Los vecinos de la Barceloneta ven con preocupación la llegada del verano. Si en 2021 la ciudad vivió una temporada con menos restricciones, el verano de 2022 será el de la recuperación con una llegada masiva de turistas a la capital catalana. Uno de los principales quebraderos de cabeza del barrio marítimo son los botellones, una práctica entre jóvenes y no tan jóvenes que se ha instalado con fuerza durante y después de la pandemia.

La Asociación de Vecinos de la Barceloneta propone una solución destinada a los incívicos que protagonicen fiestas con alcohol en las playas y la vía pública: limpiar las playas como un servicio de la comunidad. Manel Martínez, vicepresidente de la entidad, también explica que podrían dedicarse a limpiar las pintadas de las calles y arreglar los jardines.

MULTAS

Beber en la vía pública es una conducta ilegal castigada con multas económicas por la ordenanza de civismo del Ayuntamiento de Barcelona. El líder vecinal considera que las sanciones no son suficientes y explica que ha trasladado de manera formal esta petición al gobierno de Ada Colau.

Los botellones y las fiestas nocturnas veraniegas han sido siempre uno de los principales enemigos del descanso vecinal. El barrio de Ciutat Vella sufre desde hace meses lo que podría ser una antesala de un verano caliente en cuanto a la afluencia de turistas y el uso del espacio público en las playas, plazas y callejuelas. "Las multas están bien, pero también hemos pedido que se hagan servicios a la comunidad", explica Martínez que se refiere a situaciones donde se junta una "marabunta" de gente.

MANIFESTACIÓN

El 16 de junio, una manifestación organizada por diversidades entidades vecinales con destino a la plaza de Sant Jaume, la sede del Ayuntamiento, clamarán por la defensa del derecho al descanso y contra el ruido. Las entidades, que representan a diferentes barrios barceloneses, quieren hacer un frente común contra las molestias nocturnas que padecen los residentes.

La asociación de vecinos cree que "hay margen" para hacer que esta obligación sea una realidad. "Las normas que se pueden aplicar ya existen. Si una molestia deriva en un acto en que se provocan daños ya se puede entender que se ha cometido un delito. Se debería revisar la normativa de civismo", comenta Martínez, que también pide revisar la ordenanza de civismo. Con los menores propone que hagan voluntariado y, con los mayores, el servicio comunitario.

PISOS TURÍSTICOS ILEGALES

Los servicios a la comunidad también podrían dirigirse a aquellos incívicos que protagonizan fiestas en pisos turísticos ilegales y a los participantes en despedidas de solteros que terminan con repercusiones negativas para el barrio. La entidad de uno de los barrios con más presión turística de Barcelona apunta a la necesidad de realizar campañas informativas a residentes y a turistas con valores positivos destinados a cuidar la ciudad. 

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