Viladecans clama por una residencia pública tras perder el 50% de las plazas del Frederica Montseny
En el municipio metropolitano solo quedan pequeños centros en manos de empresas privadas, con muy pocas plazas concertadas
Viladecans pide con urgencia una residencia pública para personas de la tercera edad. El municipio del Baix Llobregat ha visto como sus mayores se están quedando sin plazas de un centro público después de perder de forma progresiva las 102 que se ofrecían hasta hace poco en el Centro Sociosanitario Frederica Montseny.
En el municipio únicamente hay este centro, administrado por el Departament de Drets Socials de la Generalitat de Catalunya, que ha decidido transformarlo en un equipamiento sociosanitario en los próximos dos años.
Con ello, Viladecans queda huérfano de plazas públicas de residencia, ya que únicamente quedarán pequeños centros en manos de empresas privadas y con muy pocas plazas concertadas. Es por ello que el Ayuntamiento pide construir una residencia pública.
La Generalitat opta por eliminar las plazas
En verano de 2023, la Generalitat decidió optar por otro modelo de gestión para el Centro Sociosanitario Frederica Montseny. El plan del gobierno de Pere Aragonès fue eliminar estas plazas del servicio de residencia y de centro de día, para dejarlo en un centro sociosanitario y hospitalario de día.
Fuentes municipales han explicado a Metrópoli que el Ayuntamiento no tiene la capacidad para absorber las plazas públicas que se han reducido y que se quieren eliminar.
El consistorio ya pidió durante el pleno del pasado mes de febrero más inversión a la Generalitat de Catalunya, que es quien tiene las competencias en esta materia. El pleno solicitó, con la abstención de ERC, un millón de euros al gobierno autonómico para paliar los efectos de la reducción de plazas públicas del centro.
La nueva residencia fallida
En 2023, los presupuestos que pactaron PSC y ERC incluyeron el compromiso para construir un nuevo centro para mayores en el municipio.
La oposición de los comunes por el Hard Rock y el resto de grupos no permitieron sacar adelante las nuevas cuentas, y Aragonès optó por un adelanto electoral, por lo que todo quedó en papel mojado.