El feminismo se come la lucha de clases en el 1 de Mayo

El feminismo ha tomado la bandera del 1 de Mayo y ha pasado por encima de las consignas de los sindicatos, convocantes de las manifestaciones del Día del Trabajador. La pancarta que ha encabezado la manifestación en Barcelona, en la que se podía leer "No es abuso, es violación #NoEsNo", ha relegado a un segundo plano la que portaban los líderes sindicales de UGT y CC.OO, que habitualmente encabeza la marcha pero que esta vez se ha visto ensombrecida por la presencia de las reivindicaciones feministas impulsadas por la sentencia del caso de La Manada.

También las consignas más coreadas por los manifestantes han hecho referencia a la polémica sentencia del caso de La Manada. Las más escuchadas han sido, además de la misma que rezaba la pancarta que encabezaba la marcha, "Fuera la justicia patriarcal", o "No es no", "Si nos violan a una, nos violan a todas", que se han impuesto por encima de las que reivindicaban los derechos laborales de los trabajadores.

Igualmente los discursos han estado marcados por las reivindicaciones feministas, como el que ha hecho la coordinadora de la Plataforma Unitaria contra las Violencias de Género, Montserrat Vilà, que ha afirmado que la sentencia de La Manada "ha penetrado profundamente en la conciencia de las mujeres y los jóvenes" y que tienen que hacer todo lo posible por cambiarla.

LUCHAS INTERNAS

La concentración también se ha visto afectada por las luchas internas que han surgido en el seno de los sindicatos a raíz del apoyo de sus líderes a la manifestación independentista del pasado 15 de abril. Esas luchas internas han afectado, sin duda, a la asistencia de manifestantes en este 1 de Mayo, aunque sus consecuencias sehan venido viendo en las últimas semanas por el número de bajas que se han registrado en el censo de afiliados a los dos sindicatos mayoritarios.

Los asistentes a la manifestación, 30.000 según los convocantes, 8.000 según la Guàrdia Urbana, han finalizado la concentración en la plaza de La Catedral. Este 1 de mayo ha constatado, una vez más, que los sindicatos ya no tienen el poder de convocatoria de los primeros años de la democracia en España, tras la muerte del dictador Franco.