Los vecinos de Poblenou cargan contra los 'expats': "El barrio está perdiendo su esencia"

En Barcelona viven unos 100.000 expats. No son turistas, aunque lo parecen. Tampoco encajan en el concepto clásico de inmigrantes. La mayoría provienen de Estados Unidos o del centro y norte de Europa, son empleados de grandes corporaciones internacionales instaladas en la ciudad y cobran sueldos muy superiores a los de los locales.

Uno de sus barrios favoritos a la hora de instalarse es Poblenou, donde su impacto ha sido masivo, y está cambiando el mercado inmobiliario y el tejido comercial de la zona. Metrópoli ha salido a la Rambla del Poblenou a preguntar a los vecinos del barrio qué opinan de este fenómeno.

"Se está perdiendo la esencia"

Diversos poblenovins coinciden en el mismo análisis: el auge del turismo y los expats está cambiando la fisonomía de Poblenlou. El que otrora fuera un barrio marinero ha perdido su esencia. "El cambio ha sido notorio y no para bien: los nuevos vecinos no tienen arraigada una sensación de pertenencia", señala un joven a este medio.

La masiva llegada de foráneos también está tensionando el mercado residencial. Los precios de alquiler y compra de pisos en el barrio se están adaptando a los sueldos extranjeros, mucho más altos que los de aquí. "Es inasumible y nos deja a los autóctonos fuera de nuestra ciudad", apuntan.

Un joven vecino de la zona señala a este digital que un barrio que era de gente "trabajadora, pesquera, de toda la vida" ha pasado a estar copado por el turismo de masas y los inversores extranjeros. "Los que somos de aquí tenemos cada vez más dificultades para vivir", detalla.

Auge de franquicias

Otra de las transformaciones que está provocando la llegada de expats son las variaciones en el tejido comercial. "Se va transformando y degradando hasta perder su esencia", subraya otro de los vecinos de la zona. 

Numerosas franquicias han arrinconado a los comercios más tradicionales en el Poblenou. Al pasear por la antaño obrera Rambla de Poblenou se observan los rótulos de colores chillones de compañías como Las Muns, Santagloria o 365, así como diversos locales de brunch y cafés de especialidad.

Luces y sombras

Por otro lado, también hay quien defiende el fenómeno expat. "Estoy a favor de la meritocracia, y si yo me voy a otro país me gustaría tener la oportunidad de poder vivir en él e integrarme en su cultura", sostiene un joven trabajador del barrio.