Sucesor natural de Xavier Trias, Joaquim Forn (Barcelona, 1964) vive en una trinchera permanente contra el Gobierno de Ada Colau. Su posado es el de haber sido designado por sorpresa, pero hoy por hoy da el rostro a una alternativa política. De experiencia, le sobra. Si bien pocos pueden decir que han sido mano derecha de un alcalde, Forn sí puede. Junto a él repasamos el futuro de su partido, la conexión del tranvía y los problemas de la vivienda, entre otras cuestiones.

¿Han sido los dos años con más gesticulación política, tanto por el Gobierno municipal como por la oposición?

Quien tiene que gobernar y quien tiene que hacer acción es el Gobierno. Nuestro campo de actuación es mucho más limitado. Quien ha de marcar la línea de responsabilidad es el ejecutivo y aquí hay excesiva gesticulación. Lo único que hemos visto es la paralización de proyectos que venían de nuestra época que por el simple hecho que fuesen nuestros ya los han considerado malos. Le pesa mucho la ideología. Han hecho más un cambio de discurso en lugar de real.

Si hubiesen nuevas elecciones todo apunta a que el consistorio continuaría muy fragmentado. ¿Qué fuerzas políticas ve más cercanas para pactar?

Nosotros cuando ganamos las elecciones fue con 14 regidores y siempre necesitábamos de algún partido para hacer pactos importantes con el PP o el PSC, así com la mayoría de veces con ERC. La dinámica del Ayuntamiento no debería de ser como la del Parlament de Catalunya. Allí se presta a un debate ideológico más grande, mientras que aquí hay una parte mucho más importante de gestión basada en el consenso

¿Usted está preparado para ser el líder del PDeCAT en las próximas elecciones municipales?

Eso no lo tengo que decir solo yo, sino que se debe abrir un proceso de primarias en el que los militantes tendrán que decidirlo.

¿Qué le parece parece que empiecen a sonar nombres como Santi Vila, Ferran Mascarell o incluso Pilar Rahola?

Algunos ya se han autodescartado y otros han dicho que les gustaría. Desde la óptica de partido es bueno. ¿Lo contrario de esto qué sería? ¿Que nadie quisiera presentarse? Me preocuparía más que no hubiese nadie que se quisiera presentar y que viesen que esto está perdido y que no hay forma de combatir la actuación y el discurso de Barcelona en Comú y de Ada Colau.

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Sin embargo, en el caso del PDeCAT existe la ocasional disyuntiva entre grupo municipal y cúpula. Por ejemplo, ustedes se muestran contrarios a la unión del tranvía por la Diagonal, mientras que Artur Mas o Carles Puigdemont la han avalado. ¿Se sienten desautorizados?

Esto no es bien bien así, aunque se haya vendido así. Si mira el protocolo entre la Generalitat y el Ayuntamiento verá que se proyecta la conexión, pero el mismo texto dice que el 'por dónde' es decisión del municipio. En nuestro programa hablábamos de la conexión del tranvía, pero nosotros creemos un error conectarlo por la Diagonal.

Piden informes reiteradamente.

Aquí lo que vemos es que se plantea como una cuestión ideológica. Criticamos mucho los estudios que vienen a justificar el paso del tranvía por la Diagonal porque son incompletos. Y ahora preguntémonos en base al retorno social que puede tener: ¿No es prioritario acabar la L9 del metro? ¿No es prioritario invertir en Rodalies? El dinero no es ilimitado...

En ocasiones utilizan la consulta que hizo el exalcalde Jordi Hereu como contraargumento a la conexión del tranvía. ¿Qué legitimidad puede tener hoy una consulta que se hizo hace siete años, en la que solo participó el 12,17% del censo y en la que su pregunta no hacía referencia al tranvía?

Si ven mis intervenciones nunca he puesto el peso en esta consulta. Fue importante y el resultado fue aclaparador en contra de las propuestas del Gobierno, que sí incluía el tranvía. También es verdad que no se planteó una pregunta de '¿quiere tranvía? ¿Sí o no?'. Yo no pongo sobre la mesa este argumento, sino que pregunto cómo se conseguirá la velocidad comercial del tranvía de 17 km/h de media, cómo terminará por afectar a los 17 cruces perpendiculares y por dónde pasaran los coches que se sacarán de la Diagonal. De hecho ni se ha calculado la contaminación que se generará al derivar el tráfico por el Eixample.

De aquí a unos días el 'top manta' volverá a salir a la palestra como problema de Ada Colau. ¿Por qué insisten en el tema si el exalcalde Xavier Trias tampoco pudo solucionarlo?

Nunca hemos negado que hubiese top manta, pero los datos son los datos. Antes habían unas 300 – 350 personas y en estos momentos estamos hablando de 1.000. Un error que cometió Colau a principio de mandato fue disminuir la presión sobre el top manta. Nosotros no lo acabamos, pero había una presión constante en la calle. En nuestros primeros 15 días ya presentamos una operación con 40 agentes de la Guàrdia Urbana dedicados exclusivamente a perseguir y conducir el tema.

Pero el problema no está en la calle.

También fuimos a los almacenes de distribución. Teníamos que ir subiendo el nivel. Pero ahora aquí llevamos año y medio sin que se haga absolutamente nada. Es escandaloso; se ha desmadrado. Las medidas para intentar reinsertar laboralmente a estas personas también las hicimos. Costaba mucho, pero no hay una solución. La única solución al top manta es la presión policial. De hecho es competencia directa a los comerciantes y a la gente que paga impuestos.

Al comercio de proximidad qué le hace más daño: ¿el 'top manta' o las ampliaciones de grandes superficies como Les Glòries o el Heron City que aprobaron en su mandato por silencio administrativo?

En esto hay comerciantes para todos los gustos. Por ejemplo, los comerciantes de la carretera de Sants vieron como una oportunidad la obertura del centro comercial de las Arenas. Ellos decían: esto será un punto de atracción y nosotros tenemos que ser lo suficientemente espabilados para aprovecharlo. La gran mayoría de estas superficies son de época del PSC y ICV. Tampoco diré que nosotros estuviésemos en contra. Pero cuando hay crisis hay muchas cosas que le hacen daño a un comerciante. Ahora bien, hay que destacar otra cosa: el no saberse adaptar a las demandas de los propios usuarios.

Podemos suponer que usted es una persona que está por el turismo sostenible.

Es una de aquellas cosas en las que todo el mundo te dirá que está de acuerdo.

En los últimos meses de su mandato se aprobaron 74 licencias para nuevos establecimientos hoteleros. ¿Esto es compatible con el turismo sostenible?

Yo creo que sí. Nosotros pusimos la primera moratoria, la cual fue la que se encontró el actual Gobierno. También hicimos un plan de usos que ya no dejaba construir más hoteles en determinados espacios de Ciutat Vella. Ahora, podemos discrepar de dónde se tiene que hacer este crecimiento. Hemos de tener en cuenta qué hace la gente cuando no encuentra habitación en un hotel. ¿Dónde se van? A apartamentos turísticos. ¿Alguien se ha preguntado por qué en 2016 la demanda a Airbnb ha crecido un 40%?

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Cuando ustedes trasladaron la sede del Instituto de Mercats Municipals de Barcelona (IMMB) del edificio de la Vila Olímpica a su nuevo emplazamiento, ¿no podrían haber negociado con el promotor al que dieron la licencia del albergue para evitar el actual conflicto social?

Sí, pero esto también respondía a un plan urbanístico que no era nuestro, sino del PSC. Nosotros dimos la licencia porque se tenía que dar. Lo que no sirve es engañar a la gente, vendiendo motos cuando se sabe que es imposible. Si no le dábamos la licencia habríamos prevaricado. No se puede hacer demagogia sobre cosas que quedan muy marcadas por la ley. Encima, lo que terminas creando es inseguridad jurídica y provocas miedo entre los inversores.

Suelen reprochar a Colau que no ha conseguido poner fin a los desahucios y que los alquileres no han dejado de crecer, pero la competencia corresponde a la Generalitat donde es el PDeCAT quien forma parte del Gobierno, y del Estado, donde su partido ha impulsado hace escasas semanas el desahucio exprés para inquilinos en situación de vulnerabilidad.

Esto no es para las personas vulnerables, sino para los okupas con 'k'. Es muy distinto. Para mí es absolutamente escandaloso ver cómo gente que está acabando de pagar una hipoteca de un piso en construcción, le entra un ocupante y ya no lo puede echar fuera. La ley va en esta línea.

Usted dice que son okupas con 'k', pero la mayoría de casos en Barcelona son ocupas con 'c' de personas que han sido desahuciadas y no encuentran sitio donde vivir...

Pero esto no sucedía en nuestra época.

Ocupas con 'c' también los había con Trias.

Una persona vulnerable que ha estado desahuciada nunca ha estado en la calle. Y, si no, que nos traigan una. Actuaban los servicios sociales.

Traslademos la cuestión jurídica a la calle. ¿Qué alternativa se le puede dar a las más de 100 familias que ocupan pisos en la Trinitat Vella?

La única solución es a medio y largo plazo. No hay una solución definitiva de hoy para mañana.

¿Y de hoy para mañana qué van a hacer estas familias?

Estas personas que están ocupando pisos segurísimo que tienen asistencia social y que sus hijos van al colegio. ¿Y quién permite esto? Las administraciones. Lo que yo digo es que no se les podrá buscar una vivienda definitiva hasta que no estén estas viviendas. ¿Hay solución mágica? No. ¿Tú mañana les puedes prometer? No les puedo prometer. Ni ahora, ni de aquí a dos años.

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