
Uno de los platos estrella del restaurante Hispània
El restaurante de Barcelona que enamoró a Robert De Niro y recomienda la Guía Repsol: "La cocina pertenece al entrañable mundo de la memoria"
Este local es tradición viva desde 1952 y templo gastronómico de culto para estrellas
El restaurante oculto en un hotel de Barcelona que sorprende con tapas gourmet, cocina en directo y arroces individuales
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En Barcelona hay templos del sabor que no necesitan estrellas Michelin para brillar. Uno de ellos es Hispània, un restaurante de alma clásica que seduce a paladares de medio mundo desde hace más de siete décadas.
Fundado en 1952, es una de esas casas donde cada plato parece susurrar una historia y donde la cocina —como bien dice la Guía Repsol, que lo recomienda— “pertenece al entrañable mundo de la memoria”.
La leyenda de Hispània no solo se escribe a fuego lento en los fogones, también se respira en el ambiente: una historia de mujeres pioneras, empezando por Paquita y Lolita Reixach, auténticas maestras de la cocina catalana tradicional.
Homenaje a la proximidad y la temporalidad
Lolita recibió en 1988 el Premio Nacional de Gastronomía a Mejor Jefe de Cocina, consolidando así un legado que hoy mantiene vivo el chef Raimund Braun.

Un plato del Restaurant Hispània
El restaurante es un homenaje constante a la proximidad y la temporalidad, con guisos caseros y pescados como grandes protagonistas. La honestidad, la sencillez y el respeto al producto son su receta secreta.
Cocina tradicional española
Y entre sus muchos devotos, uno destaca por su estatura (cinematográfica y literal): Robert De Niro. El actor neoyorquino, amante confeso de la cocina tradicional española, quedó prendado del Hispània durante una visita privada.
Desde entonces, lo recomienda a quien quiera oírle, sumando así su nombre a la larga lista de fieles que veneran este comedor de alma familiar.
En una ciudad cada vez más marcada por las modas gastronómicas, Hispània resiste como un faro de autenticidad. Y si De Niro vuelve a pasar por Barcelona, no cabe duda de que sabrá dónde reencontrarse con la memoria, a cucharadas.