Imagen de archivo de la cuenta de Instagram del Bar Pubill
El pequeño pueblo de Barcelona que muchos visitan porque se come muy bien: comida catalana, calidad y buen precio
Carme, un rincón escondido entre montañas a solo una hora de Barcelona, conquista a quienes buscan comer bien sin gastar mucho
El tesoro gastronómico más antiguo de Barcelona: un restaurante con 200 años que cocina los mejores caracoles
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A apenas una hora en coche de Barcelona, entre montañas, bosques y caminos rurales, se encuentra Carme, un pequeño pueblo de la comarca de Anoia que no llega a los 800 habitantes.
Aunque es prácticamente desconocido para el gran público, se ha convertido en un destino cada vez más popular entre los amantes de la buena comida catalana.
Imagen de archivo de un plato de comida del Bar Pubill
Sin aglomeraciones, sin turismo masivo y sin prisas, Carme conserva el encanto de los pueblos de antes.
Calles tranquilas, vecinos que se conocen por el nombre y un ritmo de vida pausado que invita a quedarse. Pero lo que realmente atrae a muchos visitantes es su excelente propuesta gastronómica.
Comer como en casa: menú completo por menos de 15 euros
En Carme no encontrarás gastrobares ni restaurantes de diseño. Lo que hay es el Bar Restaurante Pubill, un local sencillo y acogedor donde se cocina como antes: con productos frescos, recetas tradicionales y mucho cariño.
El menú diario cuesta entre 12 y 15 euros e incluye primer plato, segundo, postre, pan y bebida. Y los fines de semana, la carta sube de nivel con platos más elaborados, sin que el precio supere los 20 euros. Todo está hecho al momento, sin florituras, con el sabor de siempre.
Imagen de la cuenta de Instagram del Bar Pubill
Sabores auténticos de la cocina catalana
En el Pubill mandan los platos de cuchara y la cocina de proximidad. Entre sus especialidades destacan los canelones caseros, el estofado de ternera, los caracoles a la llauna, el conejo al ajillo y el bacalao con alioli.
Las carnes a la brasa se sirven con guarniciones generosas, y no faltan el pan de payés, el aceite virgen extra ni las verduras frescas de temporada.
Imagen de archivo de un plato de la cuenta de Instagram del Bar Pubill
Buena parte de los productos proceden directamente de la comarca, lo que garantiza sabor, frescura y apoyo al comercio local. Es una cocina sin artificios, pero con alma.
Un entorno natural perfecto para desconectar
Carme no solo es comida. También es un lugar perfecto para respirar aire puro y reconectar con la naturaleza.
Desde el centro del pueblo parten rutas de senderismo y ciclismo que recorren paisajes rurales, bosques mediterráneos y caminos de tierra.
Jóvenes felices en plena naturaleza
Aquí todo va despacio. El tiempo parece detenerse, y eso forma parte del encanto. Es uno de esos lugares donde aún se puede escuchar el silencio y ver las estrellas de noche.
Cómo llegar a Carme desde Barcelona
Llegar a Carme es fácil. En coche, el trayecto desde Barcelona dura poco más de una hora. Solo hay que tomar la A‑2 hasta Igualada y después continuar por la C‑37 y la BV‑2131. El paisaje acompaña durante todo el camino.
También es posible ir en transporte público. Desde Plaça Espanya, el tren de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) llega hasta Igualada. Desde allí, un autobús de la línea L0220 conecta con Carme en unos 30 minutos.
Un pueblo sin filtros, con sabor auténtico
Carme no suele aparecer en las guías de “pueblos con más encanto”, y quizás ahí radique su mayor virtud. Es un lugar sin filtros, sin postureo y sin artificios. Todo es real: la comida, la gente, el paisaje. Aquí se viene a comer bien, desconectar y sentirse como en casa.
Si estás buscando una escapada diferente, sabrosa y asequible, apunta este nombre. Y si decides ir en fin de semana, mejor reserva mesa en el Pubill. Porque quien lo descubre, siempre repite.