Los médicos no se han cortado ni un pelo: “Preocupación de profesionales de la salud por la mala calidad del aire que respiramos”, así se titula la carta abierta que presentaron el jueves los profesionales de la sanidad a las Administraciones.
Y no exageran. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha publicado un informe en el que señala que el 100% de la población metropolitana está expuesta a niveles de contaminación superiores a los que recomienda la Unión Europea.
La carta abierta subraya que la contaminación atmosférica es uno de los principales problemas de salud pública a nivel global, y enfatiza los riesgos que representa para la salud de la población, especialmente en áreas urbanas tan densamente pobladas como Barcelona. ¿Cómo hemos llegado hasta este punto?
Respiramos un aire que no llega al estándar
Estos son los datos que tanto preocupan a los médicos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece límites claros para los contaminantes atmosféricos, recomendando que la concentración media diaria de dióxido de nitrógeno (NO2) no supere los 45 µg/m³ y que las partículas PM2,5 no superen los 10 µg/m³ diarios en promedio anual.
Según el estudio del AMB, en 2022, todos los ciudadanos del área metropolitana estaban sometidos a niveles demasiado altos de PM2,5 y un 88,6% en el caso de NO2, derivado principalmente del tráfico vehicular y las emisiones industriales.
Así pues, a finales de 2022, la Gran Barcelona en su totalidad respiraba un aire de mala calidad, lo que la convierte, según los términos de la OMS, en una zona con un aire perjudicial para la salud.
Lo avisan los médicos: la salud está en juego
El Colegio de Médicos de Barcelona ha recordado que las partículas PM2,5 se acumulan en el sistema respiratorio y están vinculadas a enfermedades respiratorias crónicas, disminución de la función pulmonar y mayor incidencia de afecciones cardiovasculares.
A largo plazo, la exposición constante a estos contaminantes puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias graves.
Además, se ha documentado que la mala calidad del aire también afecta a la salud mental, contribuyendo al desarrollo de enfermedades como la demencia.
Otro aspecto particularmente alarmante: "Los niños expuestos al aire contaminado pueden padecer problemas y retraso en el desarrollo pulmonar y cognitivo a corto y largo plazo, así como tener más riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en el futuro", se alerta en la misiva.
Mònica Ubalde, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona, ha recordado que "el problema afecta a todo el mundo y nadie está vacunado ante la exposición a la mala calidad del aire. Podemos hacer cambios, no hay que esperar a una vacuna o a una nueva medicación, pero hay que estar dispuestos a hacerlos".
Por una prevención desde las administraciones
La carta cuenta con el apoyo de diversas instituciones, como la Societat Catalana de Pediatria y el Instituto de Salud Global de Catalunya (ISGlobal), y exige que las decisiones políticas sobre movilidad, urbanismo y otras áreas públicas tengan en cuenta las recomendaciones de los expertos sanitarios.
Concretamente, han demandado "coherencia, urgencia y ambición" a los políticos responsables de la calidad del aire, y que se centren en adoptar medidas preventivas.
"De la misma manera que hace unos años, a la vista de la evidencia científica, se actuó decididamente contra el consumo de tabaco, ahora es crucial implementar políticas estrictas y ambiciosas, con visión de salud pública, para reducir los niveles de contaminantes atmosféricos producidos principalmente por el uso de combustibles fósiles", se argumenta en la carta.