Bañarse en la playa puede ser uno de los mayores placeres que hay en verano. Pero hacerlo completamente desnudo es un lujo que pocos se atreven a probar. "Libertad" es lo que, según los nudistas, sienten al quitarse toda la ropa para quedarse como Dios los trajo al mundo. Pero practicar nudismo en Barcelona no es tan fácil (o cómodo) como parece. Apartada de las aglomeraciones de los turistas se encuentra la playa de la Mar Bella, el oasis por excelencia de los nudistas en la capital catalana. Una playa que, pese a anunciarse que es una zona de baño nudista, está repleta de gente con bañador o 'textiles', como ellos los llaman.
Un pequeño cartel justo a la entrada de la playa indica que está destinada para practicar nudismo. Sin embargo, los bañistas que desean 'despelotarse' no tienen más remedio que madrugar mucho o condenarse a tomar el sol como anchoas en lata. Además de ser una franja que apenas alcanza los 100 metros, es una zona donde los vecinos del barrio del Poblenou aprovechan para darse un chapuzón sin turistas, que normalmente prefieren (o sólo conocen) la Barceloneta. Por lo que la Mar Bella se convierte en una masificada playa más de la ciudad.
CONVIVIR CON 'MIRONES'
En la playa conviven nudistas y 'textiles'. Entre las personas desnudas, sobre todo entre las mujeres, se ve con cierta incomodidad como algunos 'textiles', o 'mirones' como se les conoce popularmente, se sitúan cerca del espacio nudista y miran con descaro a las chicas que practican el nudismo. “No es nuevo para nosotros, pero sí que es incómodo. Hay mirones que se ponen arriba de las rocas, y aunque intentes obviarlo, la verdad es que resulta complicado, sobre todo porque a veces hacen comentarios inapropiados”, explica una joven. "Incluso hubo un día que un hombre se sentó a mi lado y se empezó a masturbar", lamenta a Metrópoli.
Décadas atrás, el nudismo se veía como una práctica algo inusual, pero con el paso de los años, y con una ciudad tan abierta como es ahora Barcelona, la convivencia entre nudistas y 'textiles' se ha convertido en algo habitual. "Practicar el nudismo es natural, nos sentimos libres", explica una pareja mayor. El hecho de que a su lado se encuentre un grupo de jóvenes no les incomoda, puesto que una playa nudista, según ellos, "es sinónimo de libertad y cada uno puede hacer lo que quiera", aseguran a este digital.
Entre los usuarios de la Mar Bella se encuentran familias con niños pequeños. Una de ellas es consciente de que se trata de una playa nudista, pero no considera que esto pueda afectar negativamente a su hija, que no llega a los 3 años. "Nosotros practicamos el nudismo, pero si venimos acompañados de amigos preferimos ponernos el bañador", explican a Metrópoli.
'CRUISING' Y GAIS
Además de los mirones, los usuarios de la playa se enfrentan a una de las problemáticas por excelencia de la Mar Bella: el cruising, las relaciones sexuales esporádicas entre el colectivo gay. Los nudistas llevan tiempo señalado esta practica y están hartos. Bien es cierto que la presencia de turismo gay no es nuevo en la zona, pero el asunto ha alcanzado en los últimos tiempos unos extremos difíciles de soportar para los nudistas. "Normalmente se ponen donde no se les pueda ver, arriba entre las cañas y los hierbajos, y sobre todo por la tarde-noche", asegura una bañista.
NUDISMO EN BARCELONA
El nudismo también solía practicarse en la playa de Sant Sebastià, pero su cercanía con el lujoso Hotel W y las quejas de algunos vecinos obligó a los bañistas a trasladarse a la Mar Bella. En 2011, los clubes de natación que se encuentran cerca de la playa criticaron que se practicase el nudismo en una zona muy visitada por turistas y con miles de niños entre sus asociados.
Actualmente, hay diez playas en Barcelona, pero sólo está permitido hacer nudismo en la Mar Bella. Esta falta de espacios hace que sean muchos los nudistas de la ciudad que prefieran dirigirse a otros poblaciones cercanas, tanto del Baix Llobregat como del Maresme, para practicar nudismo con más tranquilidad.