WeWork abandonará las oficinas de Cuatrecasas en la Diagonal de Barcelona

WeWork deshace sus primeras posiciones en España. El gigante de los coworkings, que se ha declarado en quiebra en Estados Unidos, abandonará próximamente su edificio más icónico de Barcelona: The Corner, ubicado en el número 444 de la avenida Diagonal, la antigua sede de Cuatrecasas.

El activo es propiedad de Emesa, el grupo inversor de Emilio Cuatrecasas. El inmueble está situado en una de las ubicaciones más privilegiadas de la ciudad: la confluencia entre Diagonal y paseo de Gràcia.

EN BUSCA DE UN NUEVO INQUILINO

La estrategia de WeWork es desprenderse de sus activos menos rentables, renegociar los alquileres con los propietarios y consolidar sus centros más lucrativos. En este caso, WeWork ha decidido prescindir de The Corner por la elevada renta que pagaba, según apuntan fuentes del sector a Metrópoli.

Según ha podido saber este medio, Cuatrecasas ya se encuentra en búsqueda de un nuevo inquilino en el edificio. El inmueble, que tiene 3.400 metros cuadrados y siete plantas, ha sido tanteado para ser usado como oficina o como local comercial.

ACTIVOS EN BARCELONA

Todo apunta a que esta sea la primera desinversión de WeWork en Barcelona y en España, pero no se descarta que sea la última. Los otros activos de la empresa en la zona prime de la ciudad condal se ubican en Diagonal 371, propiedad del grupo Alting y antigua sede del Banco Popular; y en el paseo de Gràcia número 17, posesión de la firma Hines.

Las otras ubicaciones del grupo están en el distrito 22@ de Poblenou, hogar de las startups y las grandes oficinas de coworking de la ciudad. WeWork se encuentra en el 194 de la calle Pallars, en un activo propiedad de Barcelonesa de Inmuebles; en el 121 de la calle Ciutat de Granada; del Grupo Castellví; y en la calle Tànger 86, de Catalana Occidente.

WEWORK, EN CRISIS

La crisis de WeWork, que llevaba ya años gestándose, ha explotado a comienzos de este noviembre, cuando el grupo se ha declarado en bancarrota. La compañía, que llegó a alcanzar un valor de casi 50.000 millones, ha apostado ahora por reestructurar su deuda y mantener su actividad, pese a sus innumerables pérdidas acumuladas.

La empresa aseguró en un comunicado difundido ante los medios que la quiebra de sus operaciones sólo afectaba a Estados Unidos y Canadá y que “esperaba que el resto de sus operaciones globales no se vieran afectadas”. Pese a ello, la reorganización de sus asentamientos ha terminado salpicando al mercado español.