Tejero, en la tribuna del Congreso de los Diputados, el 23F durante el intento de golpe de estado / EFE - MANUEL PÉREZ BARRIOPEDRO

Tejero, en la tribuna del Congreso de los Diputados, el 23F durante el intento de golpe de estado / EFE - MANUEL PÉREZ BARRIOPEDRO

El pulso de la ciudad

40 años del 23F: así se vivió el golpe de estado en Barcelona

El asalto al Congreso de los Diputados transcurrrió en la ciudad sin tanques, en silencio y con miedo

23 febrero, 2021 00:00

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Este martes, 23 de febrero de 2021, se cumplen 40 años del intento de golpe de estado del teniente coronel Antonio Tejero, el teniente general Jaime Milans del Bosch y el segundo jefe del Estado Mayor Alfonso Armada. En Barcelona, la entrada de la Guardia Civil en el Congreso de los Diputados, donde se celebraba la investidura del presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo (UCD), no comportó la salida de los tanques a la calles, como sí ocurrió en Valencia y Madrid. Tampoco hubo, en aquellas interminables horas, manifestaciones en contra de los militares ni incidentes muy graves. El asalto de Tejero, acompañado de 200 guardias civiles, se vivió en Cataluña en silencio y con mucha preocupación, miedo y cierta resignación.

SIMPATÍA CON LOS GOLPISTAS

El periodista Andreu Farràs explica en conversación con Metrópoli Abierta que en Barcelona los tanques estuvieron a punto de entrar por la Diagonal. Lo relata en el libro El 23F a Catalunya, del que es autor junto con otro periodista, Pere Cullell. En el volumen, publicado en febrero de 1998 por Planeta y que ahora se puede comprar por Amazon (L'Arquer), Farràs y Cullell hablan con unas 50 fuentes directas, entre ellos el militar demócrata Gabriel Cardona. Por aquel entonces, Cardona era capitán del infantería y pasó la noche en el cuartel de Sant Boi.

Farràs detalla que si bien el mando del cuartel simpatizaba con los golpistas, el resto de oficiales pudo convencerle de que los carros de combate no salieran. La Vanguardia añade este lunes en una información titulada La singular calma catalana que el coronel José María Valdés Cavanna puso a disposición de Milans del Bosch (Valencia), el regimiento acorazado Numancia. Sin embargo, la orden de sacar los tanques a la calle no llegó nunca. El medio cita como fuente el relato póstumo de Cardona, que falleció en 2011.

PREOCUPACIÓN PORQUE LE LLAMARAN DEL EJÉRCITO

El 23 de febrero de 1981, Farràs tenía 22 años. "El 31 de diciembre había acabado el servicio militar. Era alférez de milicias". El intento golpe de estado le cogió en la facultad de periodismo de la Universitat Autònoma de Barcelona. "Estaba en último curso. Aquella tarde, estaba en la clase de teoría de la televisión con Mercè Vilaret -una de las primeras realizadoras catalanas- cuando entró el decano, Romà Gubern, y nos dijo que nos fuéramos para casa". Una de las primeras cosas que se le pasó por la cabeza a Farràs es que le volverían a llamar del Ejército. "Si hubiera pasado, me hubiera ido", dice.

El Rey Juan Carlos I durante su discurso el 23F / TVE

El Rey Juan Carlos I durante su discurso el 23F / TVE


Mientras bajaba del campus de Bellaterra hacia Barcelona, sobre la 19.00 horas, en la radio solo sonaba música clásica y militar. "A esa hora había mucha incertidumbre", una situación que se alargó hasta el discurso del Rey Juan Carlos I, hacia la 01.00 de la noche, tras el que llegó algo de tranquilidad. Por aquel entonces, Farràs vivía con sus padres en Barcelona y se quedó buena parte de la noche pendiente de las noticias. Aquella horas son recordadas como la "noche de los transistores". La cadena SER fue la única que retransmitió en directo el asalto al Congreso de Tejero.

SACAR DOCUMENTOS DE LA SEDE DEL PSC

El 23F cogió al histórico militante del PSC, Josep Maria Sala, volviendo de Madrid en avión. "Era técnico de sistemas en IBM y miembro del comité de empresa en representación de UGT. Volvía de Madrid y cuando aterrizamos en Barcelona nos enteramos de lo que había sucedido". Sala explica que lo primero que hicieron fue ir a la sede socialista de calle de Nicaragua para esconder documentos. Llenamos maletas y nos las llevamos a varias casas". El exdiputado y senador del PSC recuerda aquella noche como un "reflejo de la clandestinidad" de los años de la dictadura. "Por suerte, todo fue muy rápido y duró apenas unas horas".  

"INEVITABLE" QUE HUBIERA UN GOLPE DE ESTADO

Sobre el 23F, en Barcelona, Farràs recuerda que en su entorno había la sensación de que era "inevitable" que se produjera un intento de golpe de estado. "Hacía solo seis años que había muerto Franco. Estaba en el aire. Había muchos nervios". También explica que en Cataluña se vivió con resignación y silencio. "No hubo ninguna manifestación durante esas horas. Solo unas pocas personas se concentraron en la plaza de Sant Jaume y hubo un forcejeo con los Mossos que custodiaban en la Generalitat". En Montcada i Reixach, unos partidarios del PSUC se armaron. Pero fueron de los pocos movimientos en contra del golpe de Tejero. "Todo el mundo estaba en casa", evoca Farràs.

En el lado opuesto, uno de los incidentes más graves en el área metropolitana de Barcelona se vivió en Santa Coloma de Gramenet. El alcalde de la localidad era entonces Lluís Hernández, conocido como el cura rojo. Durante la madrugada del 24 de febrero, la fachada del Ayuntamiento fue ametrallada desde un vehículo. No hubo heridos pero al menos una bala entró por una ventana e impactó con una de las sillas de la sala del equipo de gobierno. 

"CIERTA NORMALIDAD EN MADRID"

"Hubo mucha preocupación hasta que salió el Rey. Fue una ruptura de la convivencia. Tras el discurso de Juan Carlos I se vio que todo había acabado", recuerda Sala, que en febrero de 1981 tenía 36 años. A diferencia de Farràs no recuerda que tuviera la sensación de que el golpe fuera inevitable, tampoco en Madrid. "La sede de IBM era muy céntrica y durante todo el día la situación fue de una cierta normalidad". Eso sí, recuerda la época como de "confusión" en el partido que había pilotado la transición a la democracia hasta entonces: la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez.   

'El 23F a Catalunya' / A. FARRÀS - P. CULLELL - PLANETA

'El 23F a Catalunya' / A. FARRÀS - P. CULLELL - PLANETA


En El 23F a Catalunya, Farràs y Culllell entrevistan a políticos de la época, como el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y Manuel Milián Mestre (PP); al secretario general de CCOO José Luis Lopez Bulla, y a periodistas como Ángel Sánchez, Moncho Gonzalez Cabezas y Toio Ribas, entre otros muchos. Este lunes, Farràs publica un artículo de opinión en El Periódico, medio del que fue redactor jefe, titulado Relectura del 23-F, 40 años después y que es una reinterpretación de aquellos hechos con "más templanza historiográfica y menos épica política". En 2001, Farràs fue el guionista del 30 minuts El 23F des de dins, premio Ondas al mejor programa especializado. 

En el libro, Farràs y Cullell también explican que Pujol, los consellers de la Generalitat, Miquel Coll i Alentorn (por entonces adjunto a la presidencia de la Generalitat), y algunos representantes de la oposición pasaron aquellas horas de incertidumbre en la Generalitat. Pujol lanzó un mensaje de calma a la población y dio orden a los miembros de su gobierno de que al día siguiente, 24 de febrero, hicieran lo imposible de que el país funcionara con normalidad y que empresas, transporte público, comercios y escuelas no cerraran.

Jordi Pujol junto con Calvo Sotelo (centro) y Suárez / EFE

Jordi Pujol junto con Calvo Sotelo (centro) y Suárez / EFE


PUJOL Y SU GOBIERNO, EN LA GENERALITAT

Los dos periodistas fueron demandados por desvelar que el que fuera jefe de los Mossos en el Palau de la Generalitat, un cuerpo que por aquel entonces dependía de Capitanía General, se hubiera ofrecido a los golpistas para "cazar" -con esta palabra lo cita este lunes La Vanguardia-, al gobierno de Pujol. Farràs explica que tanto él como Cullell fueron absueltos. El jefe de aquellos Mossos era Beltrán Gómez Alba y aquella noche, tras dotar a los agentes de armas largas, se habría puesto a disposición de los mandos militares de Barcelona. 

La noche del 23F fue muy larga en los diarios barceloneses. Por aquel entonces, el Peródico de Catalunya estaba en una sala del Noticiero Universal, en la calle de Roger de Llúria. El jefe de política era Ángel Sánchez y el subjefe Sebastián Serrano. Años después, ambos llegaron a ser directores adjuntos en distintas etapas del medio. Sánchez explica que se enteraron de lo que ocurría en el Congreso por el subdirector de entonces Miguel Ángel Bastenier. "Tartamudeando nos dijo que habían habido tiros en el Congreso. Lo había escuchado en la radio. Al principio pensé que podía tratarse de ETA. 19 días antes se había abucheado a los Reyes en la Casa de Juntas de Guernica". 

VISITA DEL HERMANO DE SUÁREZ A LA REDACCIÓN DE 'EL PERIÓDICO'

La noticia de que los golpistas estaban liderados por Tejero no ayudó a calmar los ánimos. Sánchez recuerda que tres años antes el teniente coronel ya había participado en otro intento de golpe de estado: la operación Galaxia, que tomó el nombre de una cafetería de Madrid. "Pasamos miedo, pero no fuimos conscientes, tampoco del momento histórico que estábamos viviendo. Yo particularmente pasé más miedo la noche del asesinato de los abogados laboralistas de Atocha, en 1977. Entonces, estaba en Mundo Diario y teníamos la redacción en Cardenal Reig, en Les Corts. Había muchos descampados y era fácil que apareciera algún grupo de extrema derecha. Había nombres de periodistas en listas de estos grupos", dice el veterano articulista, que en 1981 tenía 34 años.

Dos portadas de 'El Periódico' sobre el 23F / EL PERIÓDICO

Dos portadas de 'El Periódico' sobre el 23F / EL PERIÓDICO


Entre las anécdotas de la noche del 23F que se vivió en la redacción del medio barcelonés destacó la presencia del hermano del expresidente Suárez, Chema Suárez, que se dedicaba al mundo de la noche. "Vino con el periodista de Interviú Luis Cantero. Su visita nos permitió tener información de primera mano porque Chema hablaba con su cuñada, Amparo lllana, la mujer de Suárez. También apareció por la redacción una pareja de la Policía Nacional. "Aunque decían que venían a protegernos, su llegada generó mucha incertidumbre hasta que Enrique Arias Vega, el director en funciones, habló con el gobernador civil, Josep Coderch". El director de el Periódico era Antonio Franco, pero estaba de viaje en Londres.

El Periódico de Catalunya lanzó tres ediciones sobre el 23F. "La primera con la idea de que un grupo de guardias civiles había tomado el Congreso, la segunda con la orden del Rey de que los golpistas acataran la legalidad y la tercera, ya el mediodía del día 24, con la rendición. 1980 se había cerrado el año con 60.000 ejemplares vendidos. Con el 23F pasamos a unos 200.000 en un sola día. Al cabo de un año, el Periódico alcanzó los 100.000 ejemplares diarios", relata Sánchez. El medio era ya un referente del periodismo de calidad.

VUELTA DESDE VALENCIA SIN RECOGER EL EQUIPAJE

Óscar Benítez, actual consejero de Sant Martí de Barcelona pel Canvi, tenía 23 años en 1981. El intento de golpe de estado le cogió esa noche en Valencia, la ciudad en la que Milans del Bosch sacó los tanques a la calle. “Era comercial de papelería y estaba en Valencia con dos compañeros en una feria. El 23 de febrero era un lunes. Fuimos a cenar y cuando salimos del restaurante nos pareció ver un tanque. En un principio, creímos que nos habíamos confundido. Cuando cruzamos el Turia vimos una hilera de blindados en formación, al menos había unos 12 o 14. Pusimos la radio y nos enteramos del asalto del Congreso. Ni en la cena, ni la feria, nadie nos dijo nada”.

La reacción fue instantánea. “Cogimos el coche de mi jefe y nos volvimos a Barcelona sin ni siquiera recoger la ropa en el hotel. Nos daba miedo que se iniciara otra guerra civil y nos cogiera separados de nuestra familia. Llegamos a Barcelona sobre la 1.00 o las 2.00 de la madrugada. Tardamos unas cuatro horas. Entramos por la Diagonal. En la autopista apenas encontramos coches. Vimos algún control de la Guardia Civil en alguna salida de la autopista. Pensábamos que cuando entraríamos por la Diagonal nos encontraríamos la calle tomada por los militares del Bruc. Todo estaba muy desierto", dice Benítez, que estuvo en activo como agente de los Mossos d'Esquadra durante 25 años.