Fotomontaje con Juan y las conversaciones entre el estafador y una de sus víctimas

Fotomontaje con Juan y las conversaciones entre el estafador y una de sus víctimas CEDIDA

El pulso de la ciudad

El sinvivir de Juan tras una suplantación de identidad: acumula denuncias por estafas

Al joven argentino le robaron el móvil y las tarjetas en febrero de 2022 y desde entonces, los delincuentes usan sus datos para engañar a internautas

17 diciembre, 2023 23:10

Noticias relacionadas

Juan no duerme bien, tiene ansiedad y vive en un continuo estado de preocupación e inseguridad. ¿El motivo? Una suplantación de identidad que casi dos años después continúa dándole quebraderos de cabeza.

Este joven argentino de 32 años ha denunciado a Metrópoli el sinvivir que sufre desde febrero de 2022, cuando salió a divertirse a la discoteca Safari y terminó siendo víctima de robo con sustancias estupefacientes de por medio. 

UN ROBO Y FLASHBACKS CONFUSOS 

Juan está convencido de que lo drogaron. Así lo cuenta a este medio mientras rememora la noche en que comenzó su pesadilla: “Salí a Safari y sé que me fui sobre las 04:00 horas porque recuerdo que el metro estaba cerrado”, relata a este medio. El joven decidió ponerse a caminar hasta que abriesen el suburbano, pero durante el camino comenzó a encontrarse muy mal: “Me senté en un banco por Gran Vía y aquí se me apaga la memoria”. Juan solo recuerda que vomitó y que llegó, no sabe ni cómo, hasta una parada de metro cuando ya estaba en funcionamiento, sobre las 05:00 horas.

En el momento en que echó la mano al bolsillo para sacar la tarjeta se dio cuenta de que le faltaban todas sus pertenencias: el móvil, la cartera y todas las tarjetas. En seguida sospechó que le habían robado mientras estaba inconsciente en un banco de la calle, por lo que al día siguiente presentó una denuncia ante los Mossos d’Esquadra

CUENTAS HACKEADAS 

Juan pensó que este desagradable capítulo de su vida terminaría aquí, pero nada más lejos de la realidad. Al afectado le robaron dinero del cajero automático hasta en dos ocasiones y le hackearon todas las cuentas. Además, los ladrones hicieron varias compras online en su nombre y una de forma presencial en el Centro Comercial Splau.

A pesar de ello, el joven logró recuperar el dinero sustraído, pero más de un año después, en septiembre de este año, recibió un desconcertante mensaje: una persona lo acusaba de ser un estafador y lo amenazaba con denunciarlo. Juan no dio crédito: “Al principio pensé que era una broma de algún amigo, pero la víctima sabía algunos de mis datos porque se estaban haciendo pasar por mí, con mi DNI incluido”. Una suplantación de identidad que los delincuentes usaban para la falsa compraventa de armas de airsoft a través de Telegram.

ARMAS DE AIRSOFT

La estafa era sencilla. Los delincuentes ofertaban armas de airsoft por un grupo de Telegram con todas las características y los precios. El interesado se ponía en contacto con ellos por privado y si desconfiaba de la autenticidad de la transacción, los ladrones le enviaban una foto del DNI de Juan para convencerlo de que era una persona física real. Tras ello, se enviaba un enlace de PayPal y se pagaba el arma, que nunca llegaba.

Un mes después, en octubre, a Juan lo citaron de un juzgado de Badajoz por la misma estafa cometida presuntamente por él. En noviembre, la reclamación fue la misma, pero desde Murcia: habían estafado unos 800 euros a una persona que dijo que iba a denunciarlo a la Guardia Civil. Una serie de acusaciones que obligan al joven, casi dos años después de sufrir el robo, a rendir cuentas ante la justicia por toda España sin él haberse movido de Barcelona.

POCOS AVANCES

Aunque los estafadores han usado numerosos teléfonos, correos electrónicos y cuentas a nombre de Juan, la policía no es capaz de darle una solución: “Cada vez que estoy implicado, supuestamente, en un nuevo caso intento ampliar la denuncia, pero los mossos me dicen que no es necesario”. Algo que no evita que el joven tenga que desplazarse por todo el país acudiendo a juicios por estafas que no ha cometido. “No me ayudan”, zanja el argentino.

Juan quiere que cada persona que lo denuncia sepa que él no tiene nada que ver. Llegó a Barcelona hace cinco años para “buscar una vida mejor”, dice, y el desafortunado episodio no le permite vivirla.