Gavà ha amanecido con una imagen devastadora de sus playas. La borrasca Patricia, que estos días ha azotado la capital catalana, ha tenido graves consecuencias para las costas metropolitanas. La playa gavanense ha quedado muy dañada tras el temporal que afectó la noche del 3 de agosto el municipio, llevándose principalmente la arena del mar. Un fenómeno que puede tener efectos muy negativos para la economía local de la zona, ya que difícilmente podrá reponerse en lo que queda de verano. 

Esta es una problemática que se magnifica si se tiene en cuenta la fragilidad del litoral gavanense, así como el coste millonario que ha tenido la reparación de las playas metropolitanas días antes de inaugurar su temporada de baño. El Port de Barcelona destina cada año 1,3 millones de euros para arreglar la costa de El Prat de Llobregat y Gavà, esta última con una aportación anual de 20.000 metros cúbicos de arena. Una actuación muy criticada por las entidades ecologistas, que observan 'incrédulos' como se invierte en actuaciones millonarias con efectos a corto plazo.

ACTUACIÓN MILLONARIA SIN FUTURO

La noche del 3 de agosto, el municipio se vio azotado por un fuerte viento y olas de 1,2 metros de altura, según confirman fuentes de AMB a Metrópoli. Este temporal ha provocado una erosión significativa en la playa, que se ha llevado consigo toneladas de arena. El fenómeno ha dejado una imagen impactante: rocas al descubierto, pasarelas destruidas y socavones de tierra difíciles de reparar. Una imagen muy diferente de la que había cuando quedó inaugurada la temporada de baño en la playa de Gavà, que, además, tiene también efectos muy negativos para la actividad económica de la zona.

Las causas de este poderoso temporal están relacionadas con varios factores, uno de ellos el cambio climático, que magnifica la intensidad de los fenómenos meteorológicos en las zonas de costa. Además, la ubicación de la ciudad de Gavà también juega un papel importante en su vulnerabilidad ante estos temporales, donde la ampliación del Port de Barcelona tiene parte de la culpa. La obra desvió el curso natural del río Llobregat. Una modificación que no permite que los sedimentos lleguen hasta las playas. Como consecuencia, estas se quedan sin arena y sin las dunas, imprescindibles para proteger los edificios a primera línea de mar. Gavà, como medida compensatoria del puerto por todas estas negativas consecuencias, recibe cada año 20.000 metros cúbicos de arena, una actuación que le cuesta al puerto 260.000 euros

Las playas del área metropolitana de Barcelona (AMB), tal como se conocen hoy, están en peligro de extinción. En los últimos nueve años han perdido el 25% de su arena como consecuencia de los temporales y del impacto de las infraestructuras. El Prat de Llobregat es el municipio más afectado por la regresión —cada año recibe del Port 80.000 metros cúbicos de arena—, seguido de Gavà. En las tres últimas temporadas, la playa ha retrocedido hasta cuatro metros, quedando muy cerca de los edificios.

DETRACTORES DE LA DRAGA

La recuperación artificial de la arena de la playa de Gavà no ha estado exenta de polémica. Su alcaldesa, Gemma Badia (PSC), ha reclamado los últimos meses una aportación extra de arena de emergencia para garantizar la viabilidad de la playa frente a los temporales. Una petición que desde el Govern de la Generalitat no han visto con buenos ojos, gobernado por ERC. La directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Mireia Boya, se ha mostrado antes partidaria de dejar "morir" las playas metropolitanas que de mantenerlas de la forma en la que se está haciendo. 

Trabajos de mantenimiento en las playas metropolitanas de Barcelona / AMB

Los ecologistas no dudan en criticar la alternativa a la solución. "Dragar arena es nefasto para el medio ambiente en todos los sentidos. El coste del barco que la transporta tiene un doble efecto económico y ambiental: tanto la operación como el combustible necesario cuesta mucho dinero; y las emisiones que emite en el mar son irreparables. Además de que acaban con toda vida animal y vegetal que hay tanto en la zona dragada como en la que se vierte, dejando todo sedimentado", explica a Metrópoli Jaume Grau, portavoz de Ecologistes en Acció. Algo que no ocurriría si las dinámicas marinas y las corrientes de arena no chocaran contra el enorme dique de la ampliación del Port de Barcelona.

El AMB ha hecho una estimación de la arena necesaria para proteger la costa metropolitana: lo mínimo para que las playas resistan a los cambios bruscos de temporal es de 25 metros de ancho. Para ello, se necesita una aportación de 1.577.000 metros cúbicos de arena, que permitirían mantener la funcionalidad de estos espacios públicos hasta que el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) ponga en marcha medidas de protección. 

MEDIDAS A LARGO PLAZO

El consistorio de Gavà trabaja para exigir soluciones duraderas que acaben con el problema de forma definitiva, sin tener que recurrir a medidas a corto plazo. Una petición a la que se unen los demás municipios afectados: El Prat, Viladecans y Castelldefels. "Estas medidas no se pondrán en marcha de un día para otro, por eso, continuaremos con las aportaciones periódicas de arena. Es necesario actuar ante el riesgo de que nuestras playas desaparezcan. En Gavà nos resignamos a perder un espacio vital para la cohesión social y de un valor natural y paisajístico indiscutible", apuntan desde el consistorio gavanense a este medio. 

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