La ronda de Sant Antoni ha vuelto al pleno municipal en lo que parece ya "el día de la marmota", en palabras del concejal del Eixample Pau González. La arteria está pendiente desde 2018 de la retirada de la losa que albergó durante años las carpas provisionales del mercado del barrio, mientras se reformaba el edificio histórico, y que durante un largo periodo de tiempo se ha convertido en un foco de incivismo, con el mercado de la miseria en medio de la calle. Además, la ronda espera que, tras la eliminación de la losa de la ronda, se decida el proyecto de urbanización. El proyecto de reforma ha abierto una guerra entre Ada Colau y el PSC, como avanzó en exclusiva Metrópoli. Ambos partidos quieren una propuesta de reurbanización diferente.
El grupo que ha llevado de nuevo el tema a debate ha sido Ciutadans. La presidenta del partido naranja ha logrado el acuerdo del pleno para que la vía se reurbanice con el proyecto de 2018, que prevé una pacificación de la calle con un carril por sentido de circulación para buses y taxis, un carril bici bidireccional en el centro, aceras de 8,2 metros por lado y más árboles. Esta opción también plantea un carril de carga y descarga y de servicios junto al Raval. El proyecto llegó a ser licitado por el Ayuntamiento y fue anulado por el gobierno de Colau por la caída de los ingresos municipales. El pasado 25 de febrero, la retirada de la losa y la reurbanización de la calle ya fue aprobada en el pleno de febrero a petición de JuntsxCat.
DISCREPANCIAS
El pleno de este viernes ha vuelto a escenificar la diferencia entre socialistas y comunes. La teniente de alcaldía Laia Bonet (PSC) y el concejal del Eixample (Barcelona en Comú) han vuelto a chocar con el modelo de urbanización. El PSC quiere el de 2018 y el grupo de Colau una actualización del mismo para pacificar la calle todavía más. Ambos partidos también discrepan con el operador municipal que debe sacar la losa. Los socialistas dicen que tiene que ser el Institut Muncipal de Mercats y los comunes defienden que sea Barcelona de Infraescturas Municipales (Bimsa), la empresa que hace la mayoría de obras públicas de Barcelona. Ambos grupos de gobierno sí han coincidido en que la losa se empezará a retirar este año.
La proposición de Ciutadans ha salido adelante con el voto a favor de todos los partidos -ERC, PSC, JuntsxCat, el propio partido naranja, Valents, PP y la regidora no adscrita, Marilén Barceló- menos Barcelona en Comú, que se ha abstenido. Sin embargo, la reurbanización de la ronda de Sant Antoni parece hoy en día todavía lejana y habrá que ver si las obras de reforma empezarán antes de las elecciones de mayo de 2023. A la falta de acuerdo entre el gobierno de la ciudad se suma la posición de ERC, que ahora defiende el proyecto de 2018 como el "el punto de partida" para la reurbanización. "Es mejorable", ha dicho la regidora Eva Baró. Y el hecho de que Jaume Collboni, líder del PSC, se haya dedicado los últimos días a hacer un buzoneo en el barrio en el que dice que reformará la ronda cuando sea alcalde, ha denunciado la edil de JuntsxCat, Elsa Artadi, no ofrece demasiadas esperanzas.
TRES PROYECTOS DE URBANIZACIÓN
Como informó Metrópoli hace un par de semanas, el área de Ecología Urbana y Urbanismo que lidera Janet Sanz (Barcelona en Comu) ha puesto sobre la mesa tres proyectos de reurbanización para que vecinos y comerciantes se pronuncien. La Plataforma d'Afectats per la Llosa de Sant Antoni lo tiene claro y quiere la propuesta de 2018. Ésta es, precisamente, una de las que les ha presentado Sanz.
La segunda idea propone una vía todavía más pacificada, con un único carril de circulación en sentido de bajada, es decir desde la plaza de la Universitat hasta el mercado de Sant Antoni, un carril bici bidireccional en el centro, un carril de servicios y de carga y descarga en el lado del Eixample, aceras más anchas (hasta 11 metros en el lado del Raval) y más verde. Y la tercera plantea convertir la ronda de Sant Antoni en una calle totalmente peatonal, sin ningún tipo de circulación, con una plataforma única de 30 metros de largo y zonas verdes.
Mientras el Ayuntamiento decide el proyecto, vecinos y comerciantes siguen conviviendo con la Guardia Urbana en la zona, que el regidor de Seguridad, Albert Batlle, se comprometió a poner para reducir los actos de incivismo y los delitos. El mercado de la miseria se ha trasladado a calles del Raval, pero en la ronda siguen soportando alguna que otra fiesta, partidos de fútbol hasta las tantas de la noche y actos de vandalismo. Igual a la alcaldesa, si tiene algo de tiempo, le apetece darse una vuelta por allí.