Más problemas en la 'superilla': plantan una flor muy tóxica en el Eixample de Barcelona
El uso de plantas venenosas con fines ornamentales en los paisajes urbanos es una práctica común en toda Europa
26 mayo, 2023 00:00Noticias relacionadas
La naturaleza es salvaje, bella pero despiadada. En muchas ocasiones, lo bonito se conjura con lo peligroso. Esa misma lógica se traslada a las plantas y, como resultado, hay vegetación que, por un lado, embellece el paisaje pero, por el otro, su consumo es muy peligroso. Esa misma realidad se está plasmando en la superilla de l'Eixample. Vecinos alarmados en el céntrico distrito barcelonés han explicado que, como flor decorativa, se está plantando en los alcorques de a pie de calle la Dedalera.
Bajo el nombre científico de digitalis purpurea, se trata de una planta cuya flor crece en racimo, con una forma acampanada o tubular y un intenso color púrpura. La planta permanece al alcance de mascotas, niños y cualquier transeúnte. Para todos ellos, puede resultar mortal.
UNA PRÁCTICA COMÚN
Varias fuentes expertas consultadas por este medio aseguran que la presencia de plantas venenosas en los parques es una práctica común. Sucede que, en ciudades como Barcelona, a la hora de decorar las calles se buscan especies de plantas que sean vistosas, bonitas, pero además resistentes, que requieran de poca agua y que puedan crecer de forma óptima con el poco espacio del que disponen. Varias de estas plantas tóxicas coinciden con estos requisitos, comenta Laia Cerezo, bióloga en organismos y sistemas.
De hecho, en la capital catalana --y otras ciudades españolas-- es común ver en parques, jardines, calles y maceteros, especies como la Adelfa o el Estramonio, entre otras. Las fuentes consultadas insisten en hacer un llamamiento a la calma y añaden que no se han dado casos de muertes por ingesta accidental en estos entornos urbanos. "Si esto ocurriera, el Ayuntamiento recibiría grandes denuncias", añade Cerezo.
El mismo consistorio ha explicado a Metrópoli que esta planta, propia de orillas del Mediterráneo y países del oeste de Europa, se utiliza con fines ornamentales en muchas ciudades del Viejo Continente. Por otra parte, asociaciones animalistas como Espai Gos sí se han mostrado alarmados por el asunto. Definen la situación como "muy triste", que atribuyen a una actitud de "soberbia" en la que "lo único que cuenta es su voluntad". Opinan, además, que en el proceso de pacificación y cuidado de la biodiversidad, se están cometiendo muchos errores.
ALTA TOXICIDAD
Las hojas de la Dedalera contienen altas dosis de dos principios activos llamados digitalina y digitoxina que, en función de las dosis, puede ser mortal. A partir de la digitalina surgió el medicamento digital, utilizado hasta no hace muchos años como fármaco para tratar dolencias cardíacas, pero no siempre recomendado por los expertos por sus contraindicaciones. Según informes farmacológicos consultados por este medio como Intoxicación por alimentos, plantas y setas, en caso de intoxicación, se recomienda la administración de "anticuerpos antidigoxina y es preciso valorar la implantación de un marcapasos".
Y es que el consumo de las hojas de la planta, donde se produce mayor concentración de digitalina, es altamente tóxico, unas pocas hojas pueden matar para un hombre adulto. En la bibliografía médica consultada, como el número 18 de la revista Medicina Clínica, constan casos documentados de intoxicación accidental, por ejemplo, a través de la ingesta de infusiones hechas con las hojas.
La cantidad de principios activos de la planta varían mucho en función de la hora de la recolección. Cuanto más sol le ha dado a la planta, mayor concentración tiene, pero la propia planta los consume, según consta en el tratado Plantas medicinales, el dioscórides renovado. También son cruciales la temporada de recolección y la composición del suelo en la que ha germinado la planta. De esta manera, a primera hora del día las hojas son muy poco o nada perjudiciales, mientras que entre el mediodía y primeras horas de la tarde, unas pocas hojas son altamente tóxicas.
La primera descripción académica de la planta no se hizo hasta 1.542, en la obra De Historia Stirpium Commentarii, de Leonhard Fuchs. No obstante, sí se tiene constancia de su uso en la medicina popular en las islas británicas durante la edad media.