La calle Cleopatra, la de Bibi Andersen o la dedicada a la mujer más joven con el Premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, no existen actualmente en Barcelona. Pero fueron algunas de las protagonistas de la última acción reivindicativa en la ciudad llevada a cabo por la red internacional de iniciativas sociales urbanas Citycise, en colaboración con la Comisión de Memoria y Género, durante el pasado Día Internacional de la Mujer. Taparon los nombres masculinos de 12 calles de Barcelona para sustituirlos simbólicamente por mujeres para reinvindicar la poca presencia femenina en el nomenclátor de Barcelona: únicamente el 7% de la vía pública está dedicada a ellas.



“La Comisión de Memoria y Género la formamos varias entidades y lo que hacemos es poner la mirada de la mujer en todo lo que hacemos, observamos la ciudad como un memorial donde queremos que se refleje lo que han hecho las mujeres a lo largo de la historia”, reivindica Marta Mas, perteneciente a esta asociación, con base en el distrito de Sant Martí y conformada por varias asociaciones como la de mujeres del Foment Martinenc, la TV del Clot, la Asociación por la Igualdad de Oportunidades de Género y Ambar Prim del Besòs. “Detectamos también que si no hay nadie que vaya insistiendo al Ayuntamiento sobre este tipo de temas no se hace nada al respecto”, lamenta, aunque admite la situación de colapso que vive el nomenclátor barcelonés: “Entendemos que Barcelona no crece más y situaciones como la creación de la Vila Olímpica es difícil que sucedan de nuevo”. 

"Si no hay nadie que vaya insistiendo al Ayuntamiento, no se hace nada al respecto"  

Según datos facilitados por el propio Ayuntamiento (actualizados hasta diciembre de 2010), de los 4.460 vías públicas de la ciudad 2.230 pertencen a nombres de persona, de los cuales 1.913 son nombres de hombres (el 43%) y 317 son de mujer (70 de ellos de vírgenes y santas). Las otras 2.230 denominaciones son topónimos, nombres de ciudades, oficios, etc. “Tenemos una ciudad actualmente con todas las calles con nombre”, describe Núria Burguillos, secretaria de la Ponencia Nomenclátor de Barcelona, que es el órgano auxiliar formado por expertos y técnicos del consistorio para evaluar este tipo de actuaciones. Las oportunidades de variar la estadística son residuales. La Ponencia depende del primer teniente de alcalde, que es Gerardo Pisarello, pero es Ricard Vinyes quien comanda el órgano. 

SIN MARGEN PARA LA PARIDAD 

Cualquier ciudadano puede proponer nombres de candidatos a denominar vías públicas de la ciudad, pero el poco margen de crecimiento de la ciudad y una larga lista de personajes ilustres aprobados a lo largo de los últimos 30 años provocan una situación de parálisis en este sentido. Más de 240 personajes o colectivos aguardan en esta lista. Pero, de nuevo, con la presencia femenina en segundo plano. “Sabemos que hay más de 240 nombres en reserva, de los cuales solo 14 son mujeres o colectivos femeninos…”, lamenta Mas.

"Hay más de 240 nombres en reserva, de los cuales solo son 14 mujeres"

Para paliar la desigualdad, el Ayuntamiento ha intentado desde hace años dar más presencia a los nombres femeninos. Una de las iniciativas que se llevaron a cabo fue la de bautizar plazas interiores del Eixample con nombres de mujeres, pero la solución acabó convertida en una metáfora de lo que ocurre: permanecía la invisibilidad de la mujer, ocupando espacios escondidos de la ciudad. Desde 2011 se ha dado nombRe a 210 vías públicas de Barcelona, de las cuales 38 a nombres de mujer o colectivos relacionados con ellas. 



Pese a ello, lo cierto es que la voluntad de paridad por parte de los diferentes grupos municipales en el consistorio barcelonés se demuestra en el hecho de que entre 2000 y 2010 de las 350 vías nuevas de la ciudad 97 fueron para mujeres y 96 para hombres (el resto a denominaciones varias), mientras que en el período de 1990 a 1996 de las 367 vías nuevas 27 fueron de mujeres y 120 para hombres.

La plaça de Gal·la Placídia, una de las excepciones del nomenclátor barcelonés / D. B.



EL NOMENCLÁTOR, ¿UN LIBRO DE HISTORIA?

La situación es, sin embargo, muy difícil de enderezar. Y desde el Ayuntamiento cuentan que cambiar nombres de calle conlleva un alto impacto económico y social: “Si en una calle hay miles de empadronados y muchos comercios el coste es muy elevado, además de cambiar toda la señalización de la ciudad”, expresa Burguillos, quien intenta quitar importancia al asunto: “En realidad el nomenclátor es una herramienta para poner direcciones y que te encuentren, no es un libro de historia, es una herramienta de ubicación”. Una visión que, obviamente, no comparten las mujeres de la Comisión de Memoria y Género, quien ponen como ejemplo de la enorme desigualdad existente uno de los barrios del distrito en el que viven: “En el Besòs solo el 2% de las calles son femeninas”.

"El nomenclátor no es un libro de historia, es una herramienta de ubicación"



Sea como sea, el poco margen de cambio que ofrece una ciudad con pocos nombres de vía nuevos cada año hace imposible la paridad en este campo. Tras la acción reivindicativa llevada a cabo durante el pasado Día de la Mujer, la Comisión de Memoria y Género lamentó un hecho que pone aún más el acento en la situación que se vive en este campo: nadie en el Ayuntamiento hizo caso de su acto simbólico… Y los carteles quedaron colgados a la espera de que alguna brigada municipal se diera cuenta y los quitara.

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