Manresa en una imagen de archivo
Abel, de un alquiler en el centro de Barcelona a ser propietario en un pueblo cerca de Manresa: "Todo son ventajas"
El afectado y Macarena, una joven que también vivía en la capital catalana, decidieron empezar de cero en otros municipios en busca de precios más económicos y tranquilidad
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Ahogados por los precios del alquiler, la inseguridad y la masificación, muchos jóvenes que viven en Barcelona han abandonado la ciudad en busca de una mejor calidad de vida. Todo ello, sin perder su trabajo.
La fórmula que han encontrado para asegurar su única fuente de ingresos es a través de un traslado o pedir el teletrabajo.
Subida del alquiler
Macarena, una joven canaria de 26 años que vino a Barcelona en 2021 por trabajo, se ha pedido este año un traslado a Sabadell. “Me pasó de todo… El alquiler no paraba de subirme, la luz está carísima y estaba harta de tanta gente. Elegí esta ciudad para huir de un zulo carísimo en Barcelona", cuenta..
La joven vivió hasta marzo cerca del centro comercial Maremagnum, en el Barri Gòtic, y explica que le aumentaron el alquiler 125 euros por un piso que no lo valía. “Las ventanas daban a la casa de mi vecino, por lo que tampoco podía tenerlas abiertas”, añade.
En el edificio había incluso apartamentos turísticos ilegales y se sentía muy insegura tanto de día como de noche.
Calle del Gòtic de Barcelona
Más tranquilidad en las afueras
Hace ya casi seis meses que ha dejado Barcelona y la joven ha notado un gran cambio. En la actualidad, vive en una urbanización residencial de Sabadell y, aunque paga 100 euros más, la luz y el agua son más baratas y tiene piscina.
Además, los vecinos también son “muy simpáticos” y toda la inseguridad que sentía en la capital catalana la ha sustituido por la tranquilidad de las afueras.
Comprarse un piso
El caso de Abel, aunque diferente, comparte muchas de las opiniones de Macarena. Hace un par de años, harto del bullicio de Barcelona y sus elevados precios, se compró un piso en un pueblo cerca de Manresa.
El joven vivía independizado desde los 22 años en el Eixample y, con los años, ha visto cómo la vida en la ciudad se volvía más cara y masificada. “Sobre todo en verano, era un agobio. Había muchísima gente y fiestas por las noches…”, explica.
Turistas abandonando un piso
Teletrabajo desde Manresa
“Justo finalizó mi contrato con la empresa en la que trabajaba y sabía que no quería estar toda la vida de alquiler”, recuerda.
Fue entonces cuando Abel encontró un puesto en Barcelona en el que le permitían teletrabajar y no se lo pensó dos veces: era el momento de marcharse.
Tras mirar unas tres o cuatro opciones, el joven aprovechó la oportunidad y se hipotecó. Ahora, "todo son ventajas".
Vista de Manresa, en el Bages
“Todo es más barato. La hipoteca me sale mejor que lo que pagaba de alquiler, y la alimentación y los servicios también son más económicos”, afirma.
Además, destaca que la gente del pueblo “son como familia” y que la seguridad que siente no tiene nada que ver con la de Barcelona: “Puedes pasear por las 03:00 o las 04:00 horas de la maraña y no pasa nada”.
Cerca y lejos de Barcelona
Macarena y Abel han encontrado la manera de seguir conectados con Barcelona, pero con una calidad de vida mucho más alta que la que tenían en la capital catalana.
“Al final, tardo 45 minutos en llegar de Manresa a Barcelona, casi lo mismo que tardaba en ir del Eixample a Horta para ver a mis amigos…”, ironiza Abel.