Joan Itxaso: “Colau da la espalda a los vecinos de la Sagrada Família”
El portavoz de la asociación de vecinos critica que la alcaldesa prioriza los intereses del templo
16 abril, 2020 00:00Noticias relacionadas
La caída del turismo tendrá un impacto muy directo en algunos barrios de Barcelona. Joan Itxaso, portavoz y responsable de urbanismo, movilidad y medioambiente de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Família, pide una reformulación tras la crisis del coronavirus y espera ayudas del Ayuntamiento para rescatar al comercio local. En una entrevista telefónica con Metrópoli Abierta, Itxaso critica que Ada Colau da la espalda a los vecinos y prioriza los intereses de la Sagrada Família en su litigio por construir una escalinata en la calle Mallorca que comportaría el desalojo de 1.000 viviendas.
¿Recluido?
Muy recluido. Soy una persona de riesgo, con sintomatologías anteriores. Hace 20 años estuve 37 días en coma por culpa de una bacteria. En el Clínic me salvaron la vida, pero la recuperación fue dura y prefiero ser muy precavido. De momento, sigo encerrado en mi casa.
¿Qué impacto tendrá la crisis del coronavirus en Barcelona?
El coronavirus tendrá consecuencias muy negativas para sectores importantes de Barcelona. Seguro que cambiará el enfoque de la actividad condicionada al turismo de masas. El turismo podría tardar hasta cinco años en recuperar los niveles de los últimos años. Estamos ante una crisis mundial con muchas incertidumbres por resolver que también condicionará el precio de la vivienda. Los barrios están muy tensionados y el precio del alquiler se tendría que revisar.
¿Barcelona tendrá que reformular su modelo turístico?
Totalmente. Barcelona tendrá que cambiar el chip. Ahora es el momento de apostar por un modelo más sostenible, por un turismo cultural, familiar y menos masificado que el de los últimos años. Barcelona debe repensar qué turismo quiere y decidir entre cantidad y calidad. La ciudad también debería meditar sobre el futuro del comercio. Esta crisis debería potenciar el comercio local, de proximidad, en detrimento de las franquicias y las grandes cadenas. Otro sector que lo pasará mal es la restauración.
La Asociación de Vecinos de la Sagrada Família se ha mostrado muy crítica con el Ayuntamiento de Barcelona respecto al futuro del templo de Gaudí.
Sí. Nosotros teníamos mucha confianza en este Ayuntamiento, pero ahora recelamos del gobierno municipal. No ha hecho nada de lo que dijo en la Sagrada Família. Al contrario. Colau da la espalda a los vecinos y se ha dedicado a negociar con el templo.
¿Qué valoración hace de la reunión que se celebró el 5 de marzo para decidir el futuro de la escalinata de la Sagrada Família?
Fue una reunión de buenas intenciones en la que participaron, entre otros, el Ayuntamiento, representantes del templo, la Asociación de Vecinos de la Sagrada Família, la Asociación de Afectados por la Construcción de la Sagrada Família, la FAVB, el Col.legi d’Arquitectes, SOS Monuments y Càtedra Gaudí. En estos momentos somos muy escépticos por nuestra experiencia con el mandato de los comunes. Veo difícil que alcancemos un acuerdo a finales de 2020 como quiere el Ayuntamiento.
¿Por qué?
El Ayuntamiento, en los últimos años, ha aceptado todas las peticiones del templo, empezando por la famosa escalinata. Tampoco estamos de acuerdo que se amplíe la calificación de equipamiento en la calle Provença para que se pueda construir la capilla de la Assumpta. Y, finalmente, no queremos un acabado faraónico. No somos anti-Sagrada Familia, pero queremos que se respeten los límites actuales. La junta del templo asegura que sus demandas responden al legado de Gaudí y eso es mentira.
¿La escalinata que reivindica el templo no forma parte del legado de Gaudí?
No. La escalinata no estaba contemplada en los planes de Gaudí, pero ya sabemos que una mentira repetida 1.000 veces parece una vedad.
¿Es factible un acuerdo con las posturas tan distantes entre los vecinos y los representantes del templo?
Podemos llegar a un acuerdo en función de las dimensiones de la escalinata, siempre que se priorice el derecho a la vivienda de las 1.000 familias afectadas. El problema se focaliza en un edificio de Núñez y Navarro de la calle Mallorca. El permiso de obra se paralizó en 1975 cuando el Ayuntamiento de Barcelona aceptó la reclamación del templo y solicitó un informe al Ministerio de Educación y Ciencia. Su resolución fue favorable a los intereses de Núñez y Navarro. Las obras finalizarán en 2026 y, entonces, la junta constructora habrá terminado su misión. Los responsables del templo tendrían que replantearse su modelo de gestión y su influencia en el barrio. Es decir, su impacto en la vivienda, los comercios y la movilidad.
¿Por qué se siente decepcionado por la gestión de Colau?
Porque prioriza los intereses del templo en detrimento de los vecinos. En su mandato ha habido luces y sombras, y la vivienda sigue siendo un problema mal resuelto. Enquistado. En los últimos cinco años ha habido más voluntad que realidades. Se han cambiado algunas dinámicas, pero las cifras son malas. Se acordó, por ejemplo, que se harían viviendas en un solar del Ayuntamiento en la calle del Pare Antoni Maria Claret y todavía esperamos. También se aprobó una residencia en la calle Roselló. Y también nos ha decepcionado su gestión para unir el tranvía por la Diagonal y la lentitud de las obras de Glòries. Lo mejor que ha hecho en el barrio son dos centros de educación, aunque uno de ellos construido con barracones.
¿Cuáles deberían ser las prioridades de las distintas administraciones, y en especial del Ayuntamiento, tras la crisis del coronavirus?
Las administraciones tendrán que endeudarse para evitar el colapso de muchos sectores. Las prioridades deben centrarse en la vivienda, en rescatar al comercio y en mejorar la asistencia sanitaria. Está claro que los presupuestos tendrán que revisarse y adaptarse a la nueva realidad.
En 2018, solo el 7,9% de los barceloneses decía que pertenecía a una asociación de vecinos. ¿La crisis del coronavirus puede debilitar aún más los movimientos vecinales?
Espero que no. Debería ser al contrario. Una cosa que nos ha enseñado el coronavirus es a ser solidarios. El asociacionismo se tiene que potencial en Barcelona porque vivimos en una sociedad muy débil y desprotegida, por ejemplo, en temas sanitarios. Tuvimos avisos con el SIDA y la malaria, pero no aprendimos la lección.