Más incertidumbre al futuro del Zoo de Barcelona. El Ayuntamiento de Barcelona tiene previsto derribar, como mínimo, dos espacios de la instalación barcelonesa próximamente. Las dos zonas confirmadas que irán al suelo son el bar-restaurante La Granja y el Aquarama (la antigua casa de la orca Ulises), aunque el comité de empresa no descarta que puedan ser más.
El pasado 19 de noviembre, la empresa B:SM publicó la licitación para el derribo del citado bar y restaurante. Los trabajos tienen un presupuesto de licitación de 203.167,61 euros. Según figura en el plan de derribo, elaborado por el arquitecto Xavier Pretel, el objetivo es dejar "el solar libre" para que en un futuro pueda dar cabida a otro proyecto . Sobre el Aquarama, fuentes municipales dicen que se trata de una instalación "antigua, vieja y fuera de servicio".
DESASOSIEGO ENTRE LOS TRABAJADORES
El miembro del comité de empresa, Damià Gibernet, ha subrayado que los trabajadores del Zoo viven momentos de "desasiego" por los desmontajes previstos. Gibernet añade que la próxima semana se reunirán con el director, el biólogo Antoni Alarcón, para conocer con más concreción el número de espacios afectados. "Ahora no lo sabemos. También desconocemos qué se hará en las instalaciones que se derriben".
Desde el Ayuntamiento de Barcelona, un portavoz desvela que donde ahora se encuentra el Aquarama está previsto instalar "una reserva de animales que facilite su manejo durante las obras de remodelación", dice el críptico mensaje municipal, mientras que en el bar-restaurante "dará paso a nuevas instalaciones de animales", añaden las fuentes, sin precisar cuáles. Una vez se hayan acabado los proyectos se concretarán los calendarios.
En principio, el derribo solo afectará al bar-restaurante La Granja y no a la zona donde se encuentran los animales domésticos. La granja incluye establos y un recinto cerrado en el que años atrás estaban los ponis que los niños podían montar, pero hace tiempo que la actividad no se realiza. Gibernet teme que este espacio del Zoo, con cabras, vacas, ovejas, cerdos, caballos, asnos y un burro catalán, también acabe cerrándose.
Sobre el Aquarama, el representante del comité de empresa confirma que se trata de "una instalación en desuso" en la que durante 11 años vivió la orca Ulises. Fue entre 1983 y 1994, antes de ser trasladada al parque californiano Sea World en San Diego, ya hace 25 años. La orca fue durante años, junto con Copito de Nieve, la atracción del Zoo.
TRASLADO DE LOS DELFINES
Otro espacio del Zoo que tiene los días contados es el delfinario. A principios de noviembre, murió la última hembra de delfín de la instalación, Anak, por una enfermedad vírica. El comité de empresa acusó directamente al gobierno municipal del fallecimiento. El profesor emérito de Zoología y miembro del patronato del Zoo por Barcelona pel Canvi, Adrià Casinos, publicó en este medio, citando a los trabajadores, que la infección pudo ser causada o favorecida por el deficiente estado del delfinario, que lleva años sin apenas inversiones.
La intención de Colau es cerrar el delfinario pese a que el Zoo tenía presupuestado la construcción de uno de nuevo, con múltiples piscinas naturalizadas que garantizaban el cuidado de los animales, y trasladar a los tres delfines que todavía viven en el Zoo a un santuario en alguna otra ciudad. En noviembre, tras la muerte de Anak, los portavoces de ERC y JxCAT en Barcelona, Jordi Coronas y Jordi Martí, instaron a Colau a acelerar los trámites.
INVERSIONES
En distintas ocasiones, grupos de trabajadores han manifestado su preocupación porque el Zoo acabe cerrando. Distintos colectivos animalistas se han posicionado a favor de la clausura. El año pasado, la teniente de alcaldía Janet Sanz subrayó que la previsión de destinar 65 millones de euros hasta 2031 al Zoo representa un compromiso inequívoco con el equipamiento y sus trabajadores: "Queremos manifestar el compromiso que aquí no se cerrará ningún Zoo".
Casinos, en cambio, se muestra muy pesimista con el futuro del Zoo. Al profesor de Zoología no le extrañaría que acabe cerrando a medio plazo o lo dejen morir, como el de Buenos Aires, que ya ha bajado la persiana. "Las visitas han caído drásticamente y las instalaciones están en un estado lamentable".
ORDENANZAS CONTRADICTORIAS
El miembro del patronato critica la existencia de dos ordenanzas contradictorias que pueden acabar condenando al Zoo. Una de ellas impediría la reproducción de especies en peligro de extinción, mientras que la otra quiere dejar el Zoo como una instalación con 13 especies de escaso interés. "Animales como el elefante atraen público, pero la gente no acudirá para ver el tritón del Montseny".