Antonio Balmón (Barcelona, 1960) es el alcalde más veterano del área metropolitana de Barcelona. Con más de 20 años de experiencia a la espalda, el líder socialista se ha convertido en una pieza fundamental de la metrópoli, a la que conoce como la palma de su mano. Gobierna en Cornellà de Llobregat (Baix Llobregat) junto a los comunes, pese a tener mayoría absoluta, con los que comparte su visión de ciudad, que define como “abierta, dinámica y plural”.
Balmón cursó estudios de Sociología en el Instituto Católico de Estudios Sociales de Barcelona y, antes de incorporarse a ejercer responsabilidades institucionales, trabajó en una empresa farmacéutica en Sant Boi de Llobregat. Después aterrizó en Gavà como jefe del Gabinete de Alcaldía, hasta que en 1987 fue elegido concejal por el Ayuntamiento de Cornellà. Hoy es la gran referencia socialista en el área metropolitana, y también el guardián de algunas esencias. Una de ellas es el AMB.
Desde julio de 2011 es vicepresidente ejecutivo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), y entiende que “no es oportuno” hablar de su posible ampliación. Sabe lo que significó su creación, en 2012, después de que la Corporación Metropolitana de Barcelona desapareciera en 1985, por la decisión de Jordi Pujol, cuando presidía la Generalitat. Balmón es el último “capitán” del PSC, los dirigentes territoriales del socialismo catalán, que le dieron la vuelta al partido hace ya 30 años.
Coordina la acción del gobierno local con el desarrollo de los proyectos incluidos en el Plan de Actuación Metropolitano. El acento se debe poner, a juicio de Balmón, en la vivienda y movilidad, para llegar a políticas comunes “eficaces” y así transformar las ciudades.
Lleva 20 años al frente de Cornellà. ¿Qué desafíos sigue teniendo la ciudad? ¿A qué retos se enfrenta Balmón en esta legislatura?
Tenemos nuevas preguntas a las que dar respuesta: ¿cómo defender lo que hemos conseguido?, y en segundo lugar, ¿cómo te preparas para aquello que intuyes que será el futuro? Esta legislatura encaramos una gran propuesta de transformación donde entran en juego más de 14 sectores que deben culminar una ciudad diferente de la que conocimos hace 40 años, captando las necesidades de vivienda, seguridad, economía, progreso tecnológico… Todo esto nos hace plantear una ciudad con un funcionamiento distinto. Nosotros estamos en condiciones de liderarlo, acompañado de alianzas que hemos sabido tejer con los años. Nuestra responsabilidad es atender lo que pasa en nuestro entorno y a la vez consolidar la comunidad local.
Como bien dice, siempre ha mantenido una coherencia en el equipo de gobierno en su alianza con los comunes. ¿Cómo es la relación con ellos? Estos pactos son habituales en los gobiernos socialistas del área metropolitana, ¿funciona la fórmula?
En Cornellà se ha gobernado con muchas fuerzas políticas. Siempre he estado a favor de ampliar la visión de ciudad porque estas no son monopolios de nadie. Por eso, si hay grupos políticos que están dispuestos a acordar e incorporar una nueva mirada y a saber entender lo que representa cada uno para seguir avanzando, hay que aprovecharlo. En nuestro caso, todo el mundo ha salido beneficiado. Tenemos una relación muy franca de gobierno.
En una ciudad de más de 90.000 habitantes… ¿Cómo se tiene contento a todo el mundo?
Eso es imposible (ríe). Yo nunca estoy contento, mi equipo sabe que soy una persona muy autoexigente conmigo mismo. Llegar al 100% de los objetivos que nos planteamos es muy difícil, por eso hay que intentar dar lo mejor de uno mismo en cualquier crisis que se pueda producir, así como en cualquier proyecto de transformación. Y nosotros estamos aquí ahora mismo, con una gran mayoría que confía y apuesta por estos proyectos.
¿Existe una preocupación en la ciudad por la desigualdad salarial?
Los ayuntamientos, desgraciadamente, no podemos influir en las rentas directas. Nosotros no generamos políticas económicas ni de empleo ni intervenimos en las condiciones salariales. Pero, en cambio, podemos complementarlas con las rendas sociales. Cornellà es una ciudad que ha ido mejorando sus rentas con los años, incluso durante la pandemia, y eso nos hace confiar en nuestro propio impulso.
Después de lo sucedido en Valencia son muchos los ciudadanos a quiénes les preocupa que ocurra lo mismo en su municipio. A raíz de ello, ¿han implementado algún tipo de medida para afrontar con seguridad lluvias torrenciales como las que han ido aconteciendo los últimos años?
No se puede improvisar. Esta es una ciudad que ha invertido mucho en infraestructuras, pero evidentemente ante una catástrofe estas responden como pueden. No hay ninguna ciudad que resista a lo que ha ocurrido en Valencia, seamos sinceros. Es importante contar con un equipo técnico que tenga un conocimiento real de la ciudad: de qué recursos dispones, como debes ponerlos en marcha y sobre todo saber responder y explicar. Es muy compleja la gestión de los hechos de Valencia, no me gustaría verme en una situación así.
¿Cómo está ayudando la ciudad a los afectados por la DANA?
Varias entidades se han movilizado recaudando alimentos y material para enviar a Valencia. Nosotros cooperamos con el coste del traslado.
Catalunya, pero también Barcelona, acumula un gran déficit de construcción de vivienda, tanto pública como privada. Como vicepresidente ejecutivo del AMB, ¿cómo está articulando la respuesta a la falta de vivienda protegida actual en Cornellà?
