La alianza de activisimo y pasión dio lugar a Bungnuts, la primera tienda de donuts veganos en Barcelona. Marina Sopena y Nuria Pes, dos jóvenes que dirigen un catering vegano para eventos –Estació Vegana–, se quedaron sin clientes por el cierre masivo que supuso la pandemia y decidieron reinventarse en torno a aquello que les aficionaba: la repostería.
Ambas se definen como "amantes del dulce" y, ante la poca oferta de comercios dedicados –en exclusiva– a los dulces veganos, decidieron crear ellas mismas su propio concepto de donuts, un básico del mundo de la bollería. De esta manera, las chefs encontraron el camino idóneo para defender el veganismo desde un ámbito que las define y apostaron por abrir un establecimiento propio en Gràcia, donde también sirven cafés, tés y batidos.
Mostrador con los Bungnuts / METRÓPOLI
"TOQUE SECRETO"
Las fundadoras diseñaron y crearon sus propios donuts durante la cuarentena. Los meses de encierro y la paralización de su negocio las impulsaron a enviar a domicilio sus dulces y "la acogida fue muy buena", explica Marina a Metrópoli.
Desde que empezaron los repartos, englobaron todos sus productos en la marca: Bungnuts. Su curioso nombre se debe a una de las grandes inspiraciones del proyecto: su mascota, una perra llamada Bunga. Nuria cuenta que, una de las curiosidades más destacables de los inicios de Bungnuts, es que, su "musa", siempre "duerme enrollada como si fuera una rosquilla". Por ello, además de por su activismo animalista, la vinculación entre los animales y sus productos "tenía que ser uno de los ejes de la marca".
NOMBRES DE ANIMALES
El donut clásico rinde homenaje a su gran inspiración y se llama Bunga. Junto a este dulce, en Bungnuts tienen otros dos imprescindibles –también con nombre de mascota– que son fijos en su oferta. Uno de ellos, el Morgan, está recubierto de chocolate negro y el otro, el Lof, es una berlina rellena de crema de avellanas y cacao que, según Nuria, "es el que más ha triunfado hasta el momento".
También cuentan con los dulces "especiales" –de arándanos, frutos secos, chocolate blanco y muchos otros sabores–. Por ejemplo, tienen una creación rellena de crema de cacahuete con toppings de cacahuete crujiente que se llama Bebo.
ELABORADOS AL DÍA
Los postres se elaboran a diario en su obrador, que se encuentra en la población de Figaró-Montmany, en la comarca del Vallès Oriental al pie del Montseny. Ambas chefs cocinan sus dulces cada mañana: preparan la masa, fríen los donuts (con aceite vegetal), los rellenan y decoran para ponerlos a la venta en su local.
Los ingredientes clave que utilizan, que son los mismos que utilizaban en cuarentena –todos de proximidad–, son los siguientes: harina, levadura, agua, anís, margarina y azúcar –"además de los toques secretos"–. En la producción no utilizan ningún tipo de aditivo, por lo que producen en función de una estimación de ventas. Una de las principales diferencias entre sus dulces y los convencionales es que son más ligeros. "A pesar de que parecen muy contundentes por su aspecto, algunos clientes nos han dicho que no son tan pesados como el resto de bollería", explican las fundadoras de la marca.
GRÀCIA, EL LUGAR PERFECTO
Cuando decidieron que querían dar el salto a la venta física, no dudaron en que querían que el local estuviese en La Vila de Gràcia. Más allá del vínculo emocional que las conecta con el barrio, consideran que es una zona que "acoge" muy bien este tipo de proyectos y que concordaba con su filosofía "de comer repostería sin culpas".
Por otro lado, cerca de su tienda, ubicada en el número 16 de la calle de Santa Eugènia, "no hay mucha oferta de dulces". Por ello, ven en la localización una oportunidad de atraer al público del barrio, ya sea vegano o no. "Hemos detectado que gran parte de nuestros clientes son fans de la pastelería a quien les atrae un producto diferente", dicen las reposteras.
PROYECTOS DE EXPANSIÓN
La inauguración, que tuvo lugar el pasado sábado, 9 de octubre, "fue todo un éxito". Nuria y Marina agotaron todo el stock, por lo que tuvieron que cerrar sus puertas antes de tiempo "porque no tenían ni un solo donut más que vender".
Por el momento, han ampliado la plantilla –actualmente son cuatro trabajadoras– y su nuevo proyecto más cercano, que pretenden impulsar a finales de mes–, es hacer pasteles veganos especiales durante el fin de semana. Además, no se descarta la posibilidad de que en algún momento amplíen en local para que los clientes puedan disfrutar de los bungnuts en la misma tienda.