Barcelona cuenta con una oferta de 27.500 pisos turísticos anunciados en la plataforma Airbnb. Un informe del Consell Econòmic i Social de Barcelona (CESB) detalla la oferta de inmuebles para uso turístico que hay en cada barrio de la ciudad. Uno de los grandes problemas que tiene encima de la mesa el equipo municipal de gobierno que encabeza Ada Colau es un perfil muy propio. Y todo el centro de la ciudad es donde se concentra la inmensa mayoría de estos inmuebles, aunque aún así hay zonas donde la concentración se dispara.
En términos absolutos, los barrios donde hay mayor cantidad de pisos son la Dreta de l’Eixample, con 2.685, y El Raval, con 2.073. Les siguen, en términos absolutos, Sant Pere, Santa Caterina i Ribera (1.580), Gràcia (1.574), el Barri Gòtic (1.566), Antiga Esquerra de l’Eixample (1.514), la Sagrada Famíllia (1.433), Poble Sec-Montjuïc (1.424), Sant Antoni (1.293) y Nova Esquerra de l’Eixample (1.247). La radiografía es clara: sólo 10 de los 73 barrios de Barcelona concentran el 60% de toda la oferta de pisos turísticos de la ciudad.
POCA PRESENCIA DE PISOS TURÍSTICOS
Los demás barrios quedan lejos de estas cifras, y solo Fort Pienc, con 829, y La Barceloneta, con 645, destacan sobre los números del resto. Es preciso destacar, no obstante, que el año 2018, aunque hubo importantes aumentos de ofertas en algunos barrios (como en La Barceloneta, que creció un 20,6%), en otros barrios disminuyó mucho esa oferta, como en Vallvidrera (que cosechó un porcentaje negativo del 23,2%).
En términos relativos, los barrios con mayor índice de pisos turísticos son el Gòtic, seguido de Sant Pere, Santa Caternia i la Ribera, la Dreta de l’Eixample, el Raval y la Barceloneta. En el Gòtic, de los 6.537 domicilios que hay, un total de 1.566 son pisos turísticos, lo que representa un 24% del total. En Sant Pere, hay 1.580 pisos en alquiler, pero las viviendas se elevan a 10.154, lo que sitúa su tasa en el 15,6%. En la Dreta de l’Eixample, con 18.520 viviendas, están destinadas al turismo un total de 2.685, es decir, el 14,5%. En El Raval, con 17.090 viviendas censadas, los pisos de Airbnb son 2.073, o sea, un 12,1%. Y en La Barceloneta, de las 6.911 viviendas se alquilan 645, un 9,3%.
CERO PISOS TURÍSTICOS
El único barrio donde no existe ningún piso turístico es La Clota, que tiene censadas 264 viviendas. Le sigue Baró de Viver, que con 970 viviendas tiene solo dos pisos turísticos. Y Can Peguera, con 921 viviendas, tiene 3 en alquiler, lo que representa el 0,3%. En términos relativos, les siguen a los anteriores La Guineueta (con 6.193 viviendas y 24 pisos en alquiler), Prosperitat (con 10.700 viviendas y 42 alquilados), Canyelles (con 2.799 viviendas y 11 pisos Airbnb), Bon Pastor (con 4.469 viviendas y 18 turísticas) y Vall d’Hebron (2.352 viviendas y 10 destinadas al turismo).
El estudio explica el fenómeno de los últimos años: el florecimiento de este tipo de inmuebles, destinados al alquiler (en muchos casos ilegal o irregular) con el que redondear la economía familiar. Es decir, esta proliferación nació “sobre la idea de una economía colaborativa para hacer frente a unos alquileres inasumibles por una parte de la población con salarios bajos, contratos temporales o en el paro”. Pero este objetivo inicial “acabó derivando en una plataforma que, en ciudades como Barcelona, ha dado lugar a los llamados anfitriones, que ostentan hasta 204 apartamentos turísticos de manera simultánea. Los 10 mayores propietarios de este tipo de apartamentos poseen un total de 996 pisos en la capital catalana”.
DESEQUILIBRIOS EN EL MERCADO
Dice el texto que “es evidente que el alquiler turístico se ha convertido en un negocio con muchos más beneficios que el alquiler convencional, algo que, juntamente con otros factores, está provocando grandes desequilibrios en el mercado de la vivienda, hasta el punto de poner en riesgo niveles de población residente en determinadas zonas. Así, la gentrificación se ha convertido en una realidad que afecta a la composición del tejido vecinal y a los usos tradicionales de los barrios. Al mismo tiempo, ejerce una enorme presión sobre los precios de las unidades destinadas a uso residencial permanente”.
El informe del CESB destaca que ese mercado ilegal de pisos turísticos nacido en los últimos lustros perjudica “especialmente a pequeños propietarios afectados por grupos organizados que alquilan pisos para después realquilarlos a turistas al margen de la normativa legal”. Así, estos pequeños propietarios se encuentran con que los inquilinos iniciales subarriendan sus pisos y están indefensos ante este mecanismo. “Los abogados de estos tenedores advierten de que muchos de estos propietarios se encuentran en situación de indefensión atendiendo a los plazos judiciales existentes para resolver los contratos por subarriendo”.
ALQUILER DE HABITACIONES
Una de las técnicas utilizadas por los grupos y personas que se dedican a esa actividad “consiste en trasladar las ofertas de pisos enteros al alquiler de habitaciones, dado que esta actividad no está regulada, además del uso de señuelos en las ofertas expuestas en las grandes plataformas, que se acaban utilizando para hacer llegar a los turistas alojamientos alternativos”.
El CESB acaba señalando que, “aunque el Ayuntamiento ha conseguido cerrar numerosos pisos turísticos ilegales, desgraciadamente esta práctica parece estar bastante extendida y, por ahora, es difícil de controlar”.