El matrimonio de conveniencia de la Copa América con Barcelona que se ha roto “de forma amistosa”
- Jordi Valls sostiene que una nueva edición hubiera sido “económicamente insostenible” y se compromete a ser transparente con todas las inversiones realizadas
- Más información: Adiós a la Copa América en Barcelona en 2026: los neozelandeses descartan quedarse
Un matrimonio de conveniencia que se rompe cuando las dos partes creen que ya han logrado lo que deseaban. Y se desgaja “de forma amistosa”, y rápida, para que el transcurso del tiempo no erosione la relación y afecte a un tercero. Eso es lo que ha sucedido entre el Ayuntamiento de Barcelona y los organizadores de la Copa América, capitaneados por Grant Dalton, el CEO del Emirates Team New Zealand. ¿Satisfacción? Grande, pero ir más allá podía haber resultado muy negativo.
La posición del Ayuntamiento de Barcelona que lidera el socialista Jaume Collboni ha sido clara. El teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls, había manifestado en las últimas semanas que el evento estaba resultando un éxito, pero cada vez que se le preguntaba por la posibilidad de repetir en próximas ediciones, prefería no dar nada por hecho, y señalar que la ciudad tenía muchos otros proyectos.
Con una crítica soterrada al evento, movida a última hora por los comunes, a pesar de que la exalcaldesa Ada Colau firmó “encantada” el acuerdo con Grant Dalton, el Ayuntamiento de Barcelona entendía que la Copa América había resultado una gran oportunidad para ofrecer una nueva imagen de la ciudad, tras la parálisis del proceso independentista y de la pandemia. Pero que en el horizonte de 2026 –cuando se celebrará la próxima edición—los riesgos podrían ser mucho más elevados.
Polémica
Todo pasaba por la victoria del Emirates Team New Zealand, que había señalado su interés en repetir en Barcelona. Si ganaba podía elegir la ciudad –como hizo con Barcelona. Y Grant Dalton no ha dejado de ensalzar las bondades de la ciudad. Pero para el Ayuntamiento era el momento de romper ese matrimonio de conveniencia, después de comprobar un cierto clima de incomprensión. A lo largo de la competición han sido varas las manifestaciones contra el evento que han tenido lugar en la capital catalana.
El mismo domingo, el día de la clausura de la Copa América, en un reportaje de TV3 aparecía una pareja mayor de neozelandeses que visitaban la ciudad y que afirmaban que era mejor que se celebrara en la capital catalana que en su país, porque allí “el presupuesto es ajustado y se prefiere dedicar a Educación y Sanidad”. Los contrarios al evento en Barcelona lo utilizaron en las redes sociales de forma frenética a lo largo de todo el día.
Barcelona recupera el autoestima
Y los objetivos, por lo pronto, se han cumplido. Barcelona vuelve a estar en el mapa, los grandes eventos y congresos se acumulan y las grandes infraestructuras de movilidad, como el aeropuerto o el puerto, vuelven cifras de 2019 o incluso baten nuevos récords. La ciudad ha recuperado esa 'autoestima' y ha acelerado inversiones previstas en el Port Vell, entre otras cuestiones.
Así, el mismo consistorio comunicó a Dalton el pasado martes que no habría reedición en la ciudad. El empresario y marino, por otra parte, se adelantó lanzando un primer comunicado rechazando repetir en Barcelona bajo el argumento de que "se necesitaba más espacio para atraer nuevos equipos".
Solo unas horas después, el gobierno de la Comunidad Valenciana, con Carlos Mazón al frente, ha reiterado su interés en recuperar las regatas, algo para lo que la comunidad autónoma "está preparada".
Grandes eventos
Desde Barcelona, fuentes cercanas al equipo neozelandés y del teniente de alcalde señalaban que la situación "es un win-win”. El Ayuntamiento ha insistido en las últimas horas en que en 2026 ya cuenta con otro gran evento deportivo, la salida del Tour de Francia desde Barcelona, con otra etapa, que también partirá de la capital catalana.
Valls, en todo caso, ha querido incidir en las cuentas y en las inversiones realizadas, con la idea de que una nueva edición de la Copa América hubiera supuesto un presupuesto “inasumible” si se sostenía con dinero público.
Terminada la competición, quedan por conocerse las cuentas del evento. Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno han invertido 54 millones en recuperar la Copa América, conciertos y actos varios que se han sucedido en los últimos meses. Hay que sumar otras partidas no cuantificadas a cargo del consistorio tanto en limpieza como seguridad.
Rendición de cuentas
Al respecto, Valls adelanta que los números se conocerán a final de año gracias a las auditorías previstas para la Fundació Capital Nàutica de Barcelona, una información que "se facilitará de forma transparente".
Junto a las auditorías, la Universitat de Barcelona está elaborando un informe sobre el impacto económico del evento en la ciudad que se publicará a finales de año. "Seremos transparentes porque es nuestra obligación, con cualquier evento en Barcelona ya hemos hecho esta práctica", ha insistido.
Sobre cifras de asistencia, la ha cifrado en unos 2,5 millones de asistentes, aunque ha aclarado que "en su momento" ACE comunicará las cifras de 'broadcast'.
La insistencia en la transparencia del teniente de alcalde de Economía viene a responder --y a calmar las aguas-- a los grupos de la oposición, que han exigido unas cuentas detalladas del impacto del evento.
Qué dice la oposición
Concretamente, los comunes han pedido "balances realistas y no triunfalistas", mientras que ERC ha exigido conocer datos "concretos, exactos y fidedignos" del paso de la Copa América de vela.
Por otro lado, Vox y PP han criticado que el Ejecutivo local no haya peleado con ahínco la celebración de la edición número 38 y Junts exige que "no se escondan responsabilidades".