Próxima estación: La Magòria
Josep Doménech Estepà diseñó en su última etapa como arquitecto este edificio a medio camino entre el eclecticismo y el modernismo
10 enero, 2022 00:00Noticias relacionadas
Tic…Tac… La magnífica torre del reloj de la antigua estación de la Magòria se dibuja a lo lejos en la Gran Via, coronada por su cubierta piramidal policroma. Caminando en dirección L’Hospitalet, su silueta se va haciendo poco a poco más clara hasta que al llegar al cruce con la calle Moianès, parece gritar: ¡Mírame, aquí estoy yo!
Su composición y su estructura, así como los materiales utilizados delatan su estilo. Ladrillo visto, estuco, mampostería característica, cerámica vidriada policroma, forja… ¡Modernismo! Pues no tan rápido. Está considerado un ejemplo paradigmático del personal estilo arquitectónico de Josep Doménech Estepà: no existe consenso a la hora de ubicar estilísticamente esta obra a medio camino entre el eclecticismo y el modernismo –estilo criticado por el propio autor y con el que no quiso nunca identificarse–, con elementos neomudéjares.
30 AÑOS DE ABANDONO
Se trata de una obra de la etapa final del autor proyectado como estación ferroviaria de los Ferrocarriles Catalanes que se inauguró en 1912 como cabecera de la línea de vía estrecha Llobregat-Anoia. Se ubicó en lo que entonces era el final de la Gran Vía, entre la fábrica de Can Batlló y la antigua riera de Magòria (de ahí su nombre), que bajaba desde Collserola y desembocaba en la antigua riera de Cagadell.
El edificio, de dos pisos, es de planta rectangular con un giro en el extremo derecho. La planta baja estaba destinada originalmente a vestíbulo, taquillas, sala de espera y restaurante, y la planta superior, pensada como vivienda del jefe de la estación. La estación dejó de servir al tráfico de pasajeros en 1926 y pasó a funcionar como estación de mercancías hasta su clausura, en 1974. Una vez clausurada la estación, sus terrenos, junto a los vecinos de Can Batlló (industria cerrada en 1964), fueron recalificados para uso público por el Plan General Metropolitano de 1976. Un año después, se inauguró la estación de Magòria-La Campana, en el mismo lugar, pero bajo tierra. Aunque la transformación de los terrenos en zona verde y equipamientos se retrasó hasta la década de los 80 y los 90: primero, el mar de vías dio paso a diferentes instalaciones deportivas. Y en el 2006, después de casi 30 años de abandono, el edificio de la estación se rehabilitó como centro cívico.
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