La política de vivienda siempre ha sido necesaria porque siempre ha habido déficit desde el punto de vista público. Cornellà se anticipó en los años 80 y 90 generando una empresa municipal, igual que el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), pero con el tiempo ha predominado más el crecimiento de la vivienda privada frente a la pública. Cada mandato hemos hecho unos 400 pisos en Cornellà. Lo que hace falta para hacer vivienda es recortar tiempos en la producción: hoy en día un piso se construye, entre unas cosas y otras, en 12 años… No puede ser.
Hay que transferir más responsabilidad a los gabinetes técnicos que diseñan los proyectos de construcción y agilizar la construcción. De hecho, en el área metropolitana actualmente hay capacidad para construir 4.500 pisos. Estamos a la espera de que la Generalitat concrete el procedimiento a seguir para llevarlo a cabo.
Al centro comercial Llobregat Centre, cerrado desde enero de 2023, ¿qué futuro le espera? ¿Se construirá vivienda pública?
Hemos aprobado un inicio de planeamiento para hacer 300 pisos destinando un 40% a la vivienda protegida. Ahora nos encontramos en el proceso de modificación del suelo para acelerar al máximo los trámites, que podrían alargarse cuatro años.
La cuestión de la seguridad es otra de las grandes preocupaciones en el área metropolitana. El último Balance de Criminalidad indica que los delitos en la ciudad han descendido más del 10%. ¿Cuál ha sido la fórmula?
Nosotros llevamos muchos años destinando medios a ello porque intuía que podía haber un problema y decidimos anticiparnos. Hace años que organizamos controles conjuntos entre Mossos d’Esquadra, Policía Nacional, Guardia Civil y Guardia Urbana que posteriormente han sido replicados en otros municipios. Pero es importante tener en cuenta que una persona puede desvalijar 20 coches en una noche y cargarse todas las estadísticas. Yo no bajo la intensidad de mi trabajo basándome en sí los datos mejoran o no… Tus actuaciones tienen que ver con los recursos que tienes.
Muchos municipios metropolitanos, así como Barcelona, se han quejado de forma reiterada en el último año de la falta de herramientas para combatir la multirreincidencia. ¿En Cornellà existe esta problemática?
Hubo una modificación del PSOE a petición nuestra que se ha quedado insuficiente por los recursos. Repito lo de siempre: es importante dotar de más juzgados a las ciudades porque no tienen medios suficientes para hacer juicios rápidos. Por otro lado, tenemos que hablar de la seguridad con cautela y prudencia, porque a veces hacemos manifestaciones que sin querer exageramos la situación. Vivimos en una sociedad donde se ha hecho del miedo un negocio. La gestión de la seguridad tiene que ir acompañado del principio de la cautela.
¿El factor Parlón –la consejera de Interior de la Generalitat– va a ser determinante?
Ella conoce la realidad perfectamente y sabe que es compleja. La política de la seguridad en Catalunya tiene dos ámbitos diferenciados, a mi juicio. Uno de proximidad, donde Parlón es una gran garantía, y otro sobre la modificación de la delincuencia internacional. Dos retos importantes que confío en que Parlón podrá corregir.
El área metropolitana es deficiente en cuanto a la movilidad. ¿Cree que en este aspecto se debe ser más ambicioso? ¿Qué papel tiene el AMB en esta transformación para romper con el actual sistema radial?
En este ámbito trabajamos con lo deseable y lo realizable. Lo deseable para todos es una gran infraestructura ferroviaria, pero no nos engañemos, eso tiene un ritmo y un coste. Ahora el reto es formular una nueva relación de movilidad entre los municipios del Vallès y del Baix Llobregat. Así como el de revisar el sistema actual gestionado por Moventia, Avanza, Monbus y Tusgsal para atender mejor las demandas de los ciudadanos. Es gratis pedir, pero cuando pones en marcha algo tienes que tener la seguridad de que lo vas a poder defender. Aún hay mucho camino por recorrer.
¿Y es gratis el hablar de abrir a más municipios el área metropolitana?
Probablemente yo tenga una sobredosis de realidad. Sé lo que ha costado constituir el área metropolitana de Barcelona. Los Ayuntamientos que formamos parte ponemos dinero para el AMB, que se financia con recursos de la Generalitat, impuestos y las aportaciones de los consistorios. Es como formar parte de un club donde diferentes socios conviven con un equilibrio económico. La gente cree que se trata de una sociedad en la que recibes sin aportar y no funciona así, la realidad es otra. Lo que creo es que no es oportuno hablar de ampliación del AMB.
Después de lo ocurrido en tantos gobiernos socialistas, en el que renuncian a mitad de mandato para pasar su relevo a un predecesor, ¿es esta la última legislatura de Balmón o aún no se plantea este escenario?
Balmón, por suerte, tiene muchos sustitutos y sustitutas. Siempre digo que “me siento en un viaje de ida”, no es una frase mía, es de Ricardo Darín, pero me parece muy apropiada. Estar aquí no es una obligación, sino una responsabilidad y lo importante es no defraudar. Me apasiona mi ciudad y la política metropolitana. Puedo hacer más en estos ámbitos.
¿Y cómo conseller de Territori?
Como eso no se va a dar… Me siento cómodo y respetado. Pero también entiendo que soy hombre de partido y como tal estoy a disposición de él, siempre lo he estado y estaré; pero entre todos hemos entendido lo que puedo aportar y ayudar y Catalunya necesita diferentes ámbitos de gestión.