La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EUROPA PRESS

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EUROPA PRESS

El pulso de la ciudad

El extraño contrato de Colau a una entidad ‘fantasma’: 282.000 euros para actividades culturales

La asociación beneficiada no tiene ni página web, pero va encadenando contratos públicos municipales año tras año

25 abril, 2023 00:00

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El Ayuntamiento de Barcelona adjudicó un contrato de 282.745 de euros a la misteriosa Associació 30 de Febrer, una entidad de la que apenas consta información pública sobre ella. No tiene página web, ni dirección, ni vida social en las redes. Se trata casi de una asociación fantasma, materializada sólo sobre el papel gracias a los contratos públicos que recibe. El suculento contrato fue licitado con toda normalidad y al mismo sólo concurrió esta entidad, que obtuvo 99 de 100 puntos posibles. El trabajo a realizar es el “servicio de mediación de programas de cultura y educación y comunitarios en los barrios de la ciudad de Barcelona, en el marco del Pla de Barris 2022-2023”. El consistorio vehiculó el contrato a través de la empresa pública Foment de Ciutat.

El anuncio del contrato en la mesa de contratación se produjo el pasado 10 de abril de 2023. Para mayor abundamiento, el anuncio informa que contra la resolución de adjudicación se puede interponer recurso especial en un plazo de 15 días. A buenas horas, mangas verdes: en realidad, el contrato se cerró el verano pasado y se mantendrá hasta dentro de un año. Lo cierto es que el contrato firmado entre Foment de Ciutat y la asociación ni siquiera lleva fecha y sólo especifica que su duración es de 18 meses. Según ha podido saber Metrópoli, detrás de esta asociación se encuentra Juliette Beaume, una profesional independiente que se dedica a la “coordinación y producción de proyectos culturales”. Entre 2017 y 2019, había trabajado en la Fundación Catalunya Cultura y, con anterioridad, había sido responsable de proyectos internacionales de La Central del Circ. En 2012, se hizo socia de Coop57.

VARIOS CONTRATOS LOS ÚLTIMOS AÑOS

Durante los últimos años, esta activista ha tenido varios contratos de Foment de Ciutat y del Mercat de les Flors, ambas entidades públicas municipales, aunque sus importes son sensiblemente más reducidos que el que se le ha concedido ahora. En 2019, la entidad ya recibió un contrato para “la dinamización de programas de cultura y educación y comunitarios” en algunos barrios de los distritos de Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí (además del de la Marina, en Sants-Montjuïc), aunque su monto ascendía a 82.966 euros por 11 meses de trabajo. Ese ejercicio, no obstante, obtuvo también otro contrato por algo más de 32.000 euros. En 2020, le consta otro contrato, también de Foment de Ciutat, por 71.780 euros.

La asociación citada intentó a mediados del año pasado obtener dos contratos para organizar actividades extraescolares artísticas y científico-técnicas en Barcelona. Pero los responsables municipales otorgaron dichos contratos (ambos de 26 meses, por lo que estarán en vigor hasta otoño del 2024) a la cooperativa Més Educació y a la Fundació Pere Tarrés.

CUADROS DE FLAMENCO Y BANDAS DE ROCK

El objetivo de la adjudicación es desarrollar “una oferta cultural educativa, equilibrada territorialmente”, que conecte agentes culturales y que opere tanto dentro de contextos escolares como en “entornos educadores no formales”. Los primeros son programas a realizar dentro de escuelas. Más allá de promover ‘actividades’ y ‘programas culturales’, es preciso estimular la puesta en marcha de procesos de cooperación sostenibles y con aportaciones recíprocas entre entidades e instituciones culturales y educativas”, dicen las cláusulas del contrato. Los entornos no formales o informales son los que engloban actividades fuera de horarios lectivos o en centros que no sean educativos. Para estimular su producción se requiere una participación activa de las familias.

En definitiva, se trata de fomentar la práctica artística apostando por la “sensibilización y creación comunitaria”. Entre otras actividades, se incardinan dentro de esta estimulación el impulso de grupos de teatro aficionado, de corales, de artes plásticas para decorar las calles, de escenografía de carnaval y disfraces, de creación de bandas de rock, de cuadros flamencos o de sevillanas y grupos de percusión, por ejemplo. “En definitiva, se trataría de aprovechar la energía y potencialidades presentes en un territorio y ampliar su vertiente creativa y de experiencia artística. Crear un clima en el que, para aquellos que lo quieran, no sea extraño expresarse y formarse en la expresión artística”. La manera de hacerlo es trabajar con los espacios disponibles, especialmente desde los centros educativos y los centros cívicos y coordinarlos con el tejido asociativo para generar una red de actividades comunes.

INVOLUCRADOS EL ICUB Y EL CEB

Un informe justificativo firmado por el director de servicios generales de Foment de Ciutat, Jaume Ramos, y por Arnau Balcells, director del Pla de Barris, señala que uno de los objetivos de la contratación es “el fomento del tejido asociativo y el fortalecimiento de las redes comunitarias en el barrio, así como el acercamiento cultural y las artes de los barrios con menos dificultad de acceso de la ciudad. Eso implica trabajar conjuntamente con los vecinos y vecinas para velar por el bienestar del vecindario”.

A partir de esa premisa, los directivos de la empresa pública establecen que “se ha desarrollado un programa de acción comunitaria que se basa en el diseño, el desarrollo y la valoración de proyectos culturales y de acción comunitaria. Su voluntad es aprovechar el capital social del barrio, así como los servicios u los equipamientos existentes para elaborar y construir proyectos culturales de base comunitaria arraigados en el territorio”.  Para ello, señala el informe, se contrató a dos mediadores más un tercero, que ya prestan sus servicios, pero fueron insuficientes.

Lo que pretende ahora el consistorio es, exclusivamente, “vincular cultura y educación y promover las enseñanzas y la práctica artística”. La meta es reducir las desigualdades entre los barrios de la ciudad. De ahí que se involucre en la estrategia del plan de mediadores al Institut de Cultura de Barcelona (Icub) y al Consorci d’Educació de Barcelona (CEB) para ofrecer “una oferta cultural educativa equilibrada territorialmente y dirigida a la población de todas las edades. Por ello, se establecen itinerarios tanto dentro de las escuelas como fuera de ellas, promoviendo la conexión de agentes culturales y educativos.

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