Más de 100.000 millones de euros ha acumulado en España la multinacional Blackstone, el fondo buitre de los Estados Unidos que se ha situado como el principal inversor inmobiliario español. Su vertiginosa carrera (aterrizó en España en 2014) le ha puesto en la diana de los grupos antidesahucios y en el objetivo de los grupos de activistas y vecinales por sus prácticas que estos colectivos no dudan en calificar de “mafiosas”. El alto ritmo de desahucios ha agravado la situación y la batalla social contra Blackstone y su intrincada red empresarial se va agudizando mes tras mes.
Entre sus más sonadas adquisiciones figuran la compra de más de 1.800 pisos de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo de Madrid, la adquisición de la división inmobiliaria de Catalunya Caixa y la compra de la mayoría (el 51%) del banco malo del Banco Popular. Más de 100 compañías forman parte de la compleja red montada por el fondo en España. Esta estructura, unida al fichaje de personajes clave explican la arrolladora trayectoria de Blackstone en el lustro que lleva operando. El epicentro de su imperio se sitúa en el polígono industrial Mas Mateu de El Prat de Llobregat.
PESO PESADO
El verdadero peso pesado del fondo buitre en España es Claudio Boada, fichado por Blackstone en 2012 y que se encargó desde entonces a husmear el mercado inmobiliario español para preparar el aterrizaje del fondo. Boada es hijo de otro Claudio Boada que, entre otros cargos, fue presidente del Instituto Nacional de Industria (INI), de Altos Hornos Vizcaya y, sobre todo, presidente del Banco Hispanoamericano. En realidad, fue el banquero de confianza del gobierno socialista de Felipe González y trabajó codo con codo con el entonces ministro de Economía, Miguel Boyer.
Su hijo, el factotum de Blackstone, ha pasado por multitud de empresas, casi siempre vinculadas al sector bancario. De casta le viene al galgo. Fue el responsable europeo de Lehman Brothers, en cuya cúpula le sustituyó, en 2004, Luis de Guindos hasta que éste fue llamado para ministro de Economía con Mariano Rajoy.
Pero Boada no perdió el pulso: ofició como presidente del Círculo de Empresarios entre 2004 a 2012 (todavía es presidente de honor de esta institución) mientras compaginaba este cargo con el de presidente de Atlas Capital y como presidente de Holcim España. Paralelamente, trabajaba como presidente de Abantia Ticsa y era miembro del consejo asesor europeo de HSBC, además de senior advisor de este banco para España y Portugal.
SÓLO 3.000 EUROS DE CAPITAL SOCIAL
Durante los últimos años ha dejado sus cargos en el consejo de Denion Control y Sistemas y en Áreas, pero mantiene el de consejero en Palne y en Prisa. En 2014 pasó también a presidir Anticipa Real Estate, la punta de lanza de Blackstone en España. En realidad, Anticipa figura como propiedad 100% del fondo Columbus Investment Sarl.
La empresa matriz que preside Boada es Anticipa Real Estate, una sociedad que, a pesar del volumen de negocio que controla, tiene un capital de sólo 3.000 euros. En el año 2016 tuvo unos ingresos de más de 64 millones de euros, que bajaron a 49,5 millones en el 2017. El activo, en cambio, subió de 44,6 a 47,6 millones y su deuda total, según sus cuentas, se sitúa en 103.502 euros. Creada el 12 de marzo de 2014, en el consejo de Anticipa figuran, además de Boada, Jean François Pascal Bossy, Diego San José de Santiago, Jean Christophe Dubois, Karim Farhard, Diana Hoffmann Solveig y Eduard Mendulice Fradera.
El año pasado, Boada fue nombrado consejero dominical en la socimi Hispania, tras la entrada de Blackstone en su capital (controla más del 90% de la compañía). En 2018 fue nombrado también presidente del consejo de Aegon España y mantiene también el cargo de presidente de SAP España y de senior advisor de Natixis para España y Portugal. Por si fuera poco, es miembro del consejo asesor del Instituto Franklin de Investigación en Estudios Norteamericanos y forma parte del patronato de la Fundación Créate y de la Fundación Plan Internacional España. En resumen, un superejecutivo pluriempleado en manos de Blackstone.
EL ‘SUPERJECUTIVO’ MENDILUCE
Otro de los hombres fuertes de Blackstone es Eduard Mendiluce, CEO de Anticipa. Éste es también uno de los superejecutivos españoles del fondo buitre: tiene 191 cargos activos y 111 cargos históricos en un centenar de empresas. Su principal cometido es de presidente y consejero delegado de anticipa Real Estate.
En mayo del año pasado, Anticipa se integró en un proyecto en el que participan Barcelona Global y Barcelona Urban Cluster por el que los asociados de éste se integran en el primero como socios corporativos “para hacer de Barcelona una de las mejores ciudades del mundo para el talento y la actividad económica”.
A Mendiluce no le viene de nuevo el mercado inmobiliario: Blackstone fue quien compró la división inmobiliaria de Caixa Catalunya por valor de más de 4.000 millones de euros. Pero resulta que Mendiluce era el director de la división inmobiliaria de esa entidad, por lo que el fondo buitre no sólo se llevó los activos del ladrillo de la caja, sino también a su responsable. La concatenación de hechos no deja de ser sospechosa: la operación inmobiliaria se cierra el 11 de abril de 2014 y Mendiluce ficha por el comprador en junio de ese mismo año. En abril del año siguiente se culmina la venta con la constitución del fondo de titulación FTA2015, en el que se integran todas las hipotecas de la caja. Y para entonces ya está en Blackstone (que es quien lo constituye) el propio Mendiluce, que antes era el vendedor. En el aire queda la pregunta de si hubo información privilegiada en la maniobra.
LA CONEXIÓN LUXEMBURGUESA
En esa operación, según algunas fuentes, intermedia la sociedad Alcmena Midco Sarl, con sede en el paraíso fiscal de Luxemburgo y representada por el abogado Alfonso Benavides. En el contrato de la operación figura como vendedora la caja y como comprador Blackstone Group International Partners, pero la sociedad a la que van destinados los inmuebles es, en realidad, Spain Residential Finance Sarl… a quien subroga Alcmena, la sociedad ubicada en Luxemburgo. Alcmena está administrada en el paraíso fiscal europeo por BRE Management 7, una sociedad cuyo director es Jean François Bossy. Y quien al final firma por poderes es el abogado Benavides. Todo un ejemplo de ingeniería empresarial.
Ismael Clemente Ortego es otro de los nombres de Blackstone en España. Fue responsable inmobiliario de Deutsche Bank en España hasta que se pasó a Magic Real State, desde donde asesoró la compra por parte de Blackstone de vivienda pública en Madrid y la compra-venta de la división inmobiliaria de Caixa Catalunya. Clemente es también consejero delegado de Merlin Properties, una de las empresas del Ibex.
Blackstone y Spanish Residencial crearon Fidere, que fue la firma que se hizo con las 1.860 viviendas públicas enajenadas por Ana Botella cuando era alcaldesa de Madrid. Fue el primer pelotazo de la multinacional en España. En Fidere figura Jean François Bossy como consejero. Es el Bossy de Anticipa, un auditor de cuentas de Luxemburgo, un paraíso fiscal. Pero también es director financiero de Blackstone en Europa. Una conexión, la luxemburguesa, que marca el modus operandi fiscal del gigante de los fondos buitre.