Hay Reyes y Reyes. Los hay magos y los hay quienes reciben un amago. Unos son recibidos con la llave de la ciudad y otros como atletas olímpicos. La profesional a sueldo público para mostrar estas distinciones reales es la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Una cabalgata de corazones por la paz y en recuerdo de unas víctimas por el terrorismo. Un luto iluminado acompañado por cinco jaimas y carrozas que repartieron hasta 7 toneladas de caramelos. Colau, de heroína enmascarada anti-desahucio a dama de la hospitalidad. Pan y sal, símbolos de bienvenida a la ciudad. A la llegada de los Reyes Magos de Oriente, Colau anunciaba “queremos acoger y todo son bienvenidos”. Discurso político no resuelto si se refería a las decenas de refugiados que han llegado a la ciudad para alojarse en unos pisos que, pese a la intención de la alcaldesa y el esfuerzo de su equipo, no, no han estado a la altura de la dignidad de unas personas que su grupo ha defendido siempre.

Ni los pisos, ni los protocolos de reagrupación que necesitan el visto bueno y el sello municipal. Si el Rey Mago al que acompaña en la foto lo supiera, quizá le haría competencia como actriz o, quizá, le ha traído carbón porque es Mago, pero Rey, un estatus que, pese a que no le guste a la alcaldesa, le evade de cualquier crítica porque todos lo reconocen como tal aunque nadie lo ha elegido así.

CRÍTICA AL MENSAJE NAVIDEÑO DE FELIPE VI

Día de Reyes y de reflexión. Si ha coincidido o no lo que la alcaldesa ha podido pedir a su Rey Mago, ella sabrá pero el deseo que emitía en su carta al Rey atleta recibió un mensaje de prudencia, como el de paz y bondad que anunciaban los Magos justo a llegar al puerto de Barcelona. “Indigno de un jefe de Estado y sin ninguna solución”, así expresaba la alcaldesa en su Twitter la respuesta del monarca olímpico sobre el mensaje navideño de su Majestad, Felipe VI.

Pan y sal, tradicional rito pagano y posteriormente, monoteísta para dar la bienvenida pero desde luego, no es abundante, como sí ha sido el refrigerio que cientos de niños han podido preparar por la noche para sus estimados Reyes Magos. Otros niños no han tenido la oportunidad porque todavía un 15,4% de los barceloneses vive en riesgo de pobreza.

Que 2018 sea un año para la metamorfosis, no de la alcaldesa, que no se define en ningún estilo y ha dicho que tampoco le interesa, si no el de las políticas públicas. Que el desarrollo social y económico venideros incluyan a todos, pese a que sólo la elegida cabalgue en un rolls-royce con un señor que reconocemos Rey.

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