Barcelona debe tomar ejemplo de Mallorca. Es la posición de la alcaldesa Ada Colau, que reclama, como ya ha hecho Palma, que se limite la entrada de cruceros a la capital catalana. El puerto de Mallorca arrancó la temporada con una limitación en el número de cruceros, convirtiéndose en la primera ciudad española en impulsar esta medida. Hasta 2026, en el puerto de Palma solo podrán coincidir tres cruceros al día. De ellos, solo uno podrá ser un crucero con capacidad para más de 5.000 pasajeros. Pero los comunes quieren ir más allá. Su idea no es únicamente reducir a tres los cruceros por día. Para mantener a raya la ‘invasión’ de turistas excesiva, plantean rebajar el número de pasajeros que llegan a Barcelona en crucero en temporada alta. Para este 2023 se prevé una llegada masiva de cruceristas a la capital catalana. En total, más de 800 aterrizarán en el Port de Barcelona.
RECUPERACIÓN DEL SECTOR
Entre enero, febrero y marzo de 2023 han llegado a Barcelona 149 cruceros. En abril se prevé cerca de 80 cruceros, y las cifras de los meses siguientes no son para nada desalentadoras. En mayo se esperan 99 cruceros y en junio 91. En los tres próximos meses, Barcelona podría recibir 270 cruceros. Contando la temporada alta en la capital, comprendida entre mayo y octubre, esta cifra podría ascender hasta los 602 cruceros, según los datos del Port de Barcelona.
Tras una lenta recuperación, el número de buques totales para este 2023 superará con creces los de 2022. En concreto, este año el Port prevé un total de 887 cruceros, 82 más que en 2022 (805) y 87 más que en 2019 (800). Las compañías más presentes serán MSC Cruceros y Costa Cruceros.
Todas estas cifras evidencian una clara recuperación del sector. No obstante, han vuelto a poner bajo el punto de mira a los cruceros, que se encuentra en un momento muy tensionado. Por un lado, forman parte del debate político por su impacto medioambiental y social. Por otro, se enfrentan diariamente a las críticas para su prohibición por parte de plataformas ecologistas, como STOP Creuers.
CRUCERISTAS EN BARCELONA
La llegada masiva de turistas de crucero a Barcelona es una de las mayores críticas a este sector. Actualmente, hay una gran concentración de cruceristas en los meses de temporada alta, que suponen el 80% de los pasajeros de todo el año. Según el Informe de externalidades del tránsito de barcos en el puerto de la ciudad elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona, durante este periodo se puede llegar hasta las 400.000 personas al mes, de las cuales el 60% hacen una estancia de pocas horas en la ciudad.
La capital alcanzó el éxito pospandemia en el año 2022, cuando aterrizaron más de 2,3 millones de pasajeros, más del 400% que en 2021 (520.510). La cifra, sin embargo, queda lejos de las cifras astronómicas de 2019: 3.137.978 de cruceristas. Lo cierto es que la capital catalana siempre ha sido un atractivo turístico para los turistas de crucero. Así lo demuestran los datos del consistorio; desde 2011 hasta 2022 (excepto 2020 y 2021), las cifras de pasajeros no descienden de los más de 2 millones de visitantes cada año, siendo 2.364.292 la cifra más baja en 2014. Actualmente, solo en enero y febrero de 2023, han aterrizado en Barcelona 172.837 pasajeros procedentes de estos grandes buques.
MASIFICACIÓN TURÍSTICA
El impacto económico de los cruceros también es un tema delicado. Mientras unos defienden la prohibición total de los buques, otros elogian la facturación que aportan. Por su parte, los ecologistas aseguran que el turismo de cruceros no es "igualitario". Según STOP Creuers, la riqueza que generan los cruceristas va dirigida a zonas más exclusivas o a las zonas más comerciales de la ciudad, como pueden ser el paseo de Gràcia o el Portal de l'Àngel. Según los ecologistas, este factor genera "desigualdad económica" porque el impacto solo se percibe en una zona muy reducida de la ciudad.
Esta versión choca por completo con las cifras publicadas recientemente por un estudio elaborado por la Universitat de Barcelona (UB) por encargo, precisamente, de la Asociación Internacional de Líneas de Crucerps (CLIA). En él, se indica que los cruceristas son solo el 4,1% de los turistas que visitan Barcelona, pero que dejan en la ciudad el 13% de la recaudación de la tasa turística del Ayuntamiento. Según el estudio de la UB, el sector de los cruceros representa una facturación superior a los 1.000 millones de euros y el mantenimiento de 9.000 puestos de trabajo.
CONTAMINACIÓN
El Puerto tiene contabilizada la incidencia medioambiental. Según el presidente del Port, Lluís Salvadó, "el problema de la contaminación no son los cruceros porque son las naves más modernas y eficientes que llegan a las instalaciones". Salvadó explica que algunos de los buques están propulsados por gas natural licuado (GNL) y que la mayoría produce su propia agua. En concreto, el presidente achaca el problema de la contaminación a los barcos petroleros y cargueros en general.
No obstante, los ecologistas defienden que los cruceros representan los niveles más elevados de contaminación en Barcelona. Los datos aportados a Metrópoli por STOP Creuers muestran que la actividad relacionada con el transporte marítimo en el puerto emite 5,3 millones de toneladas en comparación con el que supone el cómputo total de emisiones en Barcelona, que son 3,4. Es decir, la suma de emisiones relacionadas con el transporte marítimo y aeronáutico son cerca de cuatro veces más de las emisiones que produce la ciudad. De estas cinco millones de toneladas que corresponden al transporte marítimo, el 43% son de mercaderías, mientras que el 57% es de transporte de pasajeros. También, según un estudio de Transport and Environment, el 10% de las emisiones de óxido de nitrógeno están directamente relacionados con el puerto.
Con todo, entidades vecinales y ecologistas han anunciado dos grandes movilizaciones el próximo domingo 7 de mayo en Barcelona y Tarragona contra la actividad de los cruceros.