El maquinista arrollado por una locomotora de FGC en Barcelona: "me han quitado años de vida"
La víctima del trágico accidente que tuvo lugar en la estación de Sarrià narra como sucedieron unos hechos que casi le cuestan la vida
1 noviembre, 2023 23:30Viernes por la noche, 11 de agosto de 2023. Nacho se encuentra trabajando en la estación de Sarrià de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) en Barcelona, pilotando su vehículo vaiacar bimodal. El maquinista estaba, junto a otros compañeros, preparando materiales y maquinaria para las obras que iban a empezar el pasado 12 del mismo mes, cuando fue arrollado por una locomotora de mantenimiento.
El golpe es rápido. "Justo estaba dejando unos materiales al lado de la vía cuando escuché ¡Qué viene un tren! Me giré para mirar y vi una mancha amarilla". Era la locomotora, que se había desprendido de su sistema de agarre de seguridad y había recorrido varios cientos de metros en completo silencio, alcanzando los 60-70 km/h. "No hubo avisos por radio desde el centro de control. No lo vimos venir. De pronto, la teníamos encima y no había margen de reacción", relata el trabajador a Metrópoli.
CHOQUE
Impacto. La locomotora se lleva al vehículo en el que se encontraba Nacho junto a un compañero por delante. Arrastra al vaiacar unos 60 metros hasta que descarrilan ambos vehículos. Su compañero, que se encontraba en una zona menos expuesta de la máquina, quedó herido en estado leve. Nacho no tuvo tanta suerte.
Humo. El trabajador sale disparado unos 20 metros. El choque levanta una nube de polvo que impide la visión y cae inconsciente. En la zona accidentada y las inmediaciones quedaban unas 10-12 personas --entre trabajadores y un equipo topográfico-- y, si la locomotora no hubiera chocado contra el vehículo, "probablemente se hablaría de muertos", reflexiona. "Me encontró al rato un supervisor de FGC y por la postura y el polvo, pensó que me había partido por la mitad".
El revisor se equivocó, afortunadamente, pero Nacho tenía un fémur partido por dos partes, una grave fractura en hombro, clavícula y pelvis; el nervio cubital oprimido y otras lesiones y magulladuras. Meses después, todavía le están haciendo pruebas.
Actualmente, Nacho sigue en casa convaleciente, con un clavo en la pierna que le recorre desde la cadera a la rodilla. Todavía no puede mover parte de su cuerpo, inutilizado hasta que se le intervenga quirúrgicamente. La medicación lo tiene sedado durante buena parte del día. Esa, explica, es la única forma de lidiar con el dolor y con las secuelas psicológicas derivadas del accidente.
TRAUMA
Y es que todavía le causa un gran malestar hablar del tema. No obstante, eso choca directamente con que "muchas cosas" le recuerdan al accidente. "Mientras estaba internado en el Hospital Clínic, tuve que pedirle a una enfermera muy amable que apartara de mi vista una basura amarilla porque me recordaba al impacto de la locomotora, que era del mismo color. Pocas semanas después del accidente me puse histérico solo con leer el rótulo de la estación de Sarrià", lamenta.
Con 35 años de edad, divorciado y tres hijos, no puede pasar apenas ya tiempo con sus pequeños de tres, seis y diez años, pues las secuelas físicas le impiden que pueda hacerse cargo de sus cuidados. "Les echo muchísimo de menos y entre pruebas, preoperaciones, intervenciones y rehabilitación, me han quitado como mínimo un año de vida, puede que más". A todo ello, hay que añadir la incertidumbre de no saber si le quedarán secuelas permanentes.
INDIGNACIÓN
El accidente fue producto de una serie de errores. "Esa locomotora era muy problemática y se había escapado en anteriores ocasiones por la avería en los sistemas de sujeción a la vía", denuncia. "Fallaron los dos motores de la máquina y otros cuatro sistemas de seguridad", añade. Esta locomotora tenía un truco para seguir en funcionamiento: cuando se apagaba, desconectaban por completo las baterías --una especie de reinicio-- y volvían a arrancarla.
Pero mantener esa máquina, propiedad de FGC, operativa, no fue el único error de aquella noche. "En todo momento mi vehículo está localizado por el centro de control, sabían donde estábamos los trabajadores y el equipo topográfico. Nadie nos llamó cuando el vehículo se descontroló ni nos avisaron. Hubiéramos tenido entre un minuto y medio y dos para desalojar la zona o ponernos a cubierto y nadie hubiera resultado herido", critica. Con todo, "los fallos técnicos en los equipos que proporciona Ferrocarrils son relativamente frecuentes".
Como cualquier otra operadora, tiene protocolos de seguridad tanto para la maquinaria como para situaciones de riesgo y aquella fatídica noche todos fallaron. Y como ejemplo pone la compañía subcontratada para la que él trabaja, Infesa. "Si detectamos que un equipo no está al 100% se manda a revisión mecánica inmediatamente", compara.
SOSPECHAS
Todavía esperan tanto él como su jefe una llamada de FGC pidiendo disculpas, ofreciendo explicaciones o, como mínimo, interesándose por su estado de salud. En este sentido, existe la sospecha, compartida también por el sindicato SEMAF, de que la empresa "oculta" o "suaviza" los incidentes graves. Al respecto, Nacho se pregunta por qué las primeras informaciones que dio solo hacían alusión a un herido en estado leve.
Preguntados por este medio, la operadora niega que se haya ocultado información. Explican también que en su momento se facilitaron todos los datos de los que disponían y que se ha abierto una investigación para esclarecer los hechos. Por su parte, la representante legal de la víctima del accidente estudian tomar medidas legales una vez terminen las investigaciones abiertas por Inspección del Trabajo y Mossos d'Esquadra.
"Todo esto te jode, te jode para toda tu vida. Soy una persona muy activa y un accidente así te para en seco. Hay días que no quieres ni levantarte de la cama. Lo paso mal yo y lo pasan mal mis hijos porque apenas nos vemos. Por las noches, todavía me levanto con ansiedad porque veo en sueños la locomotora", resume.
"Por mucho dinero que me den --o no--, todo el tiempo que estoy perdiendo para mí y mis hijos no lo voy a recuperar. El choque ha parado mi vida", concluye. Nacho recibe, además de toda la medicación, asistencia psicológica para gestionar el trauma. A pesar de los tímidos avances que hace gracias a la terapia, solo le queda armarse de paciencia y esperar a que el resto de operaciones y rehabilitación le permitan, con suerte y años, recuperar el pleno control de su cuerpo y dejar este como un recuerdo que no podrá olvidar.