Un hombre de 38 años ha muerto en Badalona tras recibir una descarga eléctrica de una pistola táser de los Mossos d'Esquadra. Los hechos sucedieron el pasado viernes, 26 de noviembre, en el número 253 de la avenida del Marquès de Montroig , en el barrio del Remei, según ha podido saber en exclusiva Metrópoli. Fue la madre de la víctima la que avisó a los agentes porque el agresor estaba "fuera de sí" y amenazaba con matarla. El fallecido habría intentado atacar a la mujer con varios cuchillos.
Los Mossos se personaron en el domicilio y accedieron al interior a través del balcón de un vecino, ya que el agresor había bloqueado la puerta. Durante la detención, la policía catalana hizo uso de la pistola táser, un arma reglamentaria, dado el "peligro inminente tanto para la propia familia como para los agentes", según fuentes policiales. Los Mossos hicieron un uso del arma "ajustado al protocolo", defienden las mismas fuentes oficiales.
MUERE EN EL HOSPITAL
Después de aplicarle la descarga, el hombre cayó al suelo, hecho que permitió a los agentes contenerlo. El SEM y los servicios de emergecia atendieron al agresor en esos momentos y lo trasladaron al hospital de Can Ruti. Metrópoli ha podido confirmar que el 27 de noviembre de madrugada el hombre todavía estaba vivo, pero en un estado de coma inducido. Sin embargo, el detenido terminó falleciendo por un paro cardíaco.
Según fuentes vecinales del barrio, el hombre tenía un historial de violencia. Era toxicómano y, de hecho, en el momento de la detención, había consumido diversas sustancias, por lo que estaba fuera de sí. Por otra parte, fuentes policiales afirman que el individuo tenía problemas mentales y se encontraba en pleno brote psicótico.
50 MIL VOLTIOS
La descarga es un impulso eléctrico de unos 50.000 voltios y una duración limitada -normalmente de unos cinco segundos- que confunde al sistema nervioso y produce una parálisis muscular. Esto provoca una incapacitación temporal de la persona.
La descarga puede ser continua y prolongada si se mantiene el gatillo apretado -hasta minutos- o reiterada tantas veces como se apriete y suelte el gatillo, o puede interrumpirse. También se puede utilizar como arma de contacto directo, pues hace saltar una chispa entre los electrodos que en contacto con el cuerpo de la persona produce una dolorosa descarga eléctrica localizada.
SÍ A LA TÁSER EN EL 2016
En 2016, el Parlament de Cataluña aprobó el uso de las pistolas eléctricas en el cuerpo de los Mossos d'Esquadra. Dos años después, en 2018, la Generalitat también daba luz verde a las policías locales para llevarla. De los 36 municipios que conforman el área metropolitana, 11 disponen de esta herramienta policial de defensa, según un informe del Síndic de Greuges catalán. Solo uno, El Papiol (4.172), la tiene en funcionamiento, aunque de momento ninguno de sus 10 agentes la ha usado. Algunas localidades han desistido de usar la pistola. Otras, esperan a realizar las formaciones necesarias para ponerlas en servicio.
Los sindicatos policiales de la Guardia Urbana de Barcelona reclaman desde hace tiempo el uso de estas pistolas. En noviembre del año pasado, el debate sobre las conocidas como táser se reabrió después de que un agente abriera fuego con su arma reglamentaria contra un hombre que vivía en la calle que, según la versión oficial, intentó agredir al policía con un cuchillo. Días después, una votación para dotar de pistolas eléctricas al cuerpo, promovida por Junts per Catalunya y el PP, fue rechazada por el resto de grupos.
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