La expansión de las cafeterías Vivari parece no tener límites. La cadena de macropanaderías del empresario chino Yongmao Ji, quien ostenta más de un centenar en Barcelona, ha llegado hasta Igualada.
Lo ha hecho en el número 78 de la calle de la Aurora, donde hace unas semanas, neones negros y amarillos presiden una de las esquinas más caras de la plaza de Cal Font. Se trata del primer Vivari en la ciudad, de unos 246 metros cuadrados y abierto a escasos 70 metros de Granier, otra conocida franquicia de pseudofleques.
La peculiaridad de esta apertura es que lo ha hecho –para disgusto de los vecinos– sobre los cimientos del Pedraforca, una tienda de ropa, calzado y accesorios deportivos abierta desde 2002, tal como ha confirmado el Ayuntamiento de Igualada a Metrópoli. Según ha podido saber este medio, el establecimiento lo regentaba una conocida familia de la ciudad, al frente también del gimnasio de la plaza.
El cierre de este negocio familiar ha sorprendido a los vecinos de Igualada y evidenciado, una vez más, la pérdida de identidad comercial que sufren muchos municipios ante la llegada de grandes empresas que, además, recurren a prácticas de competencia desleal.
Sin licencia de actividad
Lo más curioso de esta apertura es que Vivari no ha necesitado una licencia de actividad para poder abrir en Igualada. Según han explicado fuentes municipales a este medio, lo han hecho mediante lo que se conoce como actividad comunicada, un trámite administrativo que permite iniciar una actividad económica, como la apertura de un establecimiento, mediante una comunicación previa en lugar de solicitar una licencia.
Este procedimiento se aplica a actividades de bajo impacto y se diferencia de una licencia normal porque la actividad puede iniciarse inmediatamente después de presentar la comunicación.
Nueva cafetería Vivari en Igualada, abierta en la plaza de Cal Font
Sin embargo, y según ha precisado el Gremi de Restauració a este digital, el ayuntamiento tiene el deber de verificar posteriormente el cumplimiento de la normativa. “Es una legislación europea vigente desde hace más de diez años y que se aplica especialmente en el sector comercial”, detallan los mismos.
Las macropanaderías como Vivari son un ejemplo de comercio que se acoge a este reglamento, ya que operan como ‘establecimiento comercial con zona de degustación’.
“Esta es una normativa a la que nos oponemos porque otorga una ventaja a este tipo de negocios”, lamentan desde el Gremi, que señalan que, sin embargo, un bar o un restaurante sí debe presentar una licencia, cuando en muchos casos este tipo de cafeterías ofrece servicios idénticos.
Competencia desleal
Vivari es la cadena de pseudofleques con mayor despliegue en Catalunya. Cuenta con más de 120 locales, de los cuales un centenar se concentran en la capital. Este gigante de las macropanaderías lleva tiempo en el punto de mira del Gremi de Restauració de Barcelona: la empresa incumple varias cláusulas de la normativa municipal, lo que convierte en desleal toda la competencia que pueden ejercer frente a otros locales de restauración.
Una de ellas es el aforo, que pese a que la ley de comercio limita a 30 metros cuadrados la superficie de degustación de los locales –equivalente a 20 sillas–, muchos de ellos superan con creces estos parámetros, por lo que no se considera actividad comercial.
La venta de bebidas alcohólicas es otra de las normas quebrantadas por las macropanaderías como Vivari. También sirven ensaladas o menús del día, una fórmula que solo puede ofrecerse en locales de restauración, no en aquellos de especialidad panadera.
Los principales damnificados son los mismos trabajadores, que pese a realizar tareas similares a las de un restaurante, cobran 407 euros mensuales menos que un camarero de un bar. Aunque en 2023 el Gremi interpuso una denuncia por ello, nada ha impedido su expansión, cada vez más notoria en la capital catalana –y en los municipios de su alrededor–.
