La cocina fantasma barcelonesa Kraving Kitchens ha abandonado su actividad en la ciudad a causa de la pandemia del Covid-19, la competitividad entre las grandes plataformas y la gran inversión que supone la comunicación y promociones para este tipo de empresas.

Tras vivir varios años en Hong Kong observando estos modelos de negocio, la emprendedora de vocación Mar Cònsul inició el proyecto en 2018 basado en una gastronomía diversificada entre mediterránea, vietnamita, poke y vegan burguer; en auge hasta que "llegó la pandemia", según ha explicado la fundadora de la startup en declaraciones a Europa Press.

MIEDO A INTOXICARSE

Mientras que las aplicaciones delivery más conocidas han visto su demanda multiplicarse, la fundadora de Kraven Kitchens ha explicado que en su caso se vivió muy diferente: "El Covid hizo que la gente cocinara mucho más y que tuviera pánico a que la comida estuviera intoxicada. Además, la empresa estaba muy enfocada a oficinas, y eso quedó en cero".

Kraving Kitchens forma parte de este innovador modelo de restauración nacido en Estados Unidos que ofrece comida de reparto a domicilio a través de las aplicaciones de delivery -como Glovo, Uber Eats o Deliveroo- pero que no incorporan sillas, mesas o camareros dentro de estos establecimientos.

Para Cònsul, el concepto de dark kitchen es muy positivo a la hora de reducir costes, por su estandarización, flexibilidad y digitalización, sin embargo, alega que en Barcelona "no funcionan porque se encuentran en una fase inmadura", motivo por el que ha señalado que muchas están cerrando.

Además, ha matizado que es necesario una inversión "muy elevada" por parte de estas empresas para que la gente conozca el negocio, además de que, si no se conoce, no existe demanda.

COMPETITIVIDAD DE LAS GRANDES PLATAFORMAS

Por otro lado, ha descrito que la "enorme" competitividad entre las grandes plataformas dificulta la supervivencia de los emprendedores. Éstas --según Cònsul-- compiten entre sí para añadir a su oferta los restaurantes más simbólicos, a los cuales posicionan arriba en la aplicación e "incentivan con acciones como financiación de campañas de marketing", lo que relega a las empresas emergentes que tratan de abrirse camino.

La empresa, con una filosofía basada en la sostenibilidad y que ha trabajado con "todas" las aplicaciones de pedidos a domicilio, producía sus platos de marcas independientes en su local de la calle Bruc 85, y contaba con atención al cliente en el mismo local al que se podía ir a buscar los pedidos con previa demanda.

CONTROL DE LOS DATOS

Otra problemática para el recorrido de la firma ha sido no tener el control total de los datos de los clientes, así como de toda la cadena de seguimiento de los pedidos y la atención directa con el consumidor, aspectos que "gestiona en muchas ocasiones la gran plataforma, lo que hace que se pierda mucha información útil" para la cocina fantasma.

La startup abandona su actividad en Barcelona en un momento controvertido para este tipo de negocios en la capital catalana, dado que el pasado 26 de marzo el Ayuntamiento de Barcelona anunció la aprobación de una suspensión de licencias de un año para evitar la proliferación "descontrolada" de macrococinas. Mientras tanto, el consistorio estudia un plan de choque para abordar el fenómeno en auge en la ciudad y adaptar su impacto al medio ambiente, los vecinos y la restauración local.

Sobre la suspensión, la emprendedora ha señalado que es "inútil" porque solo hará que se tramiten otro tipo de licencias para poder operar, a la vez que ha destacado que los restaurantes estándar no pueden hacer frente a los costes de vender comida a domicilio por las altas comisiones que supone estar en las plataformas.

Noticias relacionadas