Extrabajadoras de las panaderías Vivari denuncian precariedad con la mira puesta en mujeres latinas
Ex empleadas de la cadena de macropanaderías denuncian las paupérrimas condiciones laborales con las que tenían que lidiar en su día a día
9 abril, 2024 23:30Cada día hay más de ellas. Incumplen la normativa municipal y, además, las trabajadoras denuncian que son un hervidero de explotación y precariedad con el foco puesto en mujeres migrantes latinoamericanas. La franquicia de panaderías y cafeterías Vivari incumple presuntamente con el Estatuto de los Trabajadores, según denuncian sus trabajadoras.
Así lo han denunciado a Metrópoli varias exempleadas de la cadena regentada por los empresarios de origen chino Yongmao y Chenxiao Ji. El perfil del trabajador en estos establecimientos es claro: mujeres migrantes de países suramericanos, que "necesitan un primer empleo para obtener el permiso de trabajo en España" o que, por sus situaciones personales, "no van a protestar", coinciden las fuentes consultadas. Si hay algún hombre detrás del mostrador, son casos "muy excepcionales".
La empresa, por su parte, argumenta que su política de contratación "no diferencia por nacionalidades, edades o sexo" y que, a pesar de no tener "estadísticas al respecto, de haber una mayoría de mujeres migradas, puede responder a que son el colectivo mayoritario en la búsqueda de empleo para este sector".
Horas extra
"Se aprovechan del desconocimiento de las trabajadoras en materia de legislación laboral en España para hacer con nosotras lo que quieren", a la vez que cultivan "un pésimo ambiente laboral entre empleados y encargados que lleva a las trabajadoras al límite", lamentan.
Añaden que las jornadas en los establecimientos son largas, tediosas y asfixiantes. "Apenas se te da formación aunque no hayas puesto un café en tu vida", critica una empleada que pide mantenerse en el anonimato. "Las horas extra están a la orden del día, nunca las pagan y pobre de aquella que se queje, porque inmediatamente la despiden", asegura. De hecho, la jornada laboral ya cuenta con un segmento que no se va a pagar, detallan. Todas las tiendas cierran a las 21:00 "y hasta ahí se cobra". Tras eso, "toca hacer la caja, limpiar el establecimiento, guardar y tirar los sobrantes de comida, etc. lo que fácilmente conlleva una o dos horas cada día que no se cotizan".
Los descansos son otro de los focos de conflicto. El Estatuto de los Trabajadores, en su artículo 34.5 reza: "Siempre que la duración de la jornada diaria continuada exceda de seis horas, deberá establecerse un periodo de descanso durante la misma de duración no inferior a quince minutos". Sin embargo, las exempleadas afirman no poder ni sentarse "esos 15 minutos para comer porque siempre hay trabajo". "Para comer o desayunar damos mordiscos a un bocadillo entre cliente y cliente. De hecho, el simple hecho de parar para ir al baño, aunque está permitido, ya está mal visto, porque ralentiza la producción y se acumula el trabajo", concretan a este digital.
La falta de asueto también se aplica a los cambios entre jornadas. Si bien el artículo 34.3 reza que este intervalo debe ser de 12 horas, se dan casos en los que, finalizando pasadas las 22:00, al día siguiente reanuden sus funciones a las 06:00. Todo ello en periodos que, en ocasiones, han alcanzado los 15 días ininterrumpidos sin jornada de descanso, comenta Leticia, extrabajadora de una de las cafeterías --cuando el máximo legal es 14 (art. 37.1) --.
Cuando dejó la empresa, denunció a Vivari porque había acumulado más de 40 horas extra no remuneradas. La empleada ganó el proceso judicial, por lo que la compañía tuvo que abonar unos 1.000 euros.
Despidos
Asimismo, acusan al grupo empresarial de despedir a empleados con mucha facilidad. Alicia --nombre ficticio-- fue a recoger su carta de despido tras volver de una baja por enfermedad. "Contraje una otitis, no podía manipular alimentos y en mi CAP me dieron la baja por dos días. Al notificarlo, me contestaron que, cuando volviera, recogiera mis cosas, que no había superado mi periodo de prueba".
"Sin embargo, al ir a por mi finiquito, me encontré que me habían quitado dinero. Al poco de comenzar un cliente me estafó 100 euros de la caja, me dijeron que tenía que reponer yo lo que habían robado porque era mi error", critica la exempleada.
Caja B
A cambio, la compensación recibida roza el Salario Mínimo Interprofesional en España. No obstante, Marina --nombre ficticio-- explica a este digital que su contrato de limpiadora, de 15 horas semanales, escondía por detrás jornadas de hasta 54 horas como barista, limpiadora y dependienta por las que recibía unos 800 euros en un sobre, siempre en efectivo, lo que le lleva a sospechar que "había una gran parte en negro".
"El primer día me enseñaron a que parte de la caja se manejaba en b. De lo que se facturaba, una parte se apartaba y, de vez en cuando, venía alguien de la familia propietaria, se llevaba el dinero y, al rato, aparecía con bolsas de tiendas de ropa o cosmética", acusa. Preguntados por este medio, la empresa niega rotundamente la existencia de esta presunta caja b.
También añaden que dentro del grupo empresarial actúan varias empresas y que cada una gestiona distintos locales. Además, buena parte de sus establecimientos son franquiciados. Así las cosas, funcionan con independencia.
Respecto a los establecimientos propios, "no consta que en ningún caso se supere la jornada legal y se cumple totalmente con el convenio de aplicación". Añaden que, desde su constitución en 2012, han tenido varias inspecciones de trabajo y "no se han detectado irregularidades (...). Tampoco una especial conflictividad laboral".
Incumplimiento municipal
Vivari se encuentra entre las firmas de macropanaderías - cafeterías que más éxito tienen en Barcelona. La ordenanza municipal vigente limita a 20 metros cuadrados la superficie de los locales (con un aforo máximo de 14 personas), un edicto violado de forma recurrente por las franquicias, que en algunos casos pueden alojar hasta un centenar de usuarios. También incumplen la normativa municipal otras cadenas como 365 Obrador, El Fornet, Granier o Pannia, tal y como desveló Metrópoli.
Según la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería, en la capital catalana hay 21 cadenas de esta especialidad con, al menos, cinco puntos de venta abiertos. Solo Vivari cuenta con más de 100 locales en la urbe.