El mercado de la miseria de Glòries no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos meses ha crecido de manera importante. Centenares de vendedores ambulantes -entre 200 y 300- toman las explanadas de Glòries, situadas junto a la Farinera del Clot y la pista de atletismo que desemboca en las calles de Dos de Maig y Cartagena. Es el top manta de la miseria.
Cuando las obras de Glòries finalicen -vaya usted a saber cuándo-, la zona está llamada a ser una de los nuevas centralidades de Barcelona. Situado junto en el distrito tecnológico del 22@, sede de empresas de renombre, ya alberga edificios punteros y vanguardistas, como la Torre Agbar (ahora Torre Glòries), el Museu del Disseny y el espectacular mercado de los Encants, y un centro comercial de referencia.
Y, entre tanta opulencia y diseño, la pobreza muestra una de sus peores caras: la venta, en su mayor parte, de productos recogidos de la basura. Es lo único que, seguramente, les queda a estos centenares de personas para sobrevivir. También hay a la venta productos robados y, en ocasiones, aparecen policías de paisano y se llevan detenido a algún que otro vendedor.
Este top manta abre muy habitualmente, casi a diario. No tiene horario fijo, pero el funcionamiento de este mercado del contenedor va muy ligado, desde siempre, al mercado de los Encants, incluso antes de que se trasladara al nuevo edificio y creciera en los aledaños de la calle de Dos de Maig.
ÁRABES Y SENEGALESES
Los vendedores pueden llegar a primera hora de la mañana –así ha sucedido los días en que se ha hecho este reportaje-- con sus carros de la compra o carros metálicos de supermercado. Hay gente española, aunque predominan ciudadanos árabes y senegaleses entre los comerciantes.También hay rumanos y sudamericanos. Muchos, perfectamente, pueden ser los mismos que habitualmente se ven revolviendo los contenedores de media Barcelona buscando algo qué vender.
Decenas de mantas, con objetos de la bausra, en el 'top manta' de Glòries / J S
¿Y qué se encuentra en este mercado de la miseria?
Pues, juguetes usados y medio rotos, desechos de móviles, ropa muy vieja, bambas utilizadas, maltrechas maletas, sartenes en las que casi nadie se freiría un huevo frito.... También se puede hallar alguna ganga: libros viejos o descatalogados, compactos, películas... pero no es lo habitual. En el top manta de la miseria se puede encontrar todo lo que cualquier vecino haya tirado en el contenedor y que nada tiene que ver con el top manta tradicional, donde todos los productos son nuevos y algunos de ellos falsificados, y sobre el que hay mucha permisividad, según algunos actores de la ciudad.
Ahmed tiene 56 años. No tiene trabajo y desde hace unos siete años vende en Glòries lo que encuentra en los contenedores. Entre lo que oferta llama la atención un ipad 2 de Apple. Aparentemente, está en buen estado. Pide por él 35 euros. "¿Funciona?”, le pregunta este cronista. “No lo sé. No le voy a engañar. Pero si lo tuviera que arreglar no me saldría a cuenta”, explica. Hay quien se arriesga a comprar productos electrónicos por el precio que tienen. Además del ipad es fácil encontrar móviles de otra época. Roberto los vende por 4 euros.
10 o 15 AÑOS DEL MERCADO
Un antiguo alto cargo municipal recuerda que este mercado lleva entre 10 y 15 años funcionando. Pero no tiene nada que ver el número de paradas de entonces con las actuales. Últimamente han crecido como las setas. “Cuando había el tambor de Glòries se ponían en los jardines interiores y los tuvimos que cerrar. Después se colocaron junto al viejo mercado de los Encants, antes de que se trasladara al nuevo edificio”, relata. Y, en alguna ocasión, se les podía ver donde ahora está el Museu del Disseny.
Este extrabajador del Ayuntamiento cree "que la presión policial ha bajado mucho en los últimos tiempos y el número de vendedores se ha disparado". Muchos vecinos lo ven igual y no soportan más esta situación.
Maria, por ejemplo, explica que ha dejado de llevar a sus hijos al parque que hay junto a la pista de atletismo de Glòries. "Antes veníamos muchos sábados, pero el mercado ha crecido mucho. A los niños les da miedo. Se ven unas pintas....". Pere asegura que en algunas ocasones se han producido robos, "algún tirón, especialmente a turistas despistados". Y Xavier considera que la ciudad da una imagen lamentable: "Siempre que puedo evito pasar por aquí. Ocupan toda la vía pública. Es muy desagrable y sucio".
¿Y quién compra en este mercado de la miseria?
Los curiosos que se acercan a este mercado de la miseria son muchos. Hay turistas despistados, algunos vecinos y gente que fácilmente podría estar al otro lado de la manta.
Los vendedores del 'top manta' de la miseria junto a la Farinera de Clot / J S
Javier [nombre figurado] tiene 63 años y es vecino de la zona. Está jubilado y la pensión no le da para grandes excesos. Minutos antes de hablar con el periodista ha intentado comprar una botella de vino por 1,5 euros. El vendedor pedía 3 euros. No se han puesto de acuerdo.
“Vengo muy asiduamente. Me distrae”, cuenta “¿No le da reparo comprar algo?”, le pregunta Metrópoli Abierta. “A veces compro. Si miras bien puedes encontrar gangas, cosas muy nuevas: alguna bufanda, alguna camisa, un par de zapatos. Pero tienes que venir habitualmente”, reconoce.
PRESIÓN POLICIAL
La presión policial es el arma que más utiliza el Ayuntamiento de Barcelona contra este mercado. La Guàrdia Urbana y vendedores protagonizan las persecuciones típicas del gato y el ratón. Cuando los agentes llegan, los comerciantes cogen la manta y salen corriendo. Según cuál sea el dispositivo policial, la efectividad es una u otra. Algunos vendedores afirman que ahora la permisividad es mayor.
Hace unos días (no decimos el día exacto para no comprometer a los agentes), Metrópoli Abierta presenció una de estas batidas. Los policías eran pocos. Los comerciantes estaban en la zona de Dos de Maig, junto a una pista de atletismo. Cuando vieron a la policía recogieron el material y lo plantaron junto a la Farinera del Clot, al otro lado de la avenida de la Meridiana, tan tranquilamente.
La Guàrdia Urbana reconoce que el mercado ha crecido notablemente los últimos años. En ocasiones, si el dispositivo es grande se recoge el material, pero últimamente se limitan a espantar a los vendedores. Uno de los agentes explica que en esta época del año suele haber más top manta.
Otro policía va más allá y asegura que este mes de noviembre, la policía local de Barcelona no está cobrando horas extras, lo que puede repercutir en los servicios. "Este es un servicio remunerado", explica. Esto significa que los agentes desaparecen del lugar cuando acaban su jornada, salvo que se trate de una urgencia.
La presencia habitual de este mercado en Glòries tiene otra consecuencia en las arcas municipales. Cuando acaba, los restos de suciedad en la zona son más que evidentes, lo que obliga a actuaciones de limpieza extraordinarias muy habitualmente.