Paquita, la anciana de Badalona que necesitó un ascensor y ha terminado en una residencia
La vecina del barrio del Congrés vivía sola en un cuarto piso y poco a poco dejó de hacer vida normal porque no podía bajar ni subir las escaleras
5 octubre, 2024 23:30Noticias relacionadas
Las historias que se difunden pretenden mejorar la vida de quien las protagoniza. Dar voz a aquellas personas que no tienen la oportunidad de ser escuchadas. Pero, lamentablemente, para Paquita no fue suficiente.
Esta anciana vecina del barrio del Congrés de Badalona, contiguo a Sant Roc, conquistó el corazón de toda España con su particular y dificultoso estilo de vida: después de décadas viviendo en un cuarto piso sin ascensor, Paquita ya no podía hacer vida normal. Con problemas cardiacos y renales y con una vista limitada, la mujer tardaba horas en subir y bajar las escaleras del edificio, que actualmente sigue sin ascensor. Problemas de salud que con el tiempo se han ido agravando y que han desembocado en el ingreso de Paquita en una residencia de ancianos.
Hospitales y máquina de oxígeno
Y es que a sus dos hijos no les ha quedado otro remedio. A pesar de que Paquita vivía sola en la vivienda que ella misma adquirió "por cuatro duros", como explicó en su día a Metrópoli, cuando tan solo tenía 22 años, Marcos y Montse acudían cada día a verla y a ayudarla con sus quehaceres. También lo hacían algunas trabajadoras del Ayuntamiento de Badalona, pero la situación no pudo sostenerse mucho más en el tiempo.
Hace unos meses, a la mujer tuvieron que ingresarla en el hospital Can Ruti, donde permaneció varias semanas. Paquita dormía cada noche con una máquina de oxígeno que le proporcionaba el aire que le faltaba y también debía pincharse insulina y medicarse. Para esto último, de hecho, solicitaba la ayuda de sus vecinos de rellano.
Tras el ingreso médico y la pérdida de más de 10 kilos de peso, la anciana volvió a casa, pero su vida ya no volvió a ser la misma.
Sin posibilidad de desplazarse
Llegó un punto en el que a Paquita se le hizo imposible salir de casa. Hace un año ya comenzó a desplazarse con un bastón y no podía subir por sí misma las bolsas de la compra. De hecho, lo que cocinaba siempre le quedaba o crudo o, por el contrario, se quemaba.
Un desgaste, propio de la edad y de sus achaques de salud, que se agravaba cada día. Aún así, ella estaba aferrada a su piso: "No me quiero ir", afirmó a este medio. Ni siquiera las opciones de otras viviendas más pequeñas y funcionales que le buscaron sus hijos la convencieron: "Esta es mi casa".
Un sueño: ver el árbol de Navidad
Lo que Paquita demandó a través de este medio y también por televisión fue un ascensor. La finca es de las únicas de toda la calle que no dispone de uno. Para ello, era necesario que cada residente del bloque corriera con los gastos de la instalación, subvenciones aparte. Sin embargo, el debate quedó en el aire y el ascensor nunca llegó.
La historia se difundió entre tantos lectores que el mismo alcalde Xavier García Albiol se interesó por Paquita, especialmente porque uno de los sueños de la anciana era ver el gran árbol de Navidad que se instaló en el Gorg el año pasado. "Me pongo a ello", fue la afirmación que Albiol hizo en Twitter, pero el deseo de Paquita esa Navidad tampoco se cumplió.
Una residencia en Artigues
Por todo ello y con gran dolor en el corazón, Paquita ha terminado ingresada en una residencia de ancianos del barrio de Artigues, a 10 minutos de su hogar.
Eso sí, la mujer no se ha desvinculado del todo de su antigua rutina. De vez en cuando, continúa yendo a comer con ayuda de sus hijos al mercado de Sant Roc (la paella es uno de sus platos favoritos) y recibe a diario visitas de sus familiares y amigos.