Aunque en la víspera de Sant Joan se celebran la noche más corta y el día más largo del año, para las playas de la ciudad de Barcelona podría decirse que la cosa funciona al revés: es la noche más larga y el día más corto para ellas.
En este 2018, hasta 60.000 personas han decidido celebrar la famosa noche de las verbenas. Algunos más allá de la salida del sol, aunque han tenido que ser retirados para que los equipos de limpieza municipales pudiesen actuar para dejarlas otras vez limpias y aptas para el público.
Esos equipos de limpieza han retirado hasta 20 toneladas de residuos -una más que el año pasado- a partir de las 6.30 horas para que pudieran ser abiertas a los bañistas antes de las 10:00 de la mañana. Sobre todo había latas, botellas, bolsas y restos de petardos.
Este año, por primera vez, se han recogido por separado los envases y lo que se conoce como 'rechazo'. Para ello, se han colocado papeleras especiales y los limpiadores han diferenciado manualmente los desechos.
En total, se han desplegado en el litoral barcelonés 300 operarios y una cincuentena de vehículos de BCNeta.
Después de tres horas de trabajo, la playa ha quedado lista para recibir a los primeros bañistas. A las 09:50, la Guardia Urbana ha reabierto las playas, que han ofrecido una imagen completamente diferente de la que tenían a primera hora de la mañana.
Los más madrugadores ya esperaban la reapertura de las playas y, tan pronto como han podido, han plantado sombrilla, ha colocado la toalla y se han refrescado con el primer chapuzón del día. De esta manera, los bañistas han tomado el relevo de quienes han disfrutado de las playas en la noche de Sant Joan.
Ya saben, la noche más corta del año, pero la más larga para las playas de Barcelona...