Las calles de un pueblo de Málaga en una imagen de archivo

Las calles de un pueblo de Málaga en una imagen de archivo CANVA

El pulso de la ciudad

Juan, taxista de Barcelona (64 años), sobre su jubilación: "Con una pensión de 1.400 euros, prefiero irme a Málaga"

El trabajador asegura que la ciudad donde nació ya "no es un lugar donde disfrutar de su jubilación" a sus 64 años 

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Después de más de cuatro décadas recorriendo las calles de Barcelona, Juan Fernández asegura que, cuando se jubile, se irá de la capital catalana.

A sus 64 años, este taxista barcelonés explicó a Metrópoli que considera que la ciudad en la que nació ya no es un lugar donde poder vivir dignamente.

¿Su nuevo destino? Andalucía. “Con 1.400 euros de pensión aquí no haces nada. En Málaga, todavía puedes vivir y la aprovecharé más”, contó a este digital.

Según detalló el trabajador, hace unos años se compró un apartamento en un pueblo de la provincia y descubrió que allí "podía disfrutar más de la vida".

Cambios en el sector

Fernández comenzó a conducir un taxi en 1982, cuando apenas tenía 21 años. “Entonces había respeto, compañerismo y se podía vivir del trabajo”, recuerda.

Hoy, en cambio, lamenta que Barcelona se haya convertido en una ciudad “carísima, masificada y cada vez más hostil para quienes la sostienen con su trabajo”.

Un taxista de Barcelona en una imagen de archivo / EFE

Un taxista de Barcelona en una imagen de archivo / EFE

“Barcelona se ha vuelto imposible”

El taxista, nacido en el barrio de la Barceloneta, describe una realidad que se repite entre muchos vecinos: precios disparados, alquileres inasumibles y una sensación de expulsión constante. “Vivir aquí es un lujo. La ciudad ya no está hecha para la gente normal”, asegura.

Según Fernández, cada vez más compañeros y conocidos se marchan a otras provincias o vuelven a sus pueblos de origen al jubilarse. “No es solo por el dinero, también por la forma de vida. En los pueblos la gente vive de otra manera”, explica.

Precios altos, vivienda imposible y turismo sin control

Su testimonio refleja un fenómeno que va en aumento: la salida de barceloneses por motivos económicos. El precio medio del alquiler y de la vivienda sigue en máximos históricos, y el coste de la vida supera la media nacional. Fernández lo resume en una frase: “Aquí todo cuesta el doble y se vive la mitad”.

Turistas ante la Sagrada Família

Turistas ante la Sagrada Família AJ BCN

A esta situación se suma, según él, la masificación turística. “Barcelona se ha convertido en un parque temático para turistas. Nosotros somos figurantes”, lamenta. Critica que la ciudad haya priorizado la atracción de visitantes frente al bienestar de sus residentes: “El turismo ha traído dinero, pero también ruido, suciedad y alquileres imposibles”.

“Ya no queda el respeto de antes”

Más allá de los precios, Fernández percibe una pérdida generalizada de civismo y de respeto. Recuerda con nostalgia los años ochenta, cuando “los taxistas y los agentes se respetaban, y la gente en la calle tenía educación”. Ahora, dice, “no hay compañerismo ni seguridad”.

También denuncia las condiciones del sector en lugares como el aeropuerto del Prat, donde asegura que los taxistas trabajan sin servicios básicos: “No hay lavabos decentes, ni lugares donde comer, ni bancos donde sentarte”.

Manifestación de taxistas en Barcelona

Manifestación de taxistas en Barcelona GALA ESPÍN

Dificultades para encontrar trabajo 

Mientras trabajadores como Juan se marchan de Barcelona para encontrar una mejor vida, otros llegan buscándola en la capital catalana. Es el caso de Maryam, una arquitecta iraní que explicó a este digital que estaba siendo muy difícil encontrar trabajo "de lo suyo".

Actualmente, la joven trabaja de camarera pese a su amplia formación: el catalán y la falta de contactos son, según denuncia, las principales trabas para encontrar un empleo relacionado con su carrera. 

A día de hoy, la prioridad de Maryam es permanecer en la ciudad. “Me encanta la gente de Barcelona, es más abierta que en el resto de Europa”, decía a este digital, tras lo que destacó la "hospitalidad" de los barceloneses y añadió que se siente “segura en el transporte público, incluso de noche”.

Sin embargo, y tras las reiteradas negativas recibidas en la ciudad, la joven iraní ha postulado en otras ciudades europeas e internacionales, a las que está dispuesta a trasladarse en caso de no poder desarrollar su carrera en la capital catalana. “Si no encuentro un trabajo relacionado con mi carrera, me iré”, sentenciaba Maryam.