Vicky, una masajista erótica de Barcelona, ha denunciado un caso de acoso: "soy puta y los antiprostitución me acosan en mi piso". La prostituta señala que los abolicionistas del trabajo sexual comenzaron marcando la portería de su bloque y siguieron marcando su portal, el ascensor de su bloque y su piso. 

La trabajadora sexual ha relatado a Crónica Global su desesperación "¿Qué será lo siguiente? ¿Llamarme por teléfono? ¿Violencia contra mi persona?", se pregunta. Esta prostituta explica que los abolicionistas han pintado el inmueble en el que vive con frases como "proxenetas fuera", pero que ella trabaja por su cuenta. 

DEFIENDE SU TRABAJO

La masajista erótica comprende que existan posturas sobre prohibir o regular los servicios de compañía a cambio de dinero en España, pero asegura que a ella no le explota nadie: "me gusta mi trabajo y cobro por él. No hago daño a nadie", argumenta. 

Vicky atiende a sus clientes en un piso turístico y especifica que, desde que lo hace, no se producen problemas: "atiendo en un piso turístico. Antes aquí se alojaban turistas y era peor: orinaban en la escalera, dejaban vómitos en el rellano e incluso hubo días con sangre y una navaja en el suelo. Desde que estoy yo, ni ruidos ni molestias, pues primo la discreción y el respeto", asegura al digital.

LAMENTA LOS EFECTOS DEL ACOSO

La polémica sobre la prostitución afecta al ritmo de vida de esta empleada. Vicky ve como su trabajo está siendo damnificado a causa de los que están en contra de la prostitución y no comprende que no la dejen trabajar: "yo también me considero feminista, pero no para prohibir que yo me pueda dedicar a algo de lo que, tarde o temprano, me voy a retirar. Cuando yo decida", lamenta. 

 

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