Larga y triste noche la que se ha vivido en la Estació del Nord. ERC no ha cumplido las expectativas que tenía puestas en estas elecciones. Aspiraba a ser el partido más votado y a encabezar el camino hacia la independencia y se ha quedado como tercera fuerza, detrás incluso de sus antiguos socios de Govern, aquellos con lo que no quisieron repetir alianza pensando que había llegado el momento de liderar el proceso independentista.

Desde los primeros sondeos, un sentimiento de frustración se ha instalado en la Estació del Nord, lugar escogido por los republicanos para celebrar una victoria soñada que se evaporó con los primeros resultados. Las caras tristes entre los afiliados y votantes de ERC subían de tono a medida que avanzaba la noche.

De entrada, mucho color amarillo: vestidos, jerseys, bufandas y lazos, muchos lazos. Pero la jornada no ha sido propicia para las aspiraciones del partido, aunque la victoria del independentismo les ha servido como bálsamo en una noche que algunos de sus dirigentes tardaran en olvidar.

Prácticamente desde el principio de la noche, ERC se ha situado como tercera fuerza política. Los comentarios entre algunos de los presentes, irreproducibles; las caras, serias, y los corrillos casi en silencio. Conforme avanza la noche, las posibilidades de remontada se van diluyendo, aunque se mantiene la esperanza de que el independentismo se mantenga como mayoritario en el Parlament.

Ninguno de los candidatos se ha dejado ver en las primeras horas del recuento electoral. Sí aparecieron Ester Capella y Joan Tardà, parlamentarios en Madrid, o Ernest Maragall. Pero nada de alegrías, no estaba el patio para fiestas.

EL CONSUELO

Casi con el 90 % escrutado, se empezaba asumir la severa derrota. Toda esperanza de victoria se había esfumado. ERC no va a encabezar el camino a la independencia y Oriol Junqueras (o Marta Rovira) no será presidente de la Generalitat.

Momento del discurso de Marta Rovira / CR



Entonces sale Agustí Alcoberro por la tele. Curiosamente, el discurso del vicepresidente de la ANC diciendo que el independentismo ha ganado provoca los primeros aplausos de la noche en la Estació del Nord. Luego, gritos de “independencia” y de “libertad”, coordinados con los que se oyen en la gran pantalla instalada en la estación y que se producen en la sede de la ANC, rompen el tenso silencio que ha presidido la noche en la sede elegida por ERC para celebrar su victoria.

Los comentarios que se pueden escuchar en algunos de los corrillos que se forman van casi todos en la misma dirección. Algún 'menos mal que no han ganado ellos”, en referencia a “los del 155”, permite ver alguna cara de alivio, aunque el consuelo no parece suficiente para aliviar el sentimiento de fracaso.

Cuando pasadas las once de la noche sale Marta Rovira y la plana mayor de ERC para analizar el resultado de las elecciones, ya quedan pocos seguidores. El discurso enérgico de quién ha ejercido de líder del partido en esta campaña electoral apenas levanta pasiones. Algunos gritos de “libertad” o de “independencia” se oyen en la sala. Luego, apenas bastan cinco minutos para compartir con los pocos seguidores que quedan en la estación y fin de la función.

Los líderes de ERC se han retirado sabiendo que no han sido capaces de encabezar el camino a la independencia cuando lo tenían todo a favor y que ahora mucho le deben a los que fueron sus aliados en el Govern, y sus enemigos en la campaña, para que nadie les señale como culpables del descarrilamiento de procés. Habrá que ver cómo se digiere todo esto y cómo se conforma el próximo Govern. Ahora, el mango de la sartén está en otras manos.

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