban --contando el impuesto de la Generalitat-- 4,25 euros. Una cifra que se reducía a 2,45 si lo hacías en un hotel con una estrella menos. En 2021, salía más caro hospedarse en un piso turístico que en un hotel de 4 estrellas; los turistas pagaban 3 y 2,45 euros, respectivamente. Para el resto de establecimientos y cruceristas, los precios rondaban entre los 3,75 y los 1,75 euros.
Un año después, la tasa subió un euro; de 0,75 a 1,75. Con las nuevas tarifas, los visitantes pasaron a pagar de 4,25 a 5,25 euros en el caso de los hoteles de lujo, de 2,45 a 3,45 en hoteles de cuatro estrellas, de 3 a 4 euros en viviendas turísticas y de 1,75 a 2,75 en el resto de establecimientos para el turismo.
LA TASA A CRUCERISTAS SE DUPLICA
Desde abril de este año, dormir en hoteles, pensiones y pisos turísticos resulta un euro más caro que en 2022. El aumento en el recargo municipal, que pasa de 1,75 a 2,75 euros, afectará sobre todo a los pasajeros de cruceros, un sector muy castigado desde el gobierno municipal. En el caso de los cruceristas, la repercusión es aún mayor porque sea suma a otro incremento que agrega la Generalitat de tres euros. Los pasajeros de cruceros que hagan una escala de menos de 12 horas --por lo que no pernoctarán en la ciudad-- pagarán 5,75 euros, más del doble que en 2022, cuando pagaban 2,75 euros. Quienes recalen más de 12 horas pagarán algo menos (4,75 euros) porque se supone que hacen un turismo menos intensivo.
La tasa municipal llegará finalmente a 3,25 euros en 2024, dado que se aplica con implantación progresiva. El primer año fueron 0,75 euros, el segundo un euro más, y ahora otro más.
RESTO DE CATALUNYA
Las tarifas barcelonesas distan de las que se pagan en el resto de Catalunya. Desde el pasado mes de abril, alojarse en un cinco estrellas catalán conlleva el pago de 3 euros por noche, mientras que la cifra se rebaja a 1,20 euros en un hotel con una estrella menos.
Pernoctar en un piso turístico supone un tributo de un euro, una cuantía que se mantiene por encima de los 0,60 euros en el resto de establecimientos. Los cruceristas que realicen estancias superiores a las 12 horas abonan un importe de dos euros, cantidad que alcanza los tres euros si no se alcanza este tiempo.
En el caso de establecimientos que se encuentren en un centro recreativo turístico, áreas en que se admiten actividades de juego y apuestas, el impuesto para hoteles de cinco estrellas es de cinco euros, de 3,50 euros en hospedajes con una estrella menos, y de 2,50 euros para el resto de alojamientos. Esta tarifa se mantiene fija desde abril de 2017.