Coches circulando en una imagen de archivo de la Ronda del Mig

Coches circulando en una imagen de archivo de la Ronda del Mig SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

El pulso de la ciudad

La Barcelona oculta: más de 200 oídos invisibles monitorizan los ruidos de la ciudad

El Ayuntamiento de la capital catalana compra 30 sonómetros más para registrar la acústica ambiental y elaborar un nuevo mapa del ruido de la ciudad

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Barcelona tiene oídos, aunque no se detecten normalmente. Un total de 202 equipos distribuidos por diferentes zonas de la ciudad vigilan los niveles de ruido ambiente. Ellos se encargan de medir la contaminación acústica en áreas tensionadas y, especialmente, cerca de las zonas de ocio.

Entre las 10 de la noche y las 8 de la mañana, en la ciudad se debería imponer la ley del silencio, con ruidos de un máximo de 55 decibelios para respetar el descanso de los vecinos. Durante el día, el límite es de 65 decibelios.

30 aparatos nuevos

Pero los aparatos que hay no son suficientes. El gobierno municipal tiene la previsión de instalar al menos 13 dispositivos anuales para monitorizar toda la urbe. Este mes, ha encargado 30 nuevos equipos para instalar en diferentes puntos de la ciudad. En realidad, Barcelona implantó el primer sonómetro en el 2007 y esa iniciativa ha ido ampliándose año tras año hasta llegar a la red invisible de los 202 equipos instalados en la actualidad.

Los informes municipales recogen la advertencia de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y cirugía de la Cabeza y Cuello (CEROL-CCC), que advierten de que si no hay cambios en la configuración acústica del ruido, “una de cada diez personas podría desarrollar sordera en los próximos 30 años”.

Coches circulando por la Gran Via de Barcelona en una imagen de archivo / EFE

Coches circulando por la Gran Via de Barcelona en una imagen de archivo / EFE

Los efectos del ruido

En los últimos años, el consistorio ha tomado algunas medidas para reducir los decibelios de la ciudad: desde avanzar los horarios de cierre de establecimientos hasta obligar a poner topes y patines en las sillas y mesas de las terrazas. Incluso se han lanzado campañas para que los locales tiren el vidrio a los contenedores durante el día y no por la noche.

Para la Semana Sin Ruido 2025 que tuvo lugar en los primeros días del pasado mayo, el Ayuntamiento barcelonés elaboró un manual para ofrecer recomendaciones sobre el sonido y el ruido. Los informes municipales alertan de que el ruido ambiental nos acompaña durante el día y la noche.

Sus principales efectos son “la afectación del bienestar emocional, psicológico y social, incluida la molestia derivada del ruido, el trastorno del sueño, las enfermedades cardiovasculares y metabólicas y el impacto negativo en el desarrollo cognitivo infantil”.

El tráfico, causa número 1

La UE considera que, tras la contaminación atmosférica, el ruido ambiental y, en particular, el ruido del tráfico, es el factor ambiental con mayor impacto en la salud. La directiva europea sobre ruido ambiental, aprobada en 2022, reconoce que este ruido ambiental “no sólo es un problema de un lugar concreto, subo que afecta a la mayoría de la población europea”. Y obliga a los países a elaborar un estudio para identificar las principales fuentes de ruido, los problemas que originan y un plan de mejora del ambiente acústico.

En Barcelona, el tráfico rodado es el principal foco emisor de ruido, muy por encima de otras fuentes. “El 57% de la población se expone a un ruido de tráfico igual o superior al que la OMS considera perjudicial para la salud, tanto durante el día como durante la noche”, dicen los informes municipales. Y el 27% de la población está expuesta a niveles muy altos de ruido ambiental.

Coches circulando por Barcelona en una imagen de archivo  / EFE

Coches circulando por Barcelona en una imagen de archivo / EFE

30 muertos al año

Según la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), 210.000 personas padecen molestias intensas por el ruido ambiente, con riesgo de padecer afectación emocional y psicológica severa. Unas 60.000 personas tienen también trastorno grave del sueño y cada año aparecen 300 nuevos casos de enfermedades isquémicas del corazón. La agencia concluye que cada año se producen 30 muertos como consecuencia de las molestias causadas por el ruido.

En la capital catalana, el ruido medio del tráfico rodado en una calle es de 70 decibelios (una conversación normal se enfila hasta los 50 decibelios). Una motocicleta acelerando puede provocar un ruido de 90 decibelios, lo que es considerado muy ruidoso y causa molestias graves, lo mismo que un camión arrancando (95 decibelios) o un coche a 100 kilómetros por hora (100 decibelios), según la guía de la educación ambiental de Barcelona.

El botellón, causa número 2

Otra cosa son las aglomeraciones de jóvenes en las calles cerca de las zonas de ocio, que disparan el nivel de ruido y que se han convertido en la segunda fuente de ruido más importante de la ciudad. De hecho, aumentar 10 decibelios un sonido da la sensación de duplicarlo. Y con sólo subir 3 decibelios el volumen de una conversación, se dispara el ruido ambiente.

Los nuevos sonómetros que se instalarán deberán contribuir a monitorizar el ruido en la ciudad. Según fuentes municipales, con la red de aparatos técnicos se pretende “cuantificar de forma objetiva el impacto de los niveles de ruido”. Con ello, se pueden acometer “cambios urbanísticos importantes, como implantación de superillas o mejoras en los entornos escolares”, así como la monitorización continua de las zonas de ocio, al tiempo que se evalúan los planes de actuación.

Resolver las quejas ciudadanas

El control del ruido también “da respuesta a las quejas ciudadanas que no se pueden resolver mediante procedimientos de medida estándar”. Además, se actualizarán los mapas de ruido.

Esta actuación se enmarca en el Programa de Acción de Ruido 2020-2030. Los estudios aportados por el Ayuntamiento apuntan a que, según la OMS, en la UE se pierden 1.688.000 años de vida saludable por discapacidad debido a niveles muy elevados de ruido ambiental.

Tráfico en Barcelona / AJ BCN

Tráfico en Barcelona / AJ BCN

104.652 euros en sonómetros

Los 30 sonómetros se compraron a la firma CESVA Instruments, una empresa familiar barcelonesa que trabaja en 40 países de todo el mundo vendiendo sonómetros, sensores, limitadores, vibrómetros, calibradores o software. Al frente de esta empresa está Juan Casamajó Monclús, un prolífico inventor que tiene patentados varios modelos de equipos electroacústicos y sonómetros digitales.

Las nuevas adquisiciones significarán un salto cualitativo y cuantitativo en la lucha contra el ruido ambiental en Barcelona. Su coste será de 104.652 euros y deberán ser entregados en un plazo de tres meses como máximo, aunque el contrato fue adjudicado el pasado 2 de diciembre.

Concurso público

El pasado verano, el Ayuntamiento juntamente con Fira de Barcelona y la Fundació BIT Hàbitat convocaron un concurso para descubrir iniciativas destinadas a la identificación del origen de las señales sonoras mediante la Inteligencia Artificial y estudiar métodos para disminuir la contaminación acústica.

Las empresas españolas Bettair y Trafficnow presentaron uno de los proyectos ganadores: se trata de una plataforma que analiza y correlaciona en tiempo real el ruido y el tráfico urbano, combinando sensores acústicos de alta precisión, sistemas de visión artificial avanzada y algoritmos predictivos. Este invento identifica las fuentes de ruido, anticipa eventos críticos y ayuda a evaluar el impacto de las políticas de movilidad sostenible para mejorar la planificación urbana, según una nota de las instituciones convocantes del concurso.

El otro proyecto es de la holandesa Sorama BV y consiste en utilizar cámaras acústicas e inteligencia artificial para detectar, localizar e identificar vehículos que superen el umbral del ruido establecido. Ambos sistemas serán puestos a prueba durante el próximo año y hasta mediados de 2027. Ambos proyectos recibirán 100.000 euros en ayudas para su desarrollo, un 70% del coste total.