El pueblo medieval de Mura en una imagen de archivo

El pueblo medieval de Mura en una imagen de archivo Freepik

Gran Barcelona

El pueblo medieval más bonito para pasar la Navidad cerca de Barcelona: un viaje al pasado entre calles empedradas

Sus estrechas callejuelas, las casas de piedra con tejados inclinados y la iglesia románica que corona el núcleo urbano parecen detenidas en el tiempo, ofreciendo una experiencia que mezcla historia, cultura y naturaleza

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Cuando llega diciembre y las luces comienzan a teñir de dorado las calles de Catalunya, hay un pequeño municipio de montaña que se convierte en uno de los destinos favoritos para familias, excursionistas y amantes de la Navidad en estado puro. A solo una hora de Barcelona, Mura, una localidad medieval incrustada en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, vuelve a colocarse entre los pueblos más especiales del invierno catalán.

Sus calles empedradas, la calma que se respira entre casas de piedra centenaria y la silueta del conocido monasterio románico de la Mola, visible desde distintos puntos del valle, hacen que este rincón del Bages se transforme en una postal perfecta durante las fiestas.

Un pueblo que revive en diciembre

Con escasos 200 habitantes y un trazado urbano que apenas ha cambiado en siglos, Mura ofrece en invierno una atmósfera que recuerda a los antiguos pueblos de montaña: chimeneas encendidas, silencio al caer la tarde y el aroma a leña mezclado con el de los bosques húmedos que rodean el municipio.

Calles de Mura en una imagen de archivo

Calles de Mura en una imagen de archivo Turismo de Catalunya

Sin embargo, con la llegada de la Navidad, el pueblo cambia de ritmo. Calles, plazas y fachadas se convierten en un recorrido artístico al aire libre protagonizado por los tions de Nadal, que habitantes y entidades locales transforman en personajes fantásticos: desde criaturas míticas hasta músicos, pastores o figuras del folclore catalán. Una exposición que crece cada año y que se ha convertido en el sello inconfundible de Mura.

Patrimonio románico entre montañas

Más allá del ambiente festivo, Mura conserva un patrimonio que sorprende incluso a quienes llegan sin expectativas. La Iglesia de Sant Martí, situada en la parte alta del núcleo, es uno de los tesoros mejor conservados. Su estructura románica —formada por distintas naves construidas entre los siglos XI y XVII— muestra la evolución arquitectónica del templo a lo largo de casi un milenio.

Muy cerca, y rodeada de senderos que conducen a cuevas, fuentes y pequeñas masías, se encuentra la Cova de Mura, una cavidad de acceso restringido que puede visitarse con reserva previa. Fue descubierta por un agricultor y, aunque modesta en dimensiones, conserva formaciones que atraen a espeleólogos amateur y curiosos.

Cueva de Mura

Cueva de Mura Ayuntamiento de Mura

Rutas, miradores y un enclave de película

A unos minutos del núcleo urbano aparece uno de los reclamos más singulares de la zona: el Puig de la Balma, una masía del siglo XII literalmente encajada bajo un enorme acantilado. El conjunto, aún gestionado por descendientes de su familia fundadora, incluye un pequeño museo etnográfico, una capilla del XIV y un alojamiento rural que permite dormir bajo la roca, protegido del viento y del frío.

El lugar alcanzó notoriedad tras ser uno de los escenarios principales de la película Pa Negre, lo que consolidó su fama como enclave cinematográfico. Hoy, muchos visitantes aprovechan la excursión a Mura para completar el recorrido con este punto histórico.

Casa Museu Puig de la Balma a Mura

Casa Museu Puig de la Balma a Mura Ajuntament de Mura

Navidad en estado puro

Durante un mes completo, Mura celebra la Festa del Tió, una tradición que aquí adquiere dimensiones insólitas. Los troncos decorados se esparcen por cada rincón del pueblo y forman un itinerario que familias enteras recorren en busca de su personaje favorito. Los visitantes pueden votar por el “Tió del año” y participar en actividades infantiles, talleres y puntos de degustación de productos locales.

El municipio recomienda evitar las horas centrales del día durante los fines de semana, ya que la afluencia suele multiplicarse. Aun así, la localidad mantiene su espíritu tranquilo: nada parece sacudir esa sensación de viaje al pasado que tanto seduce a quienes llegan buscando desconexión.

Con su mezcla de historia, naturaleza y fantasía navideña, Mura vuelve a consolidarse como uno de los pueblos más bonitos para pasar la Navidad cerca de Barcelona. Un destino que, pese a su tamaño diminuto, ofrece una experiencia que combina tradición catalana, paisaje de montaña y un espíritu festivo que conquista a pequeños y mayores.