Los equipos de gobierno de las universidades y el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) se muestran descontentos con la decisión de la Generalitat de alargar la virtualidad en las clases teóricas hasta la fase cuatro de la desescalada. Sin embargo, a pesar de mostrar su desacuerdo, han asumido la medida con resignación.

Con esta decisión, los alumnos no volverán a las aulas, sobre el papel, hasta 2021, ya que esa fase empezaría el 4 de enero y el curso universitario se retomará el 7. La medida supone, por tanto, un mes más de virtualidad de lo que estaba previsto, ya que la última orden estipulaba que las clases teóricas a distancia terminaban a finales de noviembre.

REACCIÓN DE LA UB

"No estamos de acuerdo", ha sentenciado la vicerectora de Ordenación Académica de la Universitat de Barcelona (UB), Mercè Puig. "Se están perdiendo muchas cosas por el camino: vida académica, crecimiento personal y sociabilidad", ha explicado Puig. Asimismo, ha recordado que los estudiantes de segundo curso habrán ido a la universidad seis meses en dos años, y los de primero, unas pocas semanas. Puig ha señalado que el sector universitario es "comprensivo e intenta ayudar", por eso obedece las órdenes de Salud, pero cree que tiene que poner sus quejas sobre la mesa.

Edificio de la Universitat de Barcelona / UB



REACCIÓN DE LA UPC

El rector de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), Francesc Torres, ha pedido que la situación no se alargue mucho más: "Si hay una emergencia nos tenemos que adaptar, pero nos gustaría recuperar la normalidad lo antes posible", ha opinado.

Torres ha manifestado que encontrarían "muy preocupante" que no se pueda recuperar una cierta presencialidad en el cuatrimestre de primavera, incluso con aforos limitados.

El rector ha considerado que el hecho de que no se prevea una recuperación de la presencialidad, sin más concreción, hasta la cuarta fase, "envía el mensaje que no pasa nada con la educación superior, que no deja de ser el futuro del país".

ESTUDIANTES

La portavoz del SEPC, Anna Clua, ha pedido "una apuesta para garantizar la seguridad en las aulas y la presencialidad", ya que la educación virtual, en su opinión, agrava las desigualdades entre alumnos.

"No todo el mundo tiene los mismos recursos, red, ordenador, o espacio para estudiar", ha comentado Clua, que ha pedido más inversión en contratar profesores, frecuencia de transporte público y material desinfectante como garantías de que la presencialidad es segura.

"La universidad es un espacio que va más allá del aprendizaje; es un espacio de comunidad, pensamiento crítico y movimiento estudiantil, y la sensación de participar en un proyecto comunitario se pierde totalmente", ha opinado Clua.

 

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