Con su mano "destrozada" y envuelta en un guante protector, Ali Laarill no se ha querido perder la manifestación del taxi de Barcelona. El conductor, víctima de un robo y una paliza grupal el 7 de octubre en la que participaron siete personas, encabezaba la concentración inicial de vehículos en la calle de Tarragona. Convocados por todas las asociaciones del taxi, unos 200 conductores (la Guardia Urbana ha contado 100) han colapsado la Gran Via con una antigua reivindicación, esta vez subida de tono: la instalación de cámaras de seguridad en los coches .

Los taxistas denuncian un aumento de la inseguridad. Aunque reconocen que el número de agresiones de 2021 ha sido menor que en 2020 y 2019, los conductores se sienten desprotegidos y echan en falta más apoyo por parte de las administraciones, en este caso, del Institut Metropolità del Taxi (IMET). "Siguen pasando cosas muy graves. El otro día en la Vall d'Hebron intentaron robarle a otro taxista con un machete", explicaba el portavoz de Élite Taxi, Tito Álvarez.

"NECESITAMOS MÁS SEGURIDAD DE NOCHE"

Tras una breve arenga megáfono en mano a unos 50 conductores (el resto esperaba junto a sus vehículos), el portavoz de Élite ha ordenado el inicio de la protesta. Poco después de las 10.00 horas centenares de coches han empezado a avanzar lentamente hacia la plaza de Espanya y han tomado la Gran Via en dirección Hospitalet. Allí han generado un auténtico caos circulatorio durante unas dos horas hasta la llegada de la sede de la IMET en la Zona Franca.

Tito Álvarez, de Élite Taxi, coordina la marcha lenta en la Gran Via / GUILLEM ANDRÉS

Antes de arrancar, Malik, de origen pakistaní, justificaba su presencia en la manifestación por el ataque contra otro compatriota taxista el pasado 16 de diciembre en la Boqueria. El hombre recibió varios cortes cuando fue apuñalado por un hombre que, según el relato de Élite Taxi, intentaba robar a su cliente. Los Mossos d'Esquadra descartaron el robo. En cualquier caso, Malik ponía este miércoles el grito en el cielo por estas agresiones. "No queremos que pasen estas cosas, necesitamos más seguridad durante la noche y la madrugada. Por la noche es cuando hay más problemas", asegura.

UNA FAMILIA QUE ALIMENTAR

Ali tiene insertados varios tornillos en la mano y una placa. Lleva tres meses de baja, pero aun le faltan tres más. Como mínimo. Intenta gestionar el miedo que siente por regresar a su taxi y la "presión" por alimentar a su familia.

Los taxistas han dirigido sus críticas contra el IMET por negarse a poner las cámaras. En la última reunión para abordar esta reivindicación del pasado octubre, los responsables del organismo se apoyaron en las diversas trabas legales que existirían para la instalación de los dispositivos de seguridad. Álvarez, sin embargo, cree que se trata de una "decisión política" y que la instalación de cámaras está perfectamente ajustada a la Ley.

 

 

MOVILIZACIONES DURANTE EL MOBILE

La número tres del IMET, Pilar Molina, ha recibido a los conductores en una brevísima reunión de apenas 15 minutos. Los taxistas han vuelto a escuchar la misma respuesta que el organismo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) les ha dado estos últimos meses. Les ha emplazado a una nueva comisión de seguridad el 20 de enero para abordar el tema.

En previsión de una nueva negativa de aquí tres semanas, los taxistas ya han decidido su siguiente paso en caso de no aceptar la petición de las cámaras. Agrupados bajo la asamblea, los trabajadores han votado organizar movilizaciones durante el Mobile World Congress (MWC) que tendrá lugar entre el 28 de febrero y el 3 de marzo de 2022

 

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