Bajo el suelo de la calle de València de Barcelona, a unos 10 metros de profundidad, el paso de cada coche, autobús y camión provoca un fuerte "boom" gradual en función del tamaño vehículo. El sonido baja por la escalera de hierro y retumba por todo el refugio antiaéreo, de más de 100 metros de longitud. Uno puede, con mucha cautela, imaginar una pequeñísima parte de lo que sintieron y escucharon centenares de barceloneses amontonados en esta galería durante la Guerra Civil (1936-1939).
El Refugio 95, de tipo galería, es un pasillo de 2,50 metros de alto y 2,30 de ancho. Es un espacio arenoso, pero diáfano, sin demasiada suciedad. Pequeños escombros de piedras y una montaña de arena se interponen en el camino. El pasado miércoles, 20 de octubre, un equipo de Metrópoli visitó el refugio acompañado de la Unidad de Subsuelo y Protección Ambiental.
350 METROS DE LONGITUD
El refugio se ubica en el barrio de la Dreta de l'Eixample, entre la confluencia del paseo de Sant Joan con la calle de València y la confluencia de las calles de Mallorca y Nàpols. Se trata de una "L" gigante que originalmente tenía 350 metros de longitud. Tiene un acceso en València y otros tres más en Nàpols. Se trata de unos de los más grandes de la urbe y se conserva en muy buen estado. Una pequeña sala que acoge dos espacios en forma de cuadrado hacía la función de enfermería, según explica Josep Maria Contel, estudioso de los refugios antiaéreos en Barcelona.
Las primeras bombas cayeron sobre la ciudad el 13 de febrero de 1937. Los proyectiles salieron del crucero italiano Eugenio di Savoia que ocasionó 18 muertos y grandes destrozos. Los ataques más sangrientos desde el aire tuvieron lugar los días 16, 17 y 18 de marzo de 1938, cuando la ciudad sufrió entre 10 y 13 oleadas de bombardeos consecutivos que segaron la vida de un millar de personas.
1.400 REFUGIOS
En 1937, la Junta de Defensa Passiva de Catalunya de la Generalitat empezó a coordinar la construcción de refugios y baterías antiaéreas, como las del Carmel. Avanzada la guerra, como los ataques obligaban a la población a permanecer bajo las bombas durante horas e incluso días, se dotó a las galerías de iluminación, pozos de ventilación, bancos, letrinas y botiquines. La ciudadanía tuvo un papel protagonista en la construcción de los 2.100 refugios de Cataluña, 1.400 de los cuales se encontraban en Barcelona, según los cálculos de la Generalitat.
La galería transcurre en línea recta hasta llegar a una gran bóveda. Desde allí, apunta Contel, se podía acceder a la otra parte del refugio. El aire es respirable y no se aprecia ningún olor fuerte. En un punto del túnel, se abre una bifurcación que desciende unos metros más. "Pip pip pip". El detector de gases y del nivel de oxígeno de los agentes de la Policía Nacional avisa del descenso de aire respirable. "Por aquí no podemos seguir", ordena el subinspector Miguel, jefe de la unidad.
194 BOMBARDEOS EN BARCELONA
Muchos de los ataques aéreos fueron minuciosamente planificados por la aviación franquista, con la ayuda de grupos de espionaje conocidos como la Quinta Columna. Los objetivos eran industrias de guerra, fábricas, estaciones de ferrocarril, puentes, cuarteles militares o centrales hidroeléctricas, aunque la falta de precisión causó miles de víctimas civiles.
Galerías como esta salvaron la vida de miles de personas. Barcelona sufrió 194 bombardeos de la aviación franquista, de Hitler y Mussilini. 44 toneladas de munición que asesinaron a 1.816 personas e hirieron a otras 2.710. El refugio se construyó con financiación pública en 1938 --según el Ayuntamiento de Barcelona--, que ha mapeado los 1.322 refugios antiaéreos construidos en la Ciudad Condal.
PINTADAS EN LA PARED
En la calle de València aun se conservan los números de las casas pintadas en la pared. Toda la galería está flanqueada por dos hileras de bancos, donde los vecinos pasaron largas horas, mientras las bombas aniquilaban todo a su paso. Otro de los espacios que se mantiene casi intacto es una letrina individual. En el suelo uno se tropieza con una decena de cucarachas muertas debido a una fumigación reciente del Ayuntamiento, según detalla el policía.
Uno de los ataques más recordados fue un bombardeo ordenado por Mussolini en el que uno de los proyectos impactó contra un camión cargado de explosivos. El vehículo estaba estacionado delante del cine Coliseum, en la Gran Via. La deflagración fue tan grande que la prensa especuló con la posibilidad de que se tratara de una nueva bomba de gran destrucción